Skip to main contentSkip to footer
consejos para acariciar a tu gato© Adobe Stock

Comportamiento

Acariciar a tu gato, ¿qué hacer cuando no se deja?

Los felinos no son animales fáciles a la hora de complacer con caricias y carantoñas, sin embargo tras un proceso de adaptación, y dando donde más les motiva, pueden caer rendidos a tus dedos.


Actualizado 6 de mayo de 2022 - 12:30 CEST

Que tu gato no disfruta con las caricias que le das es algo que notarás de forma instantánea. Como especie, heredan de sus ancestros felinos más salvajes la poca paciencia y un código de comunicación basado en hechos. Si tu gato está molesto empezará a mover la cabeza en dirección contraria a ti, para evitar el contacto visual y dar a entender que prefiere obviarte. Por otro lado, si un gato está pasivo y ni ronronea ni participa activamente, ni modifica su figura para disfrutar más de las caricias significa que algo no va bien.

El ronroneo es un sonido único de los gatos, y significa que están obteniendo placer con tus mimos. Sin embargo, no es un sonido de gratitud, sino de demanda. Cuando tu gato ronronea te está diciendo “no pares hasta que yo te lo diga”. Dejar de ronronear, o no hacerlo en ningún momento significa que el masaje no es satisfactorio, y en vez de querer que sigas, lo que pretende con su silencio es que pares cuanto antes.

La paciencia que los gatos no tienen, la debes tener tú. Conocer cuales son las zonas que más le gustan y cómo debes acariciarle es algo que requiere tiempo y no desanimarte. El aspecto más importante para llevarte bien con tu gato es no generar una disensión si él pretende escaparse o te muestra su molestia, no le castigues. Los refuerzos negativos no hacen sino acrecentar la imposibilidad de mejorar vuestra relación y convertir las caricias en algo que os acerque.

Leer más: Los gatos respiran de forma diferente según su estado emocional o de salud

Las caricias no son solo caricias

Los antepasados de los felinos jamás se dejarían llevar por los momentos de intimidad que podrías pretender tener con tu gato. Para los felinos las caricias les hacen vulnerables: están desprevenidos ante un posible ataque. Por eso solo un gato bien socializado podrá soportarlas y aprender a valorar estas carantoñas.

Cualquier gato necesita un periodo de adaptación razonable, que deberá realizarse no más tarde de las siete semanas de vida del animal. Un gato de varios meses al que nunca se le haya acariciado pondrá reparos, un gato de un año que jamás probó las caricias es prácticamente imposible que pueda digerirlas. Por eso resulta tan difícil llegar a tocar a los gatos callejeros sin que respondan con un zarpazo.

Pero te preguntarás: no es cierto que los gatos no comprendan de forma instintiva el valor de una caricia y un momento de intimidad, si incluso son capaces de juntar su cabecita con la nuestra en ocasiones, y acariciarnos la cara usando la suya propia. ¿Qué hay más íntimo que esto? Tal vez te equivocas, la ciencia ha determinado que ese gesto de los gatos no es de cariño, sino de propiedad. Cuando un gato acaricia su cabeza contra la tuya está transmitiendo las hormonas que produce con su glándula odorífera y así generando en ti un sello de propiedad.

Leer más: ¿Crees que los gatos negros dan mala suerte? ¿Cuál es el origen de esta leyenda?

Cómo saber que estás por el buen camino

Ahora bien, si quieres ir a tiro hecho y conseguir que tu gato no huya cuando tratas de acariciarle, es bueno probar con las zonas más populares, las que no suelen obtener quejas. Prueba debajo de la barbilla, en la base de las orejas y en la zona lateral de las mejillas.

Para saber si tu gato está contento al recibir tus carantoñas debes tener en cuenta que además de ronronear se dedique a amasar con las patas delanteras. Su cara adquirirá una expresión relajada mientras que sus orejas apuntarán hacia delante. Otro rasgo de placer en él es el movimiento alternativo de la cola, o dejarla erguida y tomar contacto contigo cada cierto tiempo. Si frenas un masaje que hace sentir bien a tu gato, él será el primero en hacer notar que no está conforme con que pares, te empujará con su cabeza para que sigas.

Sin embargo, las pistas para saber si tu gato no quiere más atenciones y quiere escapar son muchas y muy claras. Podría morderte o golpearte la mano, para que pares, así como girarse de forma muy abrupta y mirarte fijamente, retándote a que no vuelva a hacerlo. Estas muestras de molestia son comunes en gatos que nunca las han recibido con anterioridad, casi hablaríamos de gatos con poco o nulo contacto con humanos.

Sin embargo, hay muestras de desagrado mucho más sutiles y rutinarias. Si el gato no hace nada en absoluto, no es buena señal. Pero también es signo de incomodidad que parpadee mucho más de lo normal o que se lama la nariz. Estos gestos denotan que debe tomar una determinación y necesita aclararse y controlar su respuesta. Es un signo de socialización que este desagrado no se desarrolle de forma violenta, sino intentando contener su molestia.

Los gatos que pegan un brinco y se asean cuando les estabas acariciando también están reflejando incomodidad. Lamerse es un gesto que se traduce como pretender volver a tener el control de su cuerpo y extirpar de raíz la sensación que han tenido. El aseo les sumerge en una dinámica automática que les permite olvidar, y a la vez es una costumbre íntima personal que rechaza el ejercicio íntimo que habéis realizado.

Leer más: Trucos para comprender y cuidar mejor a tu gato anciano