De entre todos los animales, los loros tienen la impresionante facultad de hablar y sin embargo eso nos puede llevar al error de creer que esta es una forma de comunicación para ellos. Aunque escuchemos a un loro pronunciar palabras, jamás existirá una relación directa entre ese sonido y un mensaje que él desee transmitir. De alguna forma, se podría definir su habla como un mecanismo automático, sin premeditación ni sentido concreto. Los loros, como otras aves, son capaces de emitir sonidos para agradar, integrarse o para todo lo contrario, con el objetivo de infundir miedo y defenderse. También pueden pronunciar sonidos que imitan lo que perciben como parte de su ritual de cortejo.
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El dato fundamental a la hora de evaluar si sus palabras tienen un significado real sería atender a cómo funciona su cerebro, el cual no está capacitado para elegir vocablos en función de los mensajes que quiere transmitir, por tanto es biológicamente imposible que un loro se comunique hablando, salvo por el hecho de que se le adiestre a repetir un sonido bajo una circunstancia concreta, como por ejemplo: decir hola cuando llegas a casa. Sin embargo, como habrás podido comprobar, es extraordinariamente difícil evitar que pronuncie la misma palabra de forma aleatoria a lo largo del día.
Si te preguntas cómo es posible que un loro pronuncie palabras debes saber que lo hacen por medio de las vibraciones que produce su siringe, se trata de una zona de su tráquea que se bifurca en forma de bronquios. Los loros, como otras aves, son proclives a reproducir sonidos similares al canto de otros pájaros, la voz humana o sirenas, pues a su vez estás son reproducciones del quejido de los mamíferos.
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Las aves se comunican, pero no lo hacen oralmente sino que utilizan su lenguaje corporal. Si profundizas en ello descubrirás que los loros son como libros abiertos, pues exteriorizan sus emociones y el estado en el que se encuentran para que otros animales de su entorno puedan tenerlo en cuenta y ayudar prestando su apoyo o quitándose de enmedio.
Felicidad
Casi todos los animales muestran de forma inequívoca que se sienten felices para que los miembros de su entorno participen en ese equilibrio. Para el reino animal, la felicidad no es una promesa de futuro o un recuerdo del pasado, sino que significa: equilibrio actual. Sentirse sano, pleno, alimentado, seguro, descansado, despierto y rodeado de seres de confianza. Podríamos aprender mucho de ellos. En estos casos los loros son capaces de emitir un sonido equivalente al ronroneo de los gatos, pero que se denomina regurgitación, suelen mover la cabeza de arriba a abajo, como asintiendo, y suelen ofrecer la comida regurgitada (que es lo que produce ese sonido) a otras aves de su entorno o a ti, como muestra de felicidad.
Otro gesto que demuestra la felicidad del loro es la vibración de su cola, lo hace inflando sus plumas y es una forma de establecer que aquel ave o persona que tiene a su lado es de su entera confianza y que se siente feliz por compartir este momento. Se trata de un gesto muy habitual, y es su forma de validar que todo está bien. Los animales no expresan felicidad por mera diversión, sino que dentro de sus métodos de supervivencia tienen la necesidad de expresar tanto lo muy bueno (estar plenos) como lo muy malo (temer por su vida), de esta forma tienen siempre la información necesaria sobre si algo va mal, o si por el contrario es un momento de relajación.
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Enfado o molestia
Cuando las plumas del cuello de tu loro se muestren en posición erguida, es que se siente irascible, algo de lo que está pasando le molesta y quiere exteriorizar su desacuerdo. Es muy común que los animales alados demuestren su enfado moviendo sus alas, plumas o cola hacia arriba, sin embargo cada especie tiene una afinidad por una zona de su cuerpo, en el caso de los loros son solo las plumas del cuello, que se alzan para mostrar una textura más “puntiaguda” en la zona bajo su cabeza. El motivo podría ser que hay otro loro o ave en su jaula y no es bienvenido, o que cree que le has retirado su comida o cualquier otra situación que modifique su rutina y que pueda generar en él la necesidad de defensa de lo que considera suyo.
Por otro lado, también existe otro gesto indicativo de enfado, se trata de la agitación de las alas, dando golpes sobre el suelo. Esto suele estar motivado por un enfado mayor, de esta forma el pájaro parece mayor, abriendo las alas casi duplica su tamaño y los golpes en el suelo son una señal auditiva de que cuentas con su negativa. Esta postura está generalmente referida a la defensa de su territorio, de sus crías o por rivalidad entre machos para la cópula con la hembra. Además, se podría intensificar con golpes secos y breves del pico en el suelo.
Si todo lo anterior formaría parte de una argumentación del loro que, poco a poco, va encaminada a defenderse o explotar en un arranque de agresividad, el último punto antes de ver su enfado materializado en ira sería la dilatación de sus pupilas, esto es muy común en aves. Cuando un loro presenta una dilatación de pupilas ante una situación que no está justificada a nivel visual, está expresando alerta máxima y que su defensa se va a poner en funcionamiento, va a empezar a propinar picotazos con su pico, ten cuidado. Háblale con voz suave y calmada, y aléjate de él hasta que se tranquilce.
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