Si tienes un gato en casa y llevas tiempo con él, habrás aprendido a asociar ciertas posturas, movimientos o sonidos con un determinado estado de ánimo. Pura intuición, pensarás. Pero no es así. Lo cierto es que los felinos tienen su lenguaje corporal y es su manera de comunicarse entre ellos para jugar, para decir 'aquí estoy yo' o para mostrar confianza. Estos mismos gestos los utilizan con nosotros. Por ello, para mejorar la convivencia con esta mascota tan especial, porque ya te habrás dado cuenta de que es un tanto particular, debes memorizar estas posturas. Además de comprenderle mejor, también podrás detectar posibles problemas de salud. En el Día Internacional del Gato, que se celebra hoy 8 de agosto, te ayudamos a poner palabras a los gestos de tu minino
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Lenguaje corporal de los gatos
A pesar de ser una de las mascotas más comunes en los hogares españoles, su comportamiento puede llegar a ser un misterio. Sobre todo para los nuevos propietarios. Pero, tal como recuerdan los expertos, es muy importante conocerles, porque podemos estresarles sin darnos cuenta. O podemos malinterpretar sus gestos, lo que pueden arruinar una buena relación.
Como nos explican desde Royal Canin, los gatos tienen diferentes maneras de comunicarse con nosotros. No solo lo hacen a través de su cuerpo. Los sonidos que emiten también forma parte de su sistema de comunicación. Por ejemplo:
Si están tranquilos: mantendrán una postura erguida, con la cabeza levantada, y un ligero rizo en la cola. Orejas levantadas y hacia delante. Ojos redondeados y en posición neutral y, quizá, emitiendo un suave ronroneo. Es lo que debería ser su estado natural, cuando no están acurrucados o escondidos.
Si tienen interés por algo: su postura será erguida, la cola apuntando hacia abajo mientras las orejas apuntan hacia delante y arriba, ojos redondeados y centrados. Fíjate dónde dirigen su mirada: te ayudará a descubrir en qué han depositado toda su atención.
Cuando se sienten confiados y seguros: los verás acostados, con la cola estirada, o estarán dados la vuelta, con la tripa expuesta. Sus orejas apuntarán ligeramente hacia los lados y sus ojos estarán entrecerrados. Esta postura corporal podrá estar acompañada de un ligero ronroneo. Muchas veces se malinterpreta como una invitación a que lo mimes, pero no se debe quebrantar con caricias en el abdomen.
Se sienten preocupados: sí, los felinos también se preocupan. Lo sabrás porque permanecerá en una postura agachada, con los músculos tensos y la cola cerca del cuerpo. Las orejas se presentarán aplastadas y giradas hacia un lado, y sus ojos estarán abiertos de par en par con las pupilas dilatadas.
Tienen miedo: su postura será tensa, la espalda estará arqueada, con la cola hinchada y el pelo erizado. Sus orejas estarán aplastadas y sus ojos entrecerrados con las pupilas dilatadas. También es posible gruña o bufe.
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Pistas para saber si un gato se encuentra mal
Se dice de ellos que son animales de costumbres porque, en general, sus hábitos no cambian, a no ser que varíe algo a su alrededor que les altere o que se encuentren mal. Pero incluso cuando se sienten enfermos pueden no demostrarlo lo suficientemente claro como para que tú puedas interpretarlo. Por ello, es muy importante no descuidar las visitas al veterinario. También saber 'leer entre líneas' e interpretar aquellas pistas que pueden estar indicando que se encuentran mal.
Gemma Baciero, veterinaria de Royal Canin, nos recuerda que "los gatos no suelen dar tantas señales como los perros. Sin embargo, debe ser un signo de preocupación cuando encontramos al gato menos activo o que tiende a esconderse. Por ejemplo, un caso que puede resultar muy revelador es cuando el gato presenta problemas articulares, ya que no cojean como pueden hacerlo los perros, sino que limitan sus movimientos o evitan las alturas. Es necesario estar muy pendientes de estos cambios repentinos o prolongados en el comportamiento del animal, que pueden indicar que algo no está yendo bien, por lo que sería necesario acudir al veterinario para su evaluación”.
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