Es dificil habituar a un gato a dormir en un lugar concreto cuando es mayor o llega a la casa con otras costumbres adquiridas, si tu gato aún es pequeño las posibilidades de que adquiera este hábito son mayores. Educar a una mascota para dormir en un lugar concreto no es tarea fácil, aunque en el caso de los perros es mucho más sencillo porque están mucho más abiertos al adiestramiento y toman más en serio nuestro criterio a la hora de amoldarlos a la convivencia.
Pero los gatos tienen un criterio propio dificil de modelar, y existen motivos científicos más allá del carácter individual. Se trata de la profundidad de su sueño. Los perros pueden dormir durante intervalos más largos y profundos, porque asimilan que la vida en el hogar les provee de la suficiente seguridad, sin embargo los gatos espacian su tiempo de sueño en intervalos bastante más cortos y menos profundos, y no tienen en mente estar en el mismo sitio siempre, pues instintivamente consideran que serán más vulnerables si pasan mucho tiempo en el mismo lugar, por esa razón cambian de espacio cada muy poco tiempo, durmiendo y despertándose constantemente. Ten en cuenta que los gatos duermen hasta 15 horas diarias pero repartidas a lo largo de todo el día, en distintos bloques, lugares y siempre preparados para la acción. La primera idea que debes tener en cuenta es que es imposible que un gasto duerma solo en su cama, tal vez necesitas varias camas repartidas por la casa (en el salón, en el dormitorio…).
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Un lugar elevado
Notarás que de forma instintiva prefiere tu cama, sin embargo también puede preferir algún mueble con la superficie despejada. El motivo de esto es que los felinos llevan en su ADN acceder a los lugares más altos para descansar, porque desde ahí se sienten más seguros y pueden otear con un simple abrir y cerrar de ojos si se aproxima una posible presa o una amenaza. Da igual si la casa en la que vives es un remanso de paz, el gato necesita sentirse a salvo procurándose su propia seguridad. Razón por la que los gatos no son amigos de meterse dentro de las sábanas de la cama, como harían los perros, pues desde ahí no pueden ver bien el exterior. Ten en cuenta, por tanto, que su cama no deberá estar en el suelo, si quieres garantizar que utiliza la cama, debes ponerla en un lugar elevado.
Para que un espacio de descanso sea tenido en cuenta por tu gato sólo debe reunir dos condiciones: que le confiera seguridad, que esté situada en un lugar estratégico donde pueda percibir sin sobresaltos que alguien pueda acercarse, para defenderse o para atacar. Y como no, que sea una superficie cómoda donde pueda adquirir las posturas que le reconfortan.
Hay un truco básico para que el gato adquiera el hábito de dormir en la cama que tú has elegido para él. Observa primero donde suele elegir dormir, tal vez es sobre un mueble, o bajo la mesa de centro, o en una esquina del pasillo. Todas estas localizaciones están especialmente elegidas por él por su valor estratégico a la hora de defenderse, pues bien: coloca ahí la cama, haz que se habitúe durmiendo sobre ella en un espacio que él ha elegido, que coja cariño y que pruebe su comodidad. Una vez que el gato conoce la cama y la ha utlizado, trasládala a donde quieras que esté de forma definitva pero (muy importante) ten en cuenta que esté en un lugar en el que el gato en alguna ocasión haya dormido, así garantizarás que la sigue utlizando.
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Piensa en que hay zonas de la casa que el gato prefiere a unas horas del día y que en otras no se dignaría a tumbarse, es una cuestión de temperatura y de tranquiliad generalmente, si da el sol, o es una zona con ruido. El lugar donde irá la cama del gato debe establecerse tras un trabajo intenso de observación donde duerme por decisión propia a lo largo del día, trata de tener en cuenta por qué elige esos lugares, y qué ventajas le aportan. Si por el contrario pones su cama al lado de la tuya, simplemente porque quieres dormir cerca, ten en cuenta que lo más probable es que el gato determine que ese no es un motivo suficiente y no la utilice.
¿Por qué no usa su cama y sí sube a la mía?
Si es invierno, el motivo es meramente práctico: cuando estás en la cama ésta se convierte en el lugar más calentito y mullido de toda la casa, además de ser alto (que como hemos comentado es una condicón estratégica para él). Por otro lado, muchos gatos adoran estar cerca de los humanos, pero no es tanto una cuestión de amor sino de percepción de sentirse protegidos y en manada, auqnue no son gregarios sí saben que cuanto más próximos estén a un ser afin, más probabilidad de que todo vaya bien. Esto no lo razonan a un nivel consciente, sino que forma parte de su modo automático de pensamiento.
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