Hasta cierto punto, convivir con un gato significa admitir que tendrá una forma de comportarse difícil de comprender en ocasiones. Los felinos, aun siendo domésticos, se comportan con rasgos atávicos que les empujan a hacer cosas que a nosotros nos parecen en todo punto incomprensibles e incluso dañinas contra el hogar, como tirar cosas desde lo alto o dañar los muebles. ¿Qué motivo pueden tener para hacer algo así?
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Los gatos necesitan afilar sus uñas y lo hacen con todo aquello que encuentran, pero es preferible si se asemeja en algo a la corteza de un árbol. El sofá, probablemente, sea uno de los muebles más parecidos a los árboles que podrán encontrar en el hogar, pues tiene la suficiente consistencia pero a la vez no está lacado ni es macizo, como otros elementos del hogar, por lo que es posible clavar las uñas en el tapizado, rasgando la parte textil, lo que genera una sensación de regocijo en el animal y ayuda a que sus uñas estén más afiladas.
Cuando un gato se afila las uñas está realizando un ejercicio que generalmente se asemeja a amasar, lo que hace que estire su musculatura, esto le resulta placentero y a la vez es bueno para su flexibilidad. Cuando las uñas se afilan, el felino se desprende de las células muertas. Todo ello, en suma, son cuestiones necesarias de imposible prohibición a menos que le demos una opción para realizarla de otra forma menos agresiva contra nuestros muebles.
Pero arañar el sofá o un árbol, no es sólo una cuestión práctica para afilar las uñas, también tiene una función de advertencia territorial, pues estas marcas son propias, son sus huellas, y denotan que el espacio está colonizado y controlado por él. Además, en el acto de rasgar también puede darse la impregnación de hormonas, lo que hace que sea un punto clave de advertencia para otros gatos y que les ponga sobre aviso de que este lugar ya tiene dueño, y que no será pacífico si entran en conflicto de espacio.
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Métodos para disuadir al gato
Adiestrar a un gato en ocasiones no es tarea fácil, por su carácter independiente y esquivo probablemente haya que insistir con varias alternativas. Lo principal es ofrecerle otras opciones para arañar, sabiendo que él no va a cejar en el intento de afilarse las uñas y de marcar el territorio, si el objeto de sus arañazos no es un mueble habremos conseguido nuestro cometido. Un rascador es la alternativa, existen en el mercado todo tipo de éstos, pero uno muy práctico puede ser el que tiene forma de caja de cartón, pues lo puedes mover a donde quieras y ocupa poco espacio, pero los hay con forma de refugio, torre gatera o superficie con formas diversas.
Para que un gato se vea interesado en un nuevo rascador es importante que éste se sitúe en una zona relevante de la casa, no sirve con dejarlo a su disposición dónde no moleste, sino que debe resultar atractivo para el gato, pues para él es un símbolo de su liderazgo en la casa: el salón suele ser la zona preferida, un lugar de paso y de concentración de la actividad del hogar, por eso el sofá es tan codiciado, pues alrededor de este mueble se organiza la vida diaria de todos. Para hacer más atractivo este nuevo objeto se valorará especialmente que sea estable, es decir, que permita ser arañado sin desplazarse en demasía (como lo haría un árbol) y si tiene una superficie alta estaremos consiguiendo un pleno, por eso las torres gateras con rascador son tan codiciadas por los felinos, porque permiten hacer a la vez dos de sus obsesiones más interesantes: no estar a nivel del suelo y poder arañar sin límite.
Para que el gato se sienta atraído por el rascador es útil que tratemos de rociarlo con las feromonas de nuestro animal, para ello tomaremos con cuidado al gato y pasaremos sus patas delanteras por la superficie del rascador, con esa acción podemos liberar sus propias feromonas, y eso contribuirá a que él desee continuar con el trabajo iniciado. Además, puede ser necesario rociar con un espray que neutralice ese efecto de sus feromonas en el sofá. Cuando el gato perciba otro olor en el mueble lo sentirá como ajeno y sentirá cierto rechazo, prefiriendo el rascador, que ya tendrá su huella aunque aun sea leve.
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Otro posible motivo para rascar el sofá tiene que ver contigo
Si tu gato pasa mucho tiempo solo a lo largo del día, es probable que haya desarrollado aburrimiento y como consecuencia de éste podrá padecer estrés y ansiedad. Los gatos que viven solos, sin un compañero, y sin la constante interacción de otros seres humanos pueden desarrollar una necesidad más intensa de arañar los muebles, por simple diversión, para romper la monotonía y para descargar la energía que llevan dentro.
Debes de tener en cuenta que estos animales son muy activos, sabes que son capaces de dar excelsos saltos y correr a gran velocidad por la casa, así que el hecho de verse sin nada que hacer durante el día les puede motivar a descargar su aburrimiento y nervios contra el sofá. Para ello te recomendamos que pases más tiempo con él, así como que le facilites juguetes interactivos que puedan suplir tu falta de tiempo y que amenicen un poco su día a día.
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