Si tu gato se acerca a ti y empieza a lamerte lo primero que pensarás es que, como poco le caes bien, porque a simple vista parece un acto de intimidad entre dos seres que se tienen aprecio mutuo. Pero como a veces el reino animal tiene sus propias normas no escritas, hasta cierto punto siempre te puede quedar la duda sobre si es amor verdadero o tiene algún otro motivo primitivo.
Como el hecho de acercar su cabeza a la tuya y rozarse, que no es un acto de cariño en sí sino que los gatos lo hacen para marcar con sus hormonas tu cabeza y que quedes impregnado, denota por tanto que eres de su propiedad. ¿Los lametazos tienen esa intención?
Lengua de espinas
Cuando tu gato se lame sientes como su áspera lengua recorre tu piel, casi como un papel de lija o de espinas, aun realmente también son papilas, como las nuestras, pero en su caso están potenciadas por la queratina, lo que les confiere ese tacto puntiagudo, diseñado específicamente para la higiene. Un gato destina hasta un 40% de su tiempo despierto diario a la higiene, y la principal herramienta que tiene para ese fin es su lengua.
Aunque le tengan pavor al agua, los gatos son uno de los animales que más vigilan su higiene. No solamente buscan estar limpios, sino que dentro del proceso de salud que se dan a sí mismos es fundamental mantener su pelo correctamente nutrido con sus propios aceites naturales, los lamidos les ayudan a segregar y repartir ese aceite corporal, y que su cuerpo esté seco y equilibrado.
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Significado etológico
Para comprender qué significan estos lengüetazos felinos primero debemos observar cómo se relacionan entre ellos. Los gatos se lamen unos a otros, pero no lo hacen con cualquiera. Los lamidos los realizan específicamente con otros gatos con los que tienen la suficiente confianza, aquellos que son familia, pues proceden de la misma camada, o con quienes tienen una relación de confianza profunda y se llevan bien, porque conviven.
Por tanto, los lamidos que los gatos nos dan en la cara sí son una muestra de cariño, aunque con un matiz: son una certificación de que el nivel de confianza y afinidad es elevado. Cuando un gato te lame te está diciendo: “confío en ti, eres parte de mi hogar”. Y también: “deja que te higienice en las zonas a las que tú no llegas”, porque estos lamidos suelen ser en el cuello y orejas, justo donde tu propia lengua no alcanzaría.
Un lamido con mensaje olfativo
El lamido de los gatos huele, tal vez tú no percibes este olor en toda su intensidad, pero para ellos sí está presente. Se denomina olor comunal, cuando varios gatos se lamen entre sí y se genera un olor sumado, que acaba definiendo el perfume del entorno de confianza creado. Si un gato del grupo huele ese olor entre los miembros de su círculo cercano, esta percepción potencia que se lleven aun mejor pues es un indicador le recuerda que está en territorio común.
Si tenemos en cuenta estas circunstancias podemos ver que al fin de cuentas el amor y la posesión tienen algo que ver en este caso. Algo que por ejemplo no hacen con ese objetivo los perros, que también lamen. Pero los gatos son territorialistas, por lo que para poder asimilar que otro ser (incluso gato) forme parte de su espacio, tienen que marcarlo de alguna forma y darle un “certificado” de que está aceptado y forma parte autorizada. Los lamidos son, por su olor y significado profundo, un salvoconducto para quererte. Si hueles a la marca que tu gato te ha puesto, estás autorizado a campar por su territorio y a la vez esa señal significa “este humano es mío”. Si otro gato te marca no pasa nada, como este olor se suma, tendrás dos marcas “este humano es mío, y mío también”.
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A veces existen otros motivos
Aunque tengamos muy claro que el amor entre gato y humano está en el aire, y que el momento de recibir los lengüetazos es muy íntimo y divertido, a veces puede haber otros motivos que no tienen tanto que ver: lamer también puede ser un acto que ejerce el gato como válvula de escape de su estrés.
Uno de los gestos compulsivos más evidentes de los felinos cuando algo no funciona bien en su comportamiento es lamerse de más, y esos lamidos también pueden extenderse a los miembros de su entorno, pues sobre sí mismos estos lamidos insistentes acaban produciendo en ellos mismos alopecia y problemas de piel al sobrepasar la medida necesaria. Que lama a otro gato o a ti sería la forma de expandir su comportamiento compulsivo.
Los condicionantes de ese estrés pueden ser variados, pero generalmente se trata de alguna molestia sobre el entorno: en la casa hay cambios que ellos no aprueban, porque les generan algún tipo de conflicto. Tal vez porque has cambiado de sitio su arenero, o su camita, o porque hay visitas, o porque el niño de la casa está creciendo y su comportamiento ha cambiado respecto al gato… Puede ser cualquier cosa, pero si tu gato se lame compulsivamente y también te lame a ti, debes tenerlo en cuenta para paliar esos motivos.
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