Presentación
Tu perro es como un familiar más, en ocasiones perdemos de vista cuál es la frontera entre el animal y el ser humano, y es cuando empezamos a dar por sentadas costumbres o actitudes que podrían resultar perjudiciales para nuestra mascota. A veces por sobreprotección y otras por creer que nada les afecta, podemos llegar a poner en peligro no solo la salud física del animal, sino también su paz emocional. Muchos de los motivos de estrés de los perros vienen por comportamientos arbitrarios o poco meditados de los cuidadores, toma nota y repasa si te identificas con algunos de los siguientes.
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Cocina y baño vetados
La gran mayoría de los accidentes domésticos ocurren en la cocina o el baño de nuestras casas. Además, son los entornos menos seguros para los canes, aunque por diferentes razones. En la cocina y el baño pueden acceder a alimentos, papel higiénico, herramientas de cocina o aguas fecales. Todo ello en suma puede resultar perjudicial para su salud y producir atragantamientos, envenenamientos, infecciones o accidentes varios. Además, por higiene, no es recomendable que los perros estén presentes donde se guardan los alimentos y elaboran las comidas, pueden transmitir bacterias y gérmenes.
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No usar complementos como collares o pañuelos al cuello
El cuello de tu perro es una zona sensible, es común que con la intención de darle un look divertido le pongas un pañuelo o un collar. Todo aquello que dificulte el movimiento de tu perro o que genere en él la molestia de un roce innecesario debería de retirarse. Esto es extensible a los collares para la correa, en la medida de lo posible trata de que no sea muy opresivo o que, por los tirones, no pueda producir algún tipo de fractura o lesión muscular.
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No deben morder palos
¿Qué hay más natural que ver a un perro jugando con un palo? Esta pregunta no dispone de una respuesta evidente, pues lo cierto es que los palos son bastante perjudiciales para la salud de los perros. Según la raza del can, los palos pueden ser altamente perjudiciales para su dentadura, en especial para los perros pequeños, que no tienen las encías ni las piezas dentales a prueba de astillas. Aunque los perros son animales a los que les apasiona despedazar y utilizar sus dientes para ello, un palo astillado es un peligro para su salud de la misma forma que lo sería para un humano, puede producir infecciones no solo en las encías, sino en la lengua, faringe y en el estómago. Cada año mueren miles de perros en todo el mundo por hemorragias internas al tragar un palo y éste producir una perforación en el estómago.
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¿Un perro con gafas?
Seguro que piensas que un perro con gafas es una pésima idea, que no tiene ningún sentido y que es un capricho de sus dueños. Pues aunque parezca sorprendente: sí, los perros pueden usar gafas. Existen muchas situaciones en las que se le puede prescribir el uso de lentes a un can, bien sean lentillas o gafas. Los perros también son miopes, padecen de ojo seco y desarrollan cataratas. Contra todos estos problemas de visión existen remedios ópticos que corrigen estos defectos o que les pueden proteger al ojo de posibles daños. Existen gafas de sol específicas para perros con fotofobia, lentillas para las dioptrías y gafas para proteger al animal de los arañazos que pueda sufrir en una jornada en el campo.
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No ofrecerle comida
Bajo ninguna circunstancia ofrezcas comida a tu perro estando en la mesa, tampoco es buena idea hacerlo en el sofá o en la cocina. Una vez que tu perro traspase la frontera de ser alimentado usando otro método que no sea el cuenco de su comida, no podrás revertir su presencia cada vez que comas. Los perros son muy meticulosos con los antecedentes, si una vez le diste a probar un poco de jamón cocido cuando estabas preparando una ensalada en la cocina, probablemente siempre que abras la nevera con unas lonchas de jamón ya tendrás a tu perro corriendo por el pasillo. Te pondrá ojitos de chantaje, te perseguirá por la casa y te mostrará cómo saliva. Todo esto no es bueno para él ni para ti. El perro desarrolla ansiedad en un entorno en el que cree que va a obtener una recompensa y eso no ocurre. Y tú acabarás desarrollando un sexto sentido que te hará dejar de comer jamón cocido por miedo a ver esos ojos vidriosos.
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No ofrecerle dormir en tu cama si no es para siempre
Si te gusta que tu perro duerma contigo muy cerca: en tu cama, debes saber que no es nada extraño que desees acurrucarte con él, sentir su calor y dormirte percibiendo su respiración. No es malo para la salud, incluso hay estudios que dicen que los dueños de perros duermen mejor cuando comparten cama, e incluso que los canes que duermen junto a sus dueños son más inteligentes que los que no lo hacen, porque su cerebro se desarrolla con mayor calidad gracias al nivel de profundidad del sueño que logran establecer. Entonces ¿cuál es el problema? No ser constante en permitir al perro dormir sobre tu cama puede producir en él estrés, ansiedad y un descanso con altibajos. Los perros son animales de costumbres, si permites que suba a la cama para dormir debe ser siempre que él lo desee, porque si un día quieres intimidad el perro no va a comprender porqué ayer sí y hoy no.
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No darle comida procesada
El amor que profesamos a nuestras mascotas a veces nos hace olvidar que no son seres humanos y, además de compartir sofá, manta y peli, también podemos vernos en la tentación de darle algo de comida procesada, como por ejemplo un fuet. No lo hagas, los alimentos para perros son específicos para ellos y, aunque creas que un snack ultra procesado para humanos puede gustarle, lo cierto es que probablemente contendrá una serie de ingredientes que no sólo no son beneficiosos para el perro sino que pueden producirle dificultades de digestión o problemas mayores. Hay productos salados que tienen un alto nivel de azúcar, uno de los enemigos principales de la salud canina. También hay procesados que por su alto nivel de grasas producen que el animal varíe su olor corporal, y que éste sea más intenso.
No cogerlo en brazos
En ocasiones hay perros tan adorables y de un tamaño tan manejable que nos puede costar mucho no abrazar su cuerpo y alzarlo en el aire, manteniendo al perro en nuestro regazo. Es muy importante tener en cuenta que los perros, sean del tamaño que sean, son animales que necesitan desarrollar su independencia, y estar en brazos está completamente fuera de su naturaleza. No solo eso, sino que les genera una dependencia artificial, impulsada por nuestra forma de relacionarnos con ellos. Te habrás dado cuenta: los perros pequeños ladran con tanta o más pasión que los grandes, ni son conscientes de su tamaño ni les importa demasiado. Así funciona y así debe ser, no por tener un tamaño reducido son bebés eternos. Sin embargo, cuando acostumbramos a un can a vivir “en brazos” como en el caso de muchos chihuahuas, estamos reprogramando su mente y eliminando funciones, las que le permiten ser un animal 100% independiente.
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