No sabes lo importante que puede ser un juguete para tu perro hasta que le ves obsesionado con uno en concreto, y te das cuenta que para él es un pilar de su juego y emocionalidad. No comprendes bien el vínculo que tiene con ese trozo de plástico, tela o caucho, pero sientes que si algún día el “juguete” se perdiera tu amigo lo sentiría de veras.
Debes saber que los perros viven con gran alegría, excitación y recuerdo el día que les regalas sus juguetes más preciados. Ponte en su lugar, e imagina lo entrañables que resultan estos momentos, en los que tú le muestras un nuevo objeto con el que pasar buenos ratos, volcar su estrés o energía y uniros como equipo.
Nunca sabremos cómo dar en la diana, lo cierto es que hay algunos juguetes de diseño que nos cuestan un dinero considerable y luego el perro los omite por completo, y otros juguetes realmente no son más que desechos reciclados de objetos que ya no utilizas y les acaban volviendo locos. Lo que hace que tu perro se encariñe con un juguete es todavía un secreto, llámalo amor: un flechazo.
Presas de caza
Lo más común es que tu perro acabe identificando como una presa a algunos de sus juguetes. Lo más probable es que aquellos con formas de animales le sirvan para este objetivo. La forma en la que un perro determina que jugará con uno de los objetos que están a su disposición no es una decisión mesurada, es casi una decisión visceral, completamente espontánea: como un flechazo, en el que el perro identifica que aquello que tiene delante no es solo un juguete, sino una presa real en fase de prueba.
Como habrás comprobado, cuando tu perro juega va a por todas, se toma muy en serio aquello que hace y no ve diferencias entre una presa real y una de juego. Dentro de este proceso, cuando un perro determina que alguno de sus juguetes es una presa, puede acabar asimilándolo hasta el final, o mejor dicho: hasta el fin de los días de ese juguete. Pues la forma de morderlo y los zarandeos que le de podrán hacer que se desintegre a un ritmo mayor.
Para que tu perro siga considerando a su juguete como una presa es necesario que tú le ayudes y colabores a esta ficción, dándole vida: jugando con él. Ponlo fuera de su alcance para que tenga que perseguirlo y alcanzarlo, y lánzalo lejos para que vaya a recogerlo y te lo ofrezca como una ofrenda. Cuando se dan este tipo de asociaciones con los juguetes, el perro siempre tratará de agasajarte con el retorno de la presa, y aunque tú sepas que es ficción no está de más que reacciones con agradecimiento, este es un comportamiento muy común en animales cazadores como perros y gatos, ellos valoran mucho que te muestres contento de recibir su presa, sea real o imaginaria.
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Pelotas anti-estrés
Es un clásico de la mayoría de los perros, les damos para jugar pelotas de todo tipo, aquellas que caen casualmente en nuestras manos, desde viejas pelotas de pin-pon, tenis o de los niños. Las pelotas son la piedra angular del disfrute de los perros, porque se mueven por sí solas, y pronto les verás lanzándoselas a sí mismos y persiguiéndolas como si ellas mismas tuvieran criterio de supervivencia.
Los labradores suelen sentir una predilección inmensa por las pelotas, concretamente por las de tenis, se las meten en la boca. No te asustes, no se la tragará y tampoco se atragantará. Es un reflejo para ellos, su cerebro les pide tenerla en la boca y eso les hace sentirse más tranquilos, como si de un amuleto o un objeto desestresante se tratara.
Sin embargo, sí existe un serio problema con darle a nuestro perro pelotas que no están diseñadas para su juego, sino que son para el deporte o para otras aplicaciones: sus materiales pueden resultar tóxicos. En el caso concreto de las pelotas de tenis, la fibra de carbono puede lijar los dientes del can.
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Cachorro de un embarazo imaginario
Algunas hembras de perro atraviesan procesos de embarazo psicológico, que en sí mismo no representa un trastorno sino un proceso hormonal en el que se desarrolla un comportamiento en el que cree haber dado a luz, pese a que este hecho nunca haya ocurrido.
Estas perras cuidan a su muñeco con todo el mimo que le concederían a un cachorro real. Generalmente suelen repartir este cuidado entre varios muñecos, como si de una camada se tratara, pues lo normal en sus embarazos es tener varios perritos en cada parto.
Este proceso se inicia dos meses después del último celo. Las hembras pueden sufrir inflamación del abdomen y las mamas, así como segregar leche de éstas. Su cerebro considera que tras la gestación los muñecos a su alcance son crías, y les cuida como tales.
Aunque parezca una situación divertida y enternecedora, lo cierto es que genera mucho estrés en el animal, pues se siente constantemente nerviosa experimentando cambios y enormes niveles de preocupación ante la gran responsabilidad que adquiere. La buena noticia es que este tipo de situaciones se diluyen pasadas una semana y media, y todo vuelve a la normalidad.
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