Resulta muy difícil contabilizar cuántos animales se abandonan en España a lo largo del año, pues salvo perros y gatos no existen registros obligatorios para certificar la propiedad de la mayoría del resto de animales de compañía. Se estima que al año se abandonan casi 300.000 perros y gatos en España, según la Fundación Affinity. ¿Pero qué pasa con el resto de animales?
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Según los expertos, cuando nos referimos al abandono de otras especies probablemente estaríamos duplicando el abandono de perros y gatos, es decir, podríamos hablar de un total de unos 900.000 animales abandonados al año sólo en España. Nos referimos a pequeños mamíferos, como hámsters, jerbos, conejos y hurones. También a tortugas de agua, serpientes, geckos, camaleones. Aves pequeñas como canarios, periquitos, loros, cotorras o ninfas. Y aunque resulte sorprendente, también se abandonan cerdos vietnamitas y caballos.
Existen muchos problemas derivados del abandono de animales, uno de los más evidentes es que cuando dejamos a su suerte a un animal que no forma parte del ecosistema, estamos añadiendo una “especie invasora” en un hábitat y éste puede verse trastocado. Por ese motivo el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publica todos los años el catálogo de animales prohibidos en España, y la razón no es otra que preservar el medio ambiente nacional ante un posible abandono de animales que podrían ser depredadores de las especies autóctonas o acabar con el alimento de otras, desequilibrando el ecosistema.
Leer más: ¿Qué hacer si me encuentro con un animal abandonado?
Regalar una mascota: la peor idea
La decisión de tener un nuevo ser vivo en la familia es una cuestión que no puede tomarse a la ligera. Los regalos son, por definición, sorpresas poco meditadas. Cuando incluímos a una mascota en el hogar con la única intención de hacer feliz a una persona y asombrarle con un detalle, estamos jugando a la ruleta rusa: puede que la mascota sea muy querida, pero puede también que esta decisión impulsiva acabe en abandono.
Se ha demostrado estadísticamente que las épocas de mayor índice de abandono son enero, tras las navidades. Y también el verano, cuando tras un tiempo tratando de asimilar a la mascota se decide acabar con su cuidado antes de las vacaciones.
También las estadísticas dicen que en época de crisis económica, los abandonos de animales se acrecientan porque los dueños se ven sobrepasados por los costes de mantenimiento de sus mascotas y deciden dejarlos a su suerte. Esto ocurre de forma más extrema en caballos, por ejemplo, que requieren unos gastos veterinarios, de espacio y de mantenimiento muy por encima a otros animales.
Por último, los estudios sobre abandono animal hablan de que las mudanzas también son momentos en los que algunos dueños deciden deshacerse de sus animales de compañía, especialmente cuando se mudan a un lugar con menos espacio o a domicilios donde no se permiten mascotas.
En todo caso, ninguna de estas situaciones es excusa para abandonar a un animal. La decisión de hacernos cargo de un ser vivo es un paso muy importante que no debe ser tomado a la ligera, y una vez aceptado debe consumarse hasta las últimas consecuencias. En este sentido, cuando nos referimos a dueños que abandonan a sus mascotas por estrecheces económicas, por falta de tiempo o por falta de espacio, la razón que subyace es simple y llanamente: falta de empatía.
Leer más: Preguntas que debes hacerte antes de tener un perro
¿Qué puedes hacer para ayudar?
Lo más importante que podemos hacer desde nuestra parcela de responsabilidad personal es no mirar hacia otro lado cuando en nuestro entorno alguien pretende abandonar a su animal de compañía o cuando vemos prácticas o decisiones similares. Una sociedad concienciada se forma gracias a la acción individual de cada uno de nosotros, reprobando, aconsejando y ayudando a que estas situaciones no lleguen a darse.
Por otro lado, el apoyo a las iniciativas ciudadanas sin ánimo de lucro para el bienestar animal es fundamental. El 99% de los refugios y protectoras de animales no cuentan con ninguna ayuda pública para su subsistencia, y son una pieza clave para la supervivencia de muchos animales, la concienciación y el control de la población (mediante el rescate, esterilizaciones y castraciones). Para ayudar no sólo puedes adoptar, también puedes suscribirte como socio aportando una ayuda económica puntual o contínua, o hacer de tu casa un hogar de acogida temporal para animales que necesitan sanar.
Además, puede exigir a tu gobierno local (ayuntamiento, diputación, comunidad autónoma) que trabaje en favor de los animales. Las administraciones públicas son las encargadas de concienciar y de vigilar para que la ley se cumpla.
Pese a que la nueva Ley de Bienestar Animal está a las puertas de aprobarse en el Congreso de los Diputados, y abrirá la puerta a una serie de medidas positivas para paliar el abandono de animales, lo cierto es que si no se dota a las administraciones locales de recursos para atender las denuncias, monitorizar los casos, buscar a los responsables y llevarlos ante la justicia, ninguna ley “virtuosa” tendrá sentido sin el consiguiente cumplimiento, y muchas asociaciones de bienestar animal ya han manifestado sus reservas a que la nueva ley pueda llevarse a la práctica respeto a los abandonos.
Leer más: Aplicaciones móviles que facilitan la adopción de animales