Dentro de los muchos dones que tienen las mascotas, pareciera que son inmunes a casi cualquier problema y que su salud está puesta a prueba constantemente por la naturaleza. Perros y gatos son capaces de utilizar sus sentidos y su cuerpo de un modo que para un humano sólo sería posible con un profundo entrenamiento o un don sin igual: saltar varios metros por encima de su tamaño, escuchar sonidos imperceptibles y caminar como si tal cosa por superficies áridas o agrestes, sin que parezca que les importe o afecte lo más mínimo. Pero las mascotas no son súper héroes, también padecen las inclemencias del tiempo y la temperatura, y sí: también pueden resfriarse.
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El resfriado común se contrae por perros y gatos, no tanto cuando están expuestos a unas temperaturas especialmente bajas, sino cuando experimentan un cambio brusco de temperatura y su cuerpo no ha sido capaz de amoldarse. Ese contraste pronunciado de temperatura hace que el frío les afecte más y que se resfríen, lo cual es un proceso diferente a contraer la gripe, que es en sí mismo un proceso viral con una sintomatología algo diferente y con un índice de contagio relevante que deberíamos evitar.
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¿Cuándo se resfría una mascota?
Lamentablemente las mascotas no son capaces de hablar, y aunque pudieran, no son conscientes de que lo que les ocurre es un resfriado. Todo el peso de identificar qué les ocurre recae sobre nuestras espaldas, como dueños debemos estar atentos por un lado a que no estén expuestos a situaciones adversas que provoquen este resfriado y, una vez contraído, identificarlo y paliarlo.
Estamos precisamente en una época muy dada a este tipo de situaciones, en la que dentro del hogar la temperatura puede ser media o incluso de calor, y en la calle encontrarnos con un clima invernal con el que ni siquiera contábamos. Los seres humanos contamos con la ropa para amortiguar el impacto del frío en el exterior, y acompasar el calor que sentimos en el interior con la temperatura que experimentamos en la calle, por eso no es recomendable quedarnos con el abrigo puesto en interior si vamos a salir a la calle, porque podríamos sumar grados a nuestro cuerpo estando en casa y esa diferencia ser más pronunciada al salir a la calle. Los perros viven una situación similar, sin embargo la ropa es su pelo, no pueden quitárselo como nosotros con la ropa.
A priori, los perros no cuentan con el apoyo de la ropa, su piel y manto de pelo les debe ayudar a resistir el frío exterior, sin embargo es cierto que hay perros que por su genética no están preparados para permanecer indemnes en ambientes fríos (husky o chow chow) y otros que padecen con enorme gravedad las temperaturas bajas (beagle o basset hound). La gran medida a tomar es regular la temperatura de nuestro hogar para que nunca haga un calor que resulte excesivo, porque entonces el impacto al salir al exterior será mayor. Si por norma en pleno otoño e invierno estamos en casa en manga corta, probablemente estemos abusando de la calefacción y eso se traduzca en un choque térmico para nuestra mascota al salir a la calle.
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Síntomas del resfriado
No cabe duda de que la probabilidad de que los perros se resfríen es infinitamente mayor a la que padecen los gatos, pues como hemos comentado antes: el momento en el que esto ocurre es al salir a la calle e impactar contra una temperatura mucho más baja de la que hay en el hogar. Los gatos, al ser animales plenamente domésticos con muy pocas incursiones al exterior apenas tendrán este problema.
Sin embargo, hay dos momentos más en los que las mascotas pueden resfriarse en casa. Además de que la temperatura propia del hogar pudiera ser fría, las mascotas tampoco llevan bien las corrientes de aire que puedan producirse en la casa. Otro punto conflictivo puede ser mal secado del pelo tras un baño. Tanto perros como gatos, una vez que se les asea se les debe secar con secador, especialmente en las estaciones frías, dejar que el pelo se seque de forma natural puede provocar resfriados y, de forma colateral, que se les instale un mal olor en el pelo que tardará días en irse.
Los síntomas del resfriado son, principalmente estornudos, pero también tos y mocos. Verás que tu mascota respira por la boca más de lo que lo hace habitualmente (depende de la raza), incluso que al dormir ronca porque tiene dificultad para respirar. Tener las vías respiratorias impedidas con secreciones nasales y sobrellevar varios estornudos o toses diarias hace que su apetito disminuya y que no tenga ánimo para jugar, se instala en él una especie de cansancio apático que claramente podemos identificar. Estos síntomas son comunes entre felinos y canes, sin embargo en el caso de los gatos hay uno más: conjuntivitis.
Siempre que consideremos que nuestra mascota está atravesando por un proceso vírico o un resfriado común, la mejor opción para paliarlo y hacerlo de forma certera es acudir al veterinario, sólo él puede determinar de forma clara si se trata de un proceso vírico o no y qué tratamiento utilizar para paliar estos síntomas, pues los remedios dependen mucho del tipo de animal, la raza, su historial anterior y el grado de gravedad del resfriado.
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