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Así es como los perros ayudan a paliar la depresión humana

Diversas investigaciones realizadas con mascotas demuestran que convivir con perros puede ayudar en gran medida a minimizar muchas dinámicas negativas relacionadas con el estrés, la ansiedad y la depresión.


Actualizado 29 de marzo de 2022 - 14:04 CEST

No existen soluciones milagrosas contra la depresión y sin embargo diversos estudios han demostrado que los perros (y en menor grado también los gatos) son capaces de mitigar sus efectos y en cierta medida colaborar a su mejoría. Todas las investigaciones concuerdan en que el comportamiento animal ayuda a simplificar nuestros estados de estrés, ansiedad y depresión, paliando cuestiones concretas y puede ayudar a paliar sus síntomas.

En un estudio de 2020 realizado en la Universidad de Purdue (Indiana) en el que se investigaba el vínculo humano-perro con el objetivo de determinar cómo los animales ayudan a nuestro bienestar psicosocial, se determinó que un 35% de las personas con depresión que interactuaron con perros durante su enfermedad redujeron su ansiedad, y alrededor del 40% del total evaluado no necesitaron medicación, cuando en el grupo sin perros este índice descendía al 19%.

Otro estudio muy referenciado cuando hablamos sobre cómo los perros pueden ayudar a los humanos en terapias emocionales tiene su origen en España, se trata de una terapia denominada “Compludog” en la que se ha estudiado cómo el contacto con perros reduce el estrés en estudiantes de la Universidad Complutense. Entre las conclusiones de esta investigación, realizada en colaboración con la Fundación Affinity, se determinó que los perros ayudan a mejorar el estado físico y emocional de los humanos con los que se relacionan, así como activar en ellos la hormona oxitocina, encargada del bienestar y el sentimiento de placer en el ser humano.

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Actitud canina frente a la soledad

Cuando nos referimos en todos estos estudios a “estar en contacto con perros” pudiera parecer que nos referimos al milagro de ser tocados por su magia, sin embargo se trata de una cuestión mucho más banal. Los perros pulsan nuestra atención, nos interpelan, motivan y buscan nuestra reacción de una forma sutil y muy convincente.

Entre los rasgos de comportamiento que más destacan de los perros a la hora de ayudar a los seres humanos a paliar cuadros de depresión sobresale que son capaces de reducir los efectos de la soledad, sin hacerse excesivamente presentes. Lo cual es un arma muy potente para regular las emociones de bloqueo y aislamiento que constituyen uno de los pilares de la depresión.

Inicialmente, la obligación y responsabilidad de tener que cuidar del perro introduce una serie de dinámicas en el humano que no le permiten encerrarse del todo en la soledad. Son actos muy puntuales, como darle de comer, pasear brevemente para que haga sus necesidades o atender a su mirada. Sin embargo, algo que favorece a los humanos en esta situación es que el tiempo que puedes dedicar a estas cuestiones es muy variable, en el peor de los casos bastará con unos minutos al día, pero él ánimo del perro puede influir para alargar estos procesos y encontrar periodos cada vez más largos, hasta alargarlos como un chicle.

Según los estudios, convivir con un perro reduce la preocupación y el estrés por aquellas cosas que escapan de nuestro control, y nos ayudan a centrar nuestra mente en la resolución de problemas concretos: aquello que tenemos delante. El perro no tiene agua, llenemos su cuenco. El perro quiere salir, salgamos. Tú necesitas una ducha, entra en el baño. Son pequeñas resoluciones que nos conducen a cadenas de pensamiento step-by-step, pasito a pasito.

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El ejercicio físico es uno de los secretos

Cuando antes hablábamos sobre que los gatos ayudan también, pero en menor medida, es porque pese a que responsabilizarte de una mascota que depende de ti y que te interpela es una cuestión que también influye de forma similar con un gato, los perros ejercen sobre los humanos una llamada a la acción que puede implicar ejercicio físico, y esta cuestión es muy importante porque nos dan pequeñas ventanitas para dar un respiro a la soledad, abandonar el espacio en el que te atrincheras, romper cadenas de pensamiento unidireccionales… Todo ello se puede conseguir, o por lo menos paliar, con un detalle tan sencillo como escuchar la llamada a salir a la calle de tu mascota.

La actitud del perro no exige respuestas inmediatas ni palabras concretas, pero sí induce a la acción. Los paseos juntos pueden ser mínimos y con la menor de las repercusiones o convertirse en un diálogo silencioso muy rico que dure horas. La curiosidad, el afán por disfrutar y la voracidad del perro por disfrutar pueden ser contagiosas, o por lo menos son un ejemplo inspirador para compartir el tiempo. De alguna forma, los perros son muelles, que sin darte cuenta te impulsan a retrotraer el deseo de soledad y son capaces de darte a probar la sensación contraria.

Hn estudio realizado en colaboración por la Universidad de Miami y la de Saint Louis determinó que aquellas personas que conviven con perros son capaces de mantener una mayor autoestima y paliar sus estados de ansiedad en situaciones de estrés extremo o ansiedad, y se concluyó que en gran medida esto es así por las rutinas de ejercicio, paseando y promoviendo la relación humana en el exterior: haciéndonos salir de casa. Esto tiene que ver con el incremento de empatía que se desarrolla en estas actividades perro-humano, así como la regulación de ciertas capacidades sociales implícitas en el paseo, tales como interactuar con desconocidos o simplemente verse integrados en ambientes sociales.

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