¿Existen los perros celosos?
Cuando un perro desarrolla celos generalmente es hacia un nuevo ser vivo que se incorpora a vivir en el seno familiar, bien sea un bebé, un adulto humano u otra mascota. Sin embargo nosotros solemos tachar estos celos como si fueran un capricho o una emoción similar a la que como humanos sentimos al vernos destronados. Realmente en el caso de un perro no se trata de una emoción tan ligada a la posesión o a perder el status sino que, como sabes, los canes son animales de costumbres y dentro de la rutina que mantenemos con ellos se genera una percepción única sobre su posición en la jerarquía.
Si has educado bien a tu perro, él debe comprender que su posición es la más alejada al núcleo, es decir, a ti. Por mucho que seáis compañeros inseparables de juegos, que le protejas y que compartáis mucho tiempo, si el perro comprende que es una prioridad llegará a desarrollar el entendimiento de que su posición jerárquica en el hogar es próxima a ti, como líder, y esto es un error que a medio plazo puede generar problemas.
Cuando llega un nuevo ser y hay que buscarle una situación en el “organigrama” doméstico, el perro puede sentir estrés al percibir que las cosas han cambiado, no pasas tanto tiempo con él, hay actividades que antes hacíais juntos que ya no hacéis, y tu preocupación y desvelos los vuelcas en este nuevo ser. No es que el perro desarrolle antipatía por la persona o mascota nueva hacia la que siente “celos” sino que esta rompe unas dinámicas, y le sitúan más lejos de ti. La solución para que esta situación no se dé es mantener siempre clara la línea entre ambos a nivel de jerarquía, y si llega un nuevo ser vivo a la casa, hacer un cambio gradual de rutinas.
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Darle tirones al pasear
Existen varias razones posibles para explicar por qué un perro no camina siguiéndote el paso, ocasiones en las que tanto él se da tirones a sí mismo con la correa como tú, que con el ánimo de que no se entretenga le das un tirón. Lo fundamental es saber que dar tirones al perro no le sirve para aprender y tener en cuenta que será mejor que atienda y camine en línea recta, para él es simplemente una molestia que, además, le genera estrés.
Puede tratarse de que el perro sale con demasiada energía a la calle, muchas ganas contenidas que no le permiten centrarse en el paseo. Puede que el collar le moleste, o que siempre pasee “retenido” y necesite un rato para ser libre. El mejor consejo que podemos darte es que nada más salir a la calle busques un lugar donde soltar a tu perro, que corra y juegue libre, y una vez que ya haya dado rienda suelta a sus ganas de moverse, le pongas la correa, probablemente ahora seguirá el paso. En todo caso: dale premios cada vez que consideres que te sigue adecuadamente, no hay mejor forma de asentar esa mejora.
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Prohibir que ladre (a ti o a otros perros)
Los perros tienen sus propios mecanismos de comunicación uno de ellos se basa en los movimientos de su cola, otro en sus miradas y toques con el hocico. Pero claramente, la mejor manera que tienen de comunicarse es ladrando o aullando. Si te fijas bien, comprobarás que los perros tienen diversos tonos de ladrido y que entre ellos son muy diferentes. Algunos son para llamar tu atención de forma amistosa, para pedirte que hagas o que no hagas algo, para comunicarse con otros perros, para jugar o para advertir de que están poniéndose nerviosos.
Cohibir a un perro de ladrar es una medida contraproducente para su desarrollo. Cierto es que no podemos mantener mucho tiempo a un perro ladrando de forma insistente en medio de una comunidad de vecinos, sin embargo, es un mal hábito censurar al perro y reprenderle a la primera de cambio. El perro debe emitir y graduar el sonido de su ladrido, y para él es fundamental expresárselo, aprender a escucharse y a relacionarse con el ladrido.
Pasar por alto su educación de cachorro
Tendemos a pensar que los cachorros son como niños, y los bebés humanos tardan mucho tiempo en evolucionar de una etapa plenamente dependiente a una más autónoma. Es un error no ponernos manos a la obra con la educación del perro en cuanto éste entra a formar parte de nuestro hogar, tenga la edad que tenga. Los cachorros también deben ser educados, es más: son auténticas esponjas que están especialmente diseñados para adquirir hábitos y aprender del contexto que les muestre su madre o los referentes (humanos) en los primeros meses de vida. Un perro que no haya aprendido a hacer sus necesidades correctamente con ocho meses, tendrá cada vez más difícil el adiestramiento, y así con todo. El mejor momento para iniciar la educación de un perro es en el primer día en el que es destetado, es decir, separado de su madre, pues en esa etapa es ella la que le enseña cómo comportarse a nivel animal y nosotros podemos coger el relevo para mostrarle el mundo humano-can.
Despedirnos al irnos
Uno de los grandes dilemas a los que nos enfrentamos cuando tenemos perro es cómo decirle adiós al salir de casa. ¿Notas que tu perro se intranquiliza cuando te vas? ¿Que te sigue por la casa si ve que coges las llaves y te pones los zapatos? ¿Te rompe el corazón escuchar como ladra cuando sales? Aquí van algunas respuestas a tantas preguntas.
Lo más importante que debes saber es que cuando te vas de casa, lo que el perro piensa sobre la separación no tiene nada que ver con echarte de menos o sentirse traicionado, sino que su mente apela directamente a la supervivencia de ambos: ¿serás tú capaz de sobrevivir sin él? ¿será él capaz de sobrevivir sin ti? Para los perros, mantener unida a la manada es vital para enfrentarse a otros depredadores, conseguir comida y hacer frente a los peligros juntos, no lo puede evitar, la separación siempre les produce esa duda. Sin embargo, los perros no tienen muy buena memoria a corto plazo. Si te vas sin despedirte: ni se dará cuenta de que te has ido. Por eso, no le des más vueltas, si te tienes que ir: vete y no digas adiós. Lo bueno para él es que le acostumbres a percibir que a veces estás y a veces no estás, sin más dramatismo. Los perros no entienden las despedidas, para ellos es un mensaje dramático y contradictorio. Si le acostumbras a que cuando te vas, simplemente sales por la puerta poco a poco dejará de ladrar y de ponerte ojitos de despedida.
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Pide comida, lo pasa mal
Abrir la nevera y ver cómo tu perro se acerca deseoso. Empezar a servir la mesa y tener su presencia más cerca de lo que te gustaría. Estos son síntomas de que tu perro no ha sido bien educado respecto a la comida. En esta cuestión no existen las medias tintas, un perro que recibe comida cuando estás en la mesa es un animal que no va a comprender cuando sí puede pedirla y cuando no. Lo ideal y lo que todos los educadores y adiestradores proponen es que nuestro perro nunca obtenga comida si no es en su cuenco o un premio específico en movimiento. Cuando nosotros comemos podemos sentirnos tentados a que el animal también forme parte de ese ritual, sin embargo el error es darle de nuestra comida. La única forma de que tu perro no sienta ansiedad y te la transmita cuando se trata de la comida es no transgredir nunca esta máxima: el perro no debe obtener comida humana, especialmente cuando los humanos comen. Cierto es que a los perros les puede gustar colaborar del ritual de comer todos juntos, puedes poner su cuenco con comida cerca de la mesa para que también se alimente.
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Querer subir encima de ti en todo momento
Si desde el COVID has empezado a teletrabajar en casa podrás haber desarrollado una forma de relacionarte con tu mascota algo más intensa, si tu perro es pequeño puede que hayas cogido la costumbre de trabajar con él en brazos, se te duermen las piernas, a veces te es imposible mover una mano, pero hay una parte de esta actividad que te parece entrañable y has alargado esta costumbre por varios meses, hasta cumplir ya dos años (tras la época de los confinamientos). Como resultado, ahora tu perro quiere subir encima en cuanto te ve al ordenador, y tú no saber como decirle que no, se pone a dos patas, te ladra, te lanza miradas lastimosas, rodea tu sitio haciendo aspavientos… Cree que es su derecho. Como en otras tantas situaciones, ten en cuenta que un perro no conoce las excepciones, si algo es aceptado deberá serlo siempre, y si no lo es, habrá que cortar de raíz la costumbre.
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Creer que el perro tiene memoria para demostrarle un castigo
Llegas a casa y tu perro ha tirado por el suelo todo el contenido de la papelera, los papeles están hechos trizas. Te enfadas mucho, empiezas a recogerlo y para que tu perro asocie que no debe hacerlo le haces ver tu reprobación con un tono de enfado y de molestia, e incluso acercando la basura a su hocico para que sea consciente. El problema de esta situación es que crees que tu perro tiene suficiente memoria a corto plazo como para unir un hecho con el otro.
Los perros saben que está mal tirar la basura mientras la están tirando, por eso no lo hacen cuando miras, pero si han pasado unos minutos o tal vez horas, para él todo eso que hay tirado por el suelo no es más que basura, no guarda el recuerdo de que haya sido él quien la ha esparcido y hecho trizas, ten en muy en cuenta esta variable a la hora de comprender el alcance de su memoria a corto plazo.
Si te comportas con ánimo de reprobación, generando en él incomodidad, lo único que él pensará es que te estás portando mal con él, y si esto se repite empezará a dejar de confiar en ti. La mejor forma de que un perro no tire la basura cuando no estás es dándole otros retos, poniendo a su disposición compañía o juguetes y, como no, poniendo la basura lejos de alcance.
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No estimular su mente
Los perros pueden dormir al día hasta 14 horas, lo cual es mucho tiempo. Verás que hace infinidad de siestas, sea la hora que sea. Un perro podría permanecer despierto mucho más tiempo, pero el ritmo de vida urbano no le da muchos alicientes. Como consecuencia de que nuestro trabajo sea fuera de casa y que nos pasemos el día haciendo cosas fuera (gimnasio, comidas, compras) el perro se deja llevar y acaba durmiendo todo lo posible, pues es la forma con la que su organismo ahorra energía y mantiene su mente fresca ante algún tipo de urgencia (los perros siempre prevén ser atacados por sorpresa).
Esta condición de dormilones no es muy beneficiosa para su mente, necesitan retos y si son mentales mejor. Existen juegos concretos que agudizan sus sentidos y su mente, en concreto su recuerdo: alfombras donde puedes “sembrar” premios que él deberá de ir buscando, por ejemplo.
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