Si te preguntas por qué tu gato es tan amante de meterse en líos, la respuesta es fácil: es un gato. Buscarse complicaciones lo lleva en su ADN. Y es que estos pequeños felinos son exploradores, cazadores y aun cuando tienen todas sus necesidades colmadas, su cerebro les induce a buscar nuevos horizontes, retos o juegos. Para un gato no quedarse quieto es la forma (necesaria) de sentirse vivo, si no hay presas se las inventa, aun cuando sienta su estómago saciado y quede claro que su hogar es un remanso de paz sin ningún polizón ni alerta. Para los gatos no es un juego andar en búsqueda constante de retos, es algo muy serio en lo que ponen todo su empeño.
Una de las situaciones más peligrosas y molestas que pueden provocar los gatos en el hogar es morder los cables de cualquier electrodoméstico, alargadores o lámparas. Lo más complejo de esta situación es que una vez que a un gato se le ocurre la idea de andar mordiendo los cables de la casa, esta puede convertirse en una costumbre difícil de erradicar, porque se convierte en un hábito que apela a su curiosidad y le reconforta. Sí, has leído bien, le reconforta. Morder cables es una forma de saciar su necesidad de hincarle el diente a algo, igual que necesita arañar juguetes o incluso el sofá, también siente la pulsión de morder y despedazar objetos.
Lo más importante que podemos hacer es evitar que nuestro gato ni se plantee morder un cable, para que no adquiera el hábito y porque el hecho de morder un conductor de electricidad puede ser altamente peligroso pará él y para la casa. Esto lo conseguiremos dándole todos los elementos que precisa para saciar su necesidad de capturar, jugar e investigar, pon a su disposición juguetes, rascadores y cajas de cartón. Los juguetes con incentivo de premio (con comida o hierba en su interior) son muy positivos para desestresar al gato y complementar su necesidad de destrozar una pieza, por otro lado, puedes construir un juego a modo de “caña de pescar” con un palo, una cuerda y un cascabel. Sin embargo, no es nada recomendado utilizar punteros láser para jugar, y estos son precisamente los que pueden motivar la necesidad de morder, pues el punto del láser es una imagen virtual a la que nunca podrá dar caza, y al final sentirá la necesidad ascendente de hincarle el diente a una presa.
Para no propiciar que el gato pueda sentirse atraído por los cables, es muy recomendable tener todo el cableado de aparatos lo más ordenado posible, y nunca tener muchos enchufes pendiendo de un mismo alargador. Si el gato se encuentra con una “madeja” de conexiones, probablemente pase por su cabeza que sería muy buena idea jugar con ellas, como si fueran cables de lana. Ocultos, ordénalos usando bridas, velcro y sistemas de canaleta tras la mesa o los muebles. Puedes utilizar repelentes sobre los cables, se trata de hormonas que producen una rección desagradable en el gato al ser olfateadas, sería algo así como la marca clara y contundente de otro animal que les dice “aquí no”.
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Un cable suelto para incitar al hábito
A veces el hábito de morder un cable puede surgir de la situación menos imaginable. Piensa en que cuando pasas la aspiradora, o te secas el pelo, conectas las luces del árbol de navidad, o pones un alargador para cargar un aparato en una zona insospechada, estás tendiendo un cable inesperado en medio de la casa que aporta a tu gato una aventura inusual fuera de la normalidad, un reto al que tal vez no se puede resistir, y así puede empezar el hábito.
Simplemente, debes estar atento a que no inicie un juego con estos cables temporales, pues podrían ser el inicio de una situación difícil de gestionar si va a más. Piensa que hay cosas con las que no se juega, y los cables son una de ellas, no permitas ni un escarceo “eléctrico”, ante cualquier movimiento del gato sobre el cable con intención de morderlo debe mostrarse tajante y prohibir que lo manipule. Además de tu actitud, búscale otra distracción, y prémiale al aceptar jugar con ella.
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Cómo poner solución
Los comportamientos negativos o incluso peligrosos de los gatos, una vez establecidos, tienen un proceso lento y complicado de re-educación. A diferencia de los perros, el nivel de atención y de cooperación de los felinos es impredecible y atiende a pautas más concretas. Para que un gato deje de hacer algo hay tres acciones posibles: distraerlo con otras cosas, mostrar de forma rígida y clara nuestro desacuerdo, y premiarlo cuando realiza acciones distintas.
Nunca se debe castigar a un gato o reprenderle de forma agresiva o con consecuencias negativas, sencillamente porque su mente no logrará comprender (de ninguna manera) que aquello que hizo tiene una relación con el castigo. Los animales, y en concreto perros y gatos, reaccionan muy bien a premios de refuerzo positivo, pero no lograrán dar significado a los castigos, es más, estos producirán en ellos el efecto contrario al deseado.
Si tu gato muerde los cables y ninguna de estas opciones da buen resultado, ten en cuenta que existen sensores de movimiento que puedes instalar cerca de las zonas donde suelen acudir, para que en cuanto se acerquen puedas acudir a mostrar tu desacuerdo, y poco a poco el hecho de que siempre le pilles ‘in fraganti’ hará que desista.
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