Los perros tal vez son los animales que más amplio repertorio de comprensión y expresión tiene en común con el ser humano, sólo por detrás de los primates. Este alto nivel de “empatía” no solo se debe a que trata de un animal muy inteligente, también es una cuestión de actitud: los canes ponen mucha voluntad para comprender y hacerse entender.
Es muy interesante descubrir que, como especie, los perros han logrado una profundidad en su comunicación con los humanos hasta llegar a poder expresar sentimientos y necesidades tales como el hambre, la soledad, la molestia o la ansiedad. Podemos entenderles, y sin embargo la forma que tienen de expresarlo no siempre es clara.
¿Cómo nace la comunicación canina?
Los perros son grandes observadores, como animales gregarios están programados para analizar cada uno de los detalles de la manada y, de esta forma absorben todo lo que dices y haces, para desarrollar así una forma de comunicarse contigo. Tu tono de voz, el orden en el que haces cada cosa: todo es analizado por tu perro, así aprenden a entender qué quieres decir y qué necesitas.
¿Y cómo desarrollan ellos su propia comunicación? Pensemos primero en los perros que nacen y crecen integrados en su propia manada: con sus padres y hermanos. Desde cachorros son adiestrados por los canes mayores para comportarse de una determinada manera, ser receptivos a ciertos mensajes y atender bajo unas reglas caninas. Sin embargo, cuando los perros no son educados por sus padres y crecen en un entorno familiar humano, deben aprender por sí solos todo, y esos conocimientos que les darían sus progenitores se lo debes dar tú: así aprende a comunicarse contigo.
Pero hay una serie de actos instintivos que no se aprenden, sino que vienen integrados en su comportamiento. Todos ellos parten de cuestiones anatómicas (abrir la boca, sacar la lengua, mover el cuerpo) y se convierten en símbolos, imágenes que tú u otros perros pueden ver y comprender un mensaje.
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Bostezar y no tener sueño
Seguro que has oído hablar sobre que a los perros se les contagia fácilmente el bostezo de otro perro o incluso el de una persona. ¿Es una leyenda? No, es real, a los perros se les contagia. Sin embargo no es porque les entre ganas de dormir. Para ellos el bostezo es un mensaje de nerviosismo, estrés o ansiedad. Y aunque no lo creas, para los humanos también.
Cuando bostezamos estamos enviando una cantidad superior de oxígeno al cerebro, y eso sirve para que se despeje nuestra mente y alcance un nivel de consciencia mayor. Si estamos dormidos, podremos despejarnos y tratar de despertarnos, y si lo que nos ocurre es que nos sentimos bloqueados o temerosos por una situación confusa o tensa, al bostezar alcanzaremos un aporte extra de frescura mental que nos podrá ayudar a superar el conflicto en el que estamos sumidos.
Los perros bostezan por imitación porque si tú estás tenso, nervioso, bloqueado o temeroso, y necesitas un aporte extra para mantener la mente fresca, los perros tienen en cuenta que tus problemas también son los suyos y, por tanto, como equipo: si tú necesitas oxígeno extra en el cerebro, ellos también: para poder ayudarte. Esto tiene que ver con la raíz de los problemas a los que se enfrentaría un perro y su manada de forma natural, por ejemplo: escapar de depredadores más grandes que ellos o perseguir a presas en una situación de tensión y complejidad máxima.
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Humedecer la trufa
Un gesto similar al bostezo es lamerse la nariz, cuando humedecen la trufa están refrigerando este órgano relacionado con su sentido más importante: el olfato, con el que se relacionan y se comunican con el entorno.
Lo que para los humanos sería mirar fijamente a un oponente, para los perros es lamerse la trufa. Cuando dos perros entran en competición o en una situación que equivale a un duelo, lamerse la trufa sirve para obtener más información del otro sin tener que acercarse, y es un gesto que denota una situación de estrés y confrontación. Algo que en idioma humano sería como decir “te estoy observando, no te pierdo de vista, estoy dispuesto a saltar sobre ti”.
Además, lamer esta zona de su cuerpo les refresca, y facilita que se sientan más despejados y desiertos para acceder a la información de su entorno de forma más ágil, pues la saliva en la trufa agudiza sus sentido del olfato y la velocidad con la que su cerebro accede a la información.
Una sacudida para despertar
Otro gesto que denota que tu perro está viviendo una situación estresante está relacionada con el movimiento de “respingo” que hacen con todo su cuerpo cuando quieren secarse, pero en seco. Si tu perro no está mojado, pero se contonea exactgamente igual que si lo estuviera, secándose de un agua imaginaria, lo que realmente está pasando es que ha decidido que todo su cuerpo necesita una dosis extra de energía.
Sacudir su cuerpo es una forma de activarlo, es decir: de calentarlo ante un conflicto inminente o una situación que le bloquea. Ójala los humanos recurriéramos más a menudo a ejercicios que nos desbloqueen de forma física para alcanzar un estado de consciencia y claridad mental mayor, nosotros tomamos café. Los perros mueven todos sus músculos generando un efecto positivo contra el estrés, la ansiedad y cargando su energía para enfrentarse a aquello que les preocupa.
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