Los conejos son animales programados para ser y sentirse presas, por lo que muchos de sus comportamientos son un reflejo de esta vida silvestre que les hace siempre buscar escapatoria de los depredadores. Sin embargo, los conejos domésticos han ido perdiendo algo de estos rasgos y a la hora de comunicarse con sus dueños llegan a utilizar para expresarse signos propios de sus madrigueras, es decir, muestran gestos que les mostrarían a otros conejos para entenderse entre ellos.
Lo primero que hay que tener en cuenta cuando tratamos de comprender los gestos de un conejo es que se trata de un animal muy enérgico y nervioso. Como casi todas las presas crepusculares, sus movimientos son ágiles y no faltan signos con un matiz agresivo o veloz. Los conejos están programados para no perder el tiempo. A diferencia de los perros y de los gatos, que pueden demostrar un comportamiento más reflexivo y unos rasgos más sigilosos, con los conejos parece que cada acción que ejecutan es la última de su vida.
Por un lado, se trata de animales muy observadores, necesitan esa atención para prevenir ser cazados. Eso les convierte en grandes especialistas de nuestros actos, su observación y curiosidad son clave para convertirse en buenos amigos y poder ampliar los lazos y no comportarse como un animal huidizo y sin interés. Los conejos pueden llegar a demostrar actitudes similares a perros y gatos en lo que se refiere a su confianza con humanos.
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Enfado
Los conejos no tienen excesiva paciencia, no son animales tan dóciles como los perros aun cuando se sienten en confianza. Esto tiene mucho sentido porque por mucha relación de intimidad que desarrollen con sus dueños, no comprenden ni las intenciones reales que tienes con tu comportamiento ni logran acumular esperanza para confiar en tu comportamiento.
La jerarquía no sirve con los conejos, ellos tienen su propio esquema y los humanos no forman parte, por tanto, si se colma la paciencia de este animal (que es algo que ocurre sin que se haga esperar demasiado) su reacción es de enfado.
El gesto de golpear con la pata el suelo es la señal que el conejo necesita para que te des por aludido y dejes de hacer lo que estés haciendo, pues está enfadado. Este gesto es equivalente al consabido signo de mostrar los dientes de los perros. El golpe en el suelo es una demostración de fuerza, el sonido que produce es una advertencia y lo realizará tantas veces sea necesario para que te des cuenta.
Esto no quiere decir que el conejo se vaya a lanzar a puñetazos y patadas en breve, es sólo una advertencia de que su paciencia se está colmando. Pero no temas: la probabilidad de que el conejo te ataque es muy limitada y, si lo hace, lo hará mordiendo, no pegándote (aunque tal vez eso no no te sirva de consuelo). Para reaccionar positivamente a este gesto simplemente debes dejarle espacio, permítele que se oxigene, que se le olvide la situación. Si le dejas solo, a los 10 minutos no se acordará de nada.
Terror
La línea entre el miedo y el terror es muy fina en este tipo de animales. Lo que les ocurre es que entran en colapso, se dan por vencidos, y esperan que su apariencia física explique por sí sola a cualquiera (depredadores incluídos) que él es una víctima sufridora. Cuando un conejo siente terror echa las orejas hacia atrás dejándolas bajas, éste es un gesto de rendición.
Además, los conejos que sufren miedo esconden sus patas traseras debajo de la cabeza, se hacen una bola, sus ojos se vuelven aún más saltones y su cuerpo se queda rígido mientras que su respiración acelera. Todos estos rasgos de comunicación no verbal definen claramente un estado de shock.
Aunque los conejos domésticos no tienen (o no deberían tener) motivos para verse en una situación tan extrema, recuerda que son animales de contrastes: enérgicos, independientes, temerosos y vulnerables.
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Alegría
Cuando un conejo es feliz, porque se siente pleno o porque está participando de un juego o siente que tiene sus necesidades equilibradas y con plenitud, desarrolla una serie de movimientos enérgicos que se pueden confundir a priori con su estado de enfado, sin embargo su postura corporal está relajada. Brincará con las orejas erguidas y correrá de aquí para allá.
Muchas veces este comportamiento pretende decirte: estoy contento, pero por eso mismo quiero jugar. No dejes pasar esta oportunidad, cuando logras comprender que el conejo te está pidiendo pasar el rato jugando se genera una relación de intimidad y comunicación que ayudará a construir más vínculos entre ambos.
Confianza y calma
Como en otros mamíferos, y especialmente perros y gatos, existe una postura que es la constatación universal e inequívoca de que el animal se siente en calma y que confía plenamente en nosotros y el entorno que le hemos dado.
Toda aquella postura que signifique dejar su vientre al descubierto, es decir: boca arriba, implica que hemos conseguido traspasar la barrera de la convivencia y ahora el animal se siente parte de la familia: seguro, protegido y parte del hogar. Los conejos que se tumban de lado, con las patas estiradas o boca arriba con las extremidades plegadas, denotan claramente que no dudan de ti y tu entorno, y saben que nada malo podrá pasarles.
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