Los olores que para un humano pueden ser placenteros o desagradables no siempre son apreciados de la misma forma por los animales. Los perros no soportan el olor a ajo, vinagre o cítricos. Sin embargo, no pueden evitar sentirse atraídos por la orina de otros perros así como piezas de carne de cualquier tipo (incluso vísceras) o en cualquier estado. Por eso mismo, el propio olor del perro puede resultar desagradable a nuestros olfatos y sin embargo para él no representar un problema. Sin embargo, aunque lo cierto es que el olor corporal de un animal y los humano es muy distinto, siempre que percibas un cambio en el olor de su cuerpo o boca, lo más probable es que se deba a un problema de higiene e incluso al síntoma de que algo no va bien en su salud.
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¿Cuál es el olor 'normal'?
El olor a perro es muy característico y no se puede obviar. Los perros huelen 'a perros'. El secreto de este olor es su grasa, cuanto más tienen o más pliegues presentan, más probabilidad de mantener y potenciar su olor. Así los shar pei son de las razas con mayor potencia en su olor, también los terranova y los basset hound. Precisamente son razas propensas a padecer artrosis, sobrepeso, seborrea y displasia de cadera. En estos casos puedes extremar la higiene del perro para amortiguar su olor, pero ten en cuenta que esta grasa es propia de cada raza y neutralizarla no es buena idea, pues estaríamos interfiriendo en el equilibrio de su condiciones físicas, lo que puede limitar sus defensas frente a infecciones, problemas de piel y pelo, e incluso provocar fiebres.
Compartimos con los perros una cualidad, la comida que ingerimos transforma nuestro olor corporal. Si comemos grasas y alimentos ultra-procesados podemos intensificar una serie de aromas en nuestra piel, pues una de las formas que tiene nuestro organismo para deshacerse de las grasas es mediante el sudor, y éstas varían de olor en función de su procedencia. Esto también afecta a los perros y lo hace con mayor intensidad con aquellos que tienen una piel con más grasa y un manto más grueso, como el setter irlandés, cocker spaniel o labrador retriever.
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¿Qué enfermedades pueden esconderse tras un mal olor?
Los problemas más clásicos son los que tienen que ver con la boca, todas las enfermedades de encías o dientes producen mal olor. Esto es más habitual en razas pequeñas, pues sus piezas dentales son más débiles y fáciles de atacar por las bacterias. La salud dental es una de las grandes olvidadas cuando nos referimos a los perros, cuestiones como los parásitos o las vacunaciones suelen llevarse a rajatabla pero las revisiones dentales no. Es muy adecuado que tu perro pase por el veterinario por lo menos una vez cada tres años para revisar cómo tiene sus piezas dentales, la salud de sus encías y si pudiera necesitar una limpieza, extracción de piezas o tratamiento.
Por otro lado, también es enormemente común que la piel de los perros pueda presentar problemas, a veces ocultos, y que estos sean los responsables del mal olor, como en el caso de la dermatitis atópica que asola con frecuencia a una gran cantidad de razas: bulldog, pug, san bernardo… Así mismo, las orejas son el tercer foco de olores, es muy común que la cera y las infecciones se hagan fuertes en estos orificios, provocando otitis con muy mal olor.
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Soluciones ante el mal olor
Si percibes un cambio en el olor de boca, orejas o piel de tu perro, pregúntate si ha cambiado algo en su dieta, si le percibes dolorido, o si tiene más cera o grasa de lo habitual. Acudir al veterinario es siempre una muy buena opción, sin embargo hay algunos consejos que podemos darte para que el mantenimiento de la salud general de tu perro, y de su olor en particular, sean óptimas y limitar así la posibilidad de que desarrolle un olor intenso.
Cepillar es la clave. Tanto la boca como su pelo. Aunque hay perros que no han visto un cepillo de dientes en su vida, lo cierto es que si les cepillas la dentadura una vez por semana ya estarás haciendo mucho. Existen cepillos y cremas especiales, y aunque al principio puede ser muy desalentador, lo cierto es que se acaban acostumbrando y tú cogerás la postura y la actitud necesaria para hacerlo. En casos en los que introducir el cepillo se haga imposible, puede bastar con que le extiendas la crema con el dedo.
Por otro lado, si cepillas el manto de tu perro con asiduidad, estarás limitando el polvo, la suciedad y los cabellos muertos que, probablemente, son una de las razones de su mal olor. También en las orejas, pues cuando éstas se infectan es, en ocasiones, porque los pelos que crecen en el pabellón auditivo acumulan suciedad y grasa. Esto respecto al cepillado, pero cuando le bañes es primordial que le seques adecuadamente, un perro que no se ha secado bien acaba por arrastrar un olor intenso a humedad que no se va en varios días.
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