Tanto si tu loro te pica de muy de vez en cuando, como si se está convirtiendo en un hábito, lo primero que debes saber es que en absoluto lo hace con intención de hacerte daño, no es nada personal contra ti. Vamos a repasar los motivos más probables y veremos qué podemos hacer para modificar este comportamiento y no convertirlo en algo más grave.
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Salvo las aves rapaces, ningún ave está diseñada para ir contra los humanos ni utilizar su agresividad contra una especie que, evidentemente, es superior a la hora de defenderse o de encajar cualquier tipo de violencia. La actitud natural de la inmensa mayoría de las aves ante cualquier conflicto con humanos sería simplemente huir, no reaccionar proactivamente buscando un enfrentamiento o defendiéndose. Y si la mayoría de las aves no son agresivas, los loros menos. Entre el abanico de posibles motivos el más relevante es el estrés.
El picaje como respuesta automática a la ansiedad
Muchos de los comportamientos “extraños” o indeseados de los animales tienen que ver con el hábitat en el que se les obliga a vivir cuando están en cautividad. Una jaula pequeña, compartir el espacio con otras aves, o la necesidad de alicientes con los que interactuar son los motivos más habituales. Si el loro siente que el espacio en el que vive no es suficiente, o si no obtiene los suficientes motivos naturales para entretenerse y desarrollar su sociabilidad, puede acabar desarrollando lo que se denomina como “picaje”, que es una reacción de estrés de algunas aves y que generalmente consiste en arrancarse las plumas, o hacerlo a otras aves, simplemente como acto nervioso, lo que también puede traducirse en picotazos hacia ti.
En este caso prueba a dotar al loro de una jaula mayor y de acondicionar el espacio con otras distracciones que funcionen como motivadores de su día a día. Por mucho que queramos a nuestra ave, hay que ser consecuentes con que vivir en una jaula no es una experiencia muy satisfactoria, por lo que intentar tener una visión realista de lo que le aporta su espacio puede ser el primer paso para trabajar a su favor. Por otro lado, como ocurre con muchas aves domésticas, evalúa si le sacas de la jaula lo suficiente, es recomendable que el loro salga por lo menos dos veces a la semana, una hora aproximadamente, para que pueda interactuar contigo y con el entorno, volar, y sentir una libertad de movimiento suficiente para no acumular estrés. Además, salir de la jaula le hace aprender que no todos los entornos son seguros, y le ayuda a “bajar” sus expectativas territoriales: un loro puede ser más propenso a picar en su jaula porque se siente excepcionalmente seguro, pero si experimenta que en otros ambientes no tiene su seguridad garantizada, puede mostrarse más dócil contigo.
Sin embargo, aunque está muy relacionado con el estrés, hay otra explicación aún más sencilla que tiene las mismas soluciones: una jaula mayor, más elementos de juego y más salidas al exterior. El motivo sería, simplemente, que el loro se aburre, sin que eso sea necesariamente canalizado por una actitud de ansiedad o una conducta patológica como el picaje. Si tu loro se aburre, y tú eres el único aliciente que le incita a la interacción, picarte puede ser un simple resorte para iniciar una comunicación proactiva, él no lo ve como algo violento a priori, por lo que la solución pasa por darle otros alicientes.
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¿Conoces qué es el forrajeo?
Esta palabra es una de las más importantes si nos referimos al comportamiento de las aves, y es especialmente útil si queremos comprender un mal hábito en las domésticas. El forrajeo son las conductas que les llevan a conseguir alimento, bien sea explorando su entorno, seleccionando dónde y cómo conseguir insectos o frutos, y la forma de manipularlos. Igual que los gatos necesitan sentirse cazadores, aunque vivan en un entorno doméstico que les dé todas las comodidades, y de la misma forma los perros no desechan sus instintos gregarios de manada para la defensa el grupo, las aves precisan también los instintos de forrajeo, para los que no solo están programadas, sino que su comportamiento se basa en una enorme medida solo en esto, en conseguir comida y manipularla, pues constituye el principio básico de su su supervivencia, y se elimina por vivir en cautividad.
Para suplir los comportamientos de forrajeo, aliviar su estrés o ansiedad por verse poco motivado, y ahondar en su desarrollo social, podemos favorecer las conductas del loro instalándose una bandeja de forrajeo donde pondremos a su disposición distintos sustratos que le aporten la posibilidad de interactuar con material comestible y no comestible, dándole lugar a seleccionar, revisar y desechar alimentos, ese es el mejor ejercicio intelectual para tu loro.
Por otro lado, puedes instalar soportes colgantes donde incluir alimentos y que te permitan sacar partido a la jaula para desarrollar sus habilidades de exploración. Ten en cuenta que ponerle comida a su disposición no basta para él, necesita acceder a ella de forma selectiva, es necesario que implique un reto con algún grado de implicación más allá de comer y saciarse.
Motivos territoriales u hormonales
Si tienes más de un loro y si es uno en concreto el que te pica, puede ser una actitud de marcar territorio, no va en contra de ti, sino que más bien se trata de una estrategia para hacerse notar entre los demás loros, sobresalir y alcanzar un estatus mayor. Esta costumbre suele ser más habitual de los loros jóvenes, pues son los que más necesitan ese tipo de aprobación y tratan de sumar puntos entre sus iguales para ser tenidos en cuenta como parte del grupo.
Picarte también puede tener una explicación hormonal, en época de apareamiento sienten más impulsos que pueden desencadenar cierta violencia, muchos de ellos rigen su comportamiento sin un objetivo claro o concreto, son acciones que van entre la dominancia y el exceso de energía, y pueden desencadenar picotazos sin un motivo claro. En todos estos casos es importante que trates de comprender la naturaleza del loro y de darle cierto espacio.
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Formas de actuar
El loro debe aprender a que en el entorno doméstico si alguien acerca su mano no será para hacerle daño, por lo que debe conocer que picar no es una opción válida. Sin embargo para que esto llegue a comprenderse por él puede ser necesario dar algo más de espacio, no le cojas con la mano, edúcale a subirse sobre ti ante la orden “sube”, utiliza premios y pronuncia siempre la misma palabra, él podrá memorizarla. También son capaces de comprender por asociación que “no” significa que aquello que está haciendo no es consentido por ti. Tanto en lo positivo como en lo negativo, es importante que cuando pronuncies palabras que marcan un patrón de su comportamiento lo hagas manteniendo contacto visual con el loro, es la forma de que se sienta aludido.
Mantén siempre la calma, haga lo que haga, actúa siempre de forma tranquila con movimientos claros y sin apresurarte. Gritar o simplemente elevar la voz, moverte con rapidez, dar golpes, o reprenderlo son actos contraproducentes, el loro no entenderá nada de lo que pretendes y perderá confianza en ti. Si el loro te pica estando sobre tu mano, trata de generar inestabilidad, que perciba que al picar él sale perdiendo porque el soporte deja de ser seguro y se vuelve incómodo. Esa es la forma de subrayar que picar es negativo.