Los perros parecen comprender mucho más de lo que se dice con palabras, lo cual ya es mucho teniendo en cuenta que ningún estudio ha revelado que sean capaces de interpretar frases, a lo sumo palabras sueltas. Pero lo cierto es que convivir con un perro significa maravillarnos constantemente del nivel de atención y comprensión que mantienen estos animales.
Tanto es así, que pareciera que disponen de poderes mágicos a la hora de predecir quién se aproxima a la casa, cuál es nuestra actitud o en qué consisten nuestros planes. Todo ello tiene una explicación científica, que sin restarle méritos a sus superpoderes caninos, puede que nos ayude a entender mejor cómo un perro puede saber qué hora es sin comprender en absoluto cómo funcionan los relojes del hogar.
Los perros son los precursores de los famosos algoritmos de Netflix
Lo primero que debemos tener en cuenta es que los perros son animales extraordinariamente observadores y que constantemente están realizando una enumeración del ritmo al que se mueve su pequeño mundo, sacando conclusiones de patrones habituales, ambientales y relacionales. Y el máximo exponente de su estudio eres tú. Es decir, su mente funciona agrupando hechos que se repiten constantemente y que dan como resultado una acción, y las acciones que más le interesan a tu perro son las que tú realizas.
Si cada vez que sales a la calle, antes siquiera de ponerte los zapatos, coger las llaves y elegir un abrigo, tú revisas (por simple manía) si el calentador de gas está apagado, tu perro acabará asociando esa acción con que saldrás al exterior en breve, pese a que desde un punto de vista racional son acciones que no tienen nada que ver. Cualquier acto que realices, consciente o inconsciente, racional o compulsivo, son datos muy valiosos para tu perro, que los aglutinará sacando como conclusión cuál puede ser el siguiente.
De la misma forma funcionan los famosos algoritmos que ahora nos invaden, como por ejemplo cuando Netflix nos recomienda una película o serie, lo hace en función de los otros contenidos que has visto: a qué hora los has visto, qué géneros consumes en función de la hora del día, qué duración has consumido, desde qué dispositivo, qué viste después, cuantos capítulos puedes ver seguidos… Con toda esa información podríamos determinar si es fin de semana o qué hora es. Porque es probable que solo veas comedias por las noches, pero que el género romántico sea más de tu agrado en fin de semana.
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Si eres regular: tu perro te acompaña al aseo para saber qué hora es
Cuando tu perro observa tu comportamiento está sacando conclusiones que se anticipan a lo que tú misma podrías verbalizar de forma consciente, dando como resultado que se acerca la hora de comer, que vas a salir al gimnasio, que en unos minutos pondrás una lavadora o que te dispones a sentarte con los niños para ayudarles con los deberes.
Casi todas nuestras acciones con 'nombre y apellidos' vienen precedidas de otras que preparan el camino, y los perros son conscientes de que, por ejemplo, cada vez que vas a poner una lavadora primero revisas que no haya ropa por lavar fuera del cesto, recorriendo la casa buscando en los habituales escondites de la ropa sucia. Tu perro también sabe que antes de ir al gimnasio lavas a conciencia tu bidón de agua. O que antes de bajar a la compra revisas el espacio y las provisiones de la despensa.
Todo ello marca una serie de horas que siempre son las mismas. Porque por lo general los humanos somos seres de costumbres (a la fuerza) y llevamos ritmos pautados casi al minuto. Los niños deben entrar siempre al colegio a la misma hora, la factura de la luz nos obliga a poner las lavadoras en unos márgenes concretos, el tiempo dedicado al gimnasio también está milimétricamente medido. De esta forma, el can sabe lo que vamos a hacer antes de que lo hagamos, y cuando ejecutamos nuestras acciones no hacemos sino confirmar qué hora es. Ese cálculo es constante en su mente. Ahora no te sorprendas cuando tu perro te acompaña al aseo cada vez que buscas intimidad: si eres regular, también esa acción le ayudará a saber qué hora es.
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La trufa más codiciada
El valor de las trufas que se utilizan en cocina puede llegar a los 150 euros. Sin embargo, deben su nombre a las "narices" de los perros, también llamadas trufas y con un valor incluso superior, pues el olfato de los canes es capaz de reconocer y clasificar más de 100.000 veces más que el poder olfativo humano. Por eso, cuando abres un blíster de jamón al otro lado de la casa, incluso con puertas de por medio, el perro ya está preguntándose si alguna loncha podrá llegar a su estómago.
A diferencia del ser humano, que apoya el 90% de su vivencia en la vista, los perros utilizan el olfato para relacionarse con el entorno de forma que, aun perdiendo la visión, un perro puede disimularlo casi por completo gracias a la percepción del mundo que le otorgan el resto de sentidos, y en concreto el olfato.
Todo nuestro mundo se mueve de forma cíclica y lo hace bajo un intenso fluir de olores. Cuando pasa el camión de la basura, cuando los vecinos preparan cocido, cuando los jardineros riegan el parque, cuando los niños salen del colegio. Todo desprende olor, y no solo por el paso de sus protagonistas, sino que además el cambio de temperatura desde el amanecer hasta la madrugada genera un buqué distinto en cada partícula olfativa y anuncia que el tiempo pasa de forma concreta y pautada, pues el sol y la humedad varían los olores, y los ciclos en los que esto ocurre están relacionados con las horas de luz y por tanto, el paso del tiempo.
Los perros incluyen en su observación del mundo, no solo qué haces tú o los vecinos, sino como varían los olores a lo largo de las horas del día, y en consecuencia logran ser conscientes de qué hora es, porque todo tiende a ser cíclico. Por esa razón, los perros son animales que pueden mostrar cierta confusión al ser trasladados de su entorno, lo cual no es perjudicial, sino que les deja sin referentes y deben volver a evaluar las pautas, es decir: los ritmos y las costumbres del nuevo entorno al que se enfrente.
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