Los perros buscan constantemente la forma de potenciar su acercamiento a nosotros mediante la compañía y la repetición. Se dan casos en los que si tú habitualmente comes en el sofá, el perro podrá llegar a coger con la boca un ‘puñado’ de pienso, dejarlo sobre el sofá y comer ahí, como un humano más, y lo más importante: a tu lado.
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Si eres el humano de referencia de tu perro, percibirás como siempre te sigue con la mirada. Lo hace mientras caminas por el salón, pero lo hará aún más cuando tu tono de voz denote que podrías salir e irte a la calle. Si vas a otra habitación, puede que te siga con frecuencia. Y si vas al aseo, el perro insistirá en acompañarte porque sabe que allí haces cosas que te dejan vulnerable ante “un posible ataque”, y velará por ti mientras tanto (de la misma forma que él espera ese comportamiento de ti).
Todas estas situaciones, y decenas más, son diarias y comunes en la vida de cualquier persona que conviva con un perro, y no hacen más que reproducir aquel comportamiento gregario para el que están “programado” los canes: seguir a la manada, no quedarse nunca solo y permanecer siempre al lado de su líder, en este caso tú. ¿Pero qué pasa cuando su manada eres solo tú?
¿Cómo surge el ‘hiper-apego’ en un perro?
Los casos de hiper-apego suelen estar relacionados con personas que viven solas, o en núcleos familiares muy estrechos donde sólo un miembro de la familia se ocupa del cuidado del animal: darle de comer y acompañarle a los paseos, generalmente. En estos casos es muy común que el perro desarrolle cierta “obsesión” contigo.
Sin embargo esta “obsesión” o hiper-apego es una consecuencia muy razonable, y cuanto mejor la comprendamos mejor podremos darle solución y modificarla. Los perros son seres sociales y están preparados (y necesitan) la interacción contínua con otros seres sociales, porque constantemente buscan jerarquías y tratan de apoyarse en su familia (su entorno más cercano) a la hora de sentirse acompañados, seguros o agudizar su actitud protectora.
¿Qué pasa cuando un perro forma parte de un entorno familiar “monoparental” o muy pequeño? Que el perro apuesta toda su socialidad, protección y seguridad a una sola carta: su humano de referencia. Si en su jerarquía familiar sólo existe un integrante (o muy pocos) él sentirá que no puede, bajo ningún concepto, fallar a este lazo, que debe proteger esta unión y que desligarse de su vínculo con la manada puede ser demasiado fácil, y eso le produce temor. Así, podemos comprender fácilmente cómo se genera ese hiper-apego, y ver que no es una cuestión caprichosa o al azar.
Una mudanza o la época post-COVID, pueden potenciarlo
Estos casos de 'hiper-apego' pueden estar potenciados por situaciones en las que el animal haya sentido una situación de separación abrupta, lo que se suele conducir a un estado inicial de “ansiedad por separación”. Cambios significativos en vuestra rutina como una mudanza, o que tú hayas cambiado de trabajo pueden favorecer que el apego de tu perro se convierta en hiper-apego, especialmente si vives solo con él o tu entorno familiar es muy pequeño.
También el cambio de rutinas por la época post-COVID pueden favorecer esta actitud de unión de tu perro. Pues durante el confinamiento y el año posterior podrías haber estado intensamente unido a él, y tras la vuelta a la normalidad esa situación podría desencadenar un “efecto rebote”, estar permanentemente unidos queda atrás y ahora vuelves al trabajo presencial y a realizar más actividades fuera.
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Métodos para reducir ese apego
Al estado de hiper-apego también se le denomina coloquialmente como “perro-velcro”, y para despegar este adhesivo la clave fundamental es la socialización. Ahora que sabemos que el motivo de esa “obsesión” está relacionada con que ha construído todo su mundo y su estabilidad alrededor de ti, el método que tienes para suavizar esta condición es aportar a tu perro un mundo social más rico y estable. Eso sí: hazlo gradualmente.
¿Cuánto tiempo dedicáis al paseo al día? ¿Cuántas salidas al exterior hace? ¿Cuántas personas visitan tu casa? Sea cual sea la respuesta a estas preguntas, el consejo que podemos darte es: hazlo más. Aunque los animales son animales dados a la repetición, también tienen una capacidad increíble para adaptarse y encontrar nuevos patrones a los que amoldar su estabilidad. Su memoria recreativa es ínfima, no pierden el tiempo pensando en el pasado ni proyectan hacia el futuro, por lo que lo único que les ayudará a superar un necesidad de apego máxima es diluir ese protagonismo que ven en ti con actividades sociales que modifiquen esa intensa dependencia a un solo referente jerárquico.
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¿Territorialismo: su entorno a proteger eres tú?
Además, trata de evaluar hasta qué punto él se siente atento (o alerta) cuando vienen visitas a casa, y si esto acrecienta su actitud defensora (aunque sólo sea estar aún más pendiente de ti). De la misma manera, trata de identificar si en las salidas a la calle, cuando paseáis, tu perro está a la defensiva frente a las personas con las que te relacionas, o si le cuesta desligarse de ti para jugar con otros perros.
Este tipo de “refuerzos” más nerviosos o casi territorialistas son el recubrimiento del apego, si el perro genera un estado de tensión o de alerta ante las situaciones sociales que os rodean, es porque no entiende que aquellas personas con las que os relacionais también son parte de vuestra “manada”, y por tanto, que no estais solos.
Es muy importante que busques, de forma gradual y premiando al perro, que cada vez se sienta más cómplice de las personas que os visitan en casa, así como que él encuentre su lugar independiente en la calle cuando le dejas jugar libre con otros perros.
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