Por muy mayor que sean los gatos, en el fondo siempre son los pequeños de la casa. Sin embargo, un gato de 16 años equivale a un octogenario humano, y su comportamiento se ve modificado inevitablemente por el paso de los años y los cambios físicos y mentales en los que se ve inmerso. Sin embargo, que los gatos alcancen estas edades es insólito y está directamente relacionado con la cantidad de amor y cuidados que reciben hoy en día: mejor alimentación y más control veterinario. Los gatos salvajes o callejeros no viven más de 6 u 8 años, sin embargo los domésticos han llegado a vivir 30.
El cambio que experimentan en el carácter y en sus necesidades sólo puede ser complacido viviendo en casa, bajo el amparo y los cuidados de la familia. Igual que las personas, los gatos de avanzada edad se vuelven más delicados, gruñones y torpes. Y estas características son difíciles de sobrellevar a la intemperie de una vida salvaje o callejera. La primera de las conclusiones que te ofrecemos es que los gatos ancianos necesitan más amor si cabe que los jóvenes, y que seas flexible en concederle pequeñas cesiones.
Enfermedades más comunes
Los gatos ancianos, al igual que los perros y que incluso los humanos de avanzada edad, son propensos a problemas cardiovasculares, gastrointestinales, diabetes e insuficiencia renal. De hecho, más del 30% de los gatos que superan los 15 años sufren enfermedades renales, así como pérdida de visión o problemas en las articulaciones.
Si tu gato joven alguna vez estuvo enfermo, bien sea por un problema interno o por una herida o lesión, habrás comprobado en primera persona que el comportamiento de las mascotas cambia mucho cuando sienten dolor y molestias.
Sufrir una enfermedad o deterioro físico es un hecho que inevitablemente trastoca el carácter de todos los animales, sin embargo los seres humanos tenemos la facultad de racionalizar y canalizar nuestro comportamiento aun sufriendo molestias y, en todo caso, como nuestros diagnósticos son más certeros, porque somos capaces de hablar y de expresar qué nos pasa, podemos atajar de una forma más directa nuestras dolencias.
Sin embargo, los gatos ancianos acumulan en silencio y sin racionalización una serie de achaques, dificultades y molestias que, en suma, producen un cambio gradual en su carácter, y no pueden evitar ser más sensibles o mostrar un temperamento más arbitrario. La segunda conclusión que te damos es que tengas paciencia y no interpretes como un deseo despótico del animal sus posibles muestras de desagrado o molestia.
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Menos físicos, más mentales
Uno de los cambios más importantes en los hábitos de los gatos cuando se hacen mayores es que dejan de ser esas bolas de pelo ágiles, curiosas y juguetonas capaces de las mayores proezas físicas. Sin embargo siguen activos, pero de forma más contenida. Su cuerpo ya no les permite hacer piruetas, pero siguen necesitando pertenecer al entorno con la misma curiosidad, por lo que nuestro tercer consejo es que traslades la actividad física que antes tenía el gato a una serie de estímulos más intelectuales.
La estimulación mental que te recomendamos aplicar a tu gato anciano consiste en desarrollar para él juegos del olfato y atención para que busque la comida en un puzzle. Si nunca lo has visto te lo explicamos: consiste en unos juguetes que dosifican el pienso o los premios mediante el juego que realiza el gato, son pequeños trucos para su intelecto y no requieren mucho esfuerzo físico, pero sí concentración. La satisfacción que obtendrá el felino al conseguir estos premios será mayúsculo, pues sin un desgaste ni molestias físicas verá gratificada su curiosidad y esfuerzo.
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Más sibarita si cabe
Por otro lado, ten en cuenta también que los gatos ancianos desarrollan muchos problemas dentales, es normal, sus cuerpos están diseñados para vivir menos de la mitad del tiempo que hemos conseguido robarle a su longevidad original. Por lo que las piezas dentales se desgastan mucho antes de que el ciclo de vida del animal finalice, y eso implica mayor dificultad para comer, molestias y un cambio en sus gustos.
Si percibes que durante una época tu gato deja de apreciar las latas que antes le volvían loco, que pierde el apetito o que solo admite un cierto tipo de comida, estas decisiones que podrías creer que son meros caprichos corresponden a una adaptación de su alimentación bajo sus nuevas necesidades físicas: menos salud dental, achaques de su sistema digestivo y cierta variación en su necesidad de nutrientes dado que realiza menos ejercicio físico.
Nuevos placeres felinos
Si antes tu gato disfrutaba escondiéndose entre el sofá y la pared, o saltando en búsqueda de extraños reflejos de luz producidos por las sombras de la terraza, ahora que es anciano lo único que le pide a la vida es un rinconcito calentito, que le rasquen la espalda y que no haya mucho ruido en la casa.
Instalar un pequeño rascador puede hacer las delicias de tu gato si ha llegado a esta edad, también ten en cuenta que estará más meloso y necesitado de caricias, pero atención, nuestro consejo final es que tengas en cuenta que si te gruñe cuando parecía que quería mimos y sale despavorido como si le hubieras ofendido: esta es una reacción normal, pues probablemente sufra ciertas molestias o dolores físicos, por su humor puede ser variable, y tan pronto necesitar mimos como verse dolorido porque le has rozado una zona de su cuerpo sensible que le produce malestar.
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