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Salud

Cómo reconocer que tu gato tiene parásitos

Aunque existen muchos tipos de parásitos de gatos, los síntomas que desarrollan son muy similares, en caso de identificarlos puedes ayudar a deshacerse de sus indeseables inquilinos cuanto antes.


Actualizado 1 de febrero de 2022 - 13:09 CET

Los gatos domésticos son animales que en principio viven a salvo de la mayoría de los parásitos que acechan fuera del hogar, no realizar paseos al exterior ni se relacionan con otros animales, tampoco suelen ingerir comida desconocida, todo ello en suma fomenta que los felinos domésticos puedan mantenerse relativamente fuera de peligro de la gran mayoría de los parásitos.

Tener pulgas, sufrir de toxocariasis o dermatosis no es lo más común por tanto. Sin embargo, cuando el gato sí tiene cierta vida social, aunque sea en el portal o zonas comunes del edificio donde vive, puede infectarse con mayor probabilidad.

La dermatofitosis, por ejemplo, es un hongo que causa lo que comunmente se denomina como “tiña” y que se traduce en lesiones cutáneas que incluso pueden contagiarse al ser humano. La toxocariasis la provoca un gusano intestinal que se hospeda en el gato mediante huevos ingeridos en zonas contaminadas o al morder a una presa infectada.

Síntomas más habituales de parásitos internos o externos

Aunque los parásitos que pueden habitar a los gatos son diversos, los síntomas que producen son muy similares. Uno de los más comunes es la diarrea unida a vómitos frecuentes, dado que la mayoría de los parásitos interfieren directamente en el sistema digestivo del felino. Por esa razón, la barriga del gato puede hincharse. Es común que el gato pierda el apetito y se muestre apático, lo que en definitiva desencadenará una bajada de peso.

Esta apatía se traduce en letargo, el gato tiene menos energía porque se alimenta menos, peor, y su cuerpo sufre las consecuencias digestivas de un huésped no deseado. A simple vista, el gato presentará un continuo estado de somnolencia.

Llegados a este punto es necesario realizar una exploración visual de sus heces, probablemente su color y textura sea diferente a la habitual, menos consistente y de un color más claro. También puedes revisar el pelaje del gato en búsqueda de algún bulto negro en su piel, se mueva o no podrá ser una pulga o garrapata.

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Comienza la batalla contra los parásitos

Lo más importante que debes saber es que cualquier tratamiento o proceder enfocado a eliminar los parásitos de tu gato debe estar supervisado por el veterinario, dado que lo primero que debe dictaminar es la existencia real de este problema, y qué tipo de parásito se va a tratar, pues los métodos son diferentes en función del problema.

Como sabes, los gatos se deben desparasitar cada 6 meses si se trata de felinos totalmente domésticos o realizar este proceso cada 3 si realiza excursiones fuera de casa. Este tratamiento continuo puede consistir en sprays, pipetas o collares. Pero la batalla contra los parásitos comienza desde que el gatito tiene mes y medio, que ya puede recibir su primera dosis de desparasitación.

Parásitos externos

Resulta muy desagradable realizar una inspección ocular al pelaje de tu gato y descubrir una pulga o garrapata. Lo más importante que debes hacer es mantener la calma y no tratar de arrancarla a la fuerza, pues le harás más daño y no se soltará, sino todo lo contrario.

Estos insectos tienen un sistema de supervivencia que les indica que ante una agresión como tu intento por soltarla, deben asirse con mayor intensidad a su víctima, soterrando más profundamente la cabeza en el interior del animal y, si logras deshacer el cuerpo del parásito, no habrás conseguido tu objetivo, porque su cabeza permanecerá en el interior del gato y podrá regenerarse, causando un mal mayor, pues será más difícil erradicar al parásito.

Un remedio casero de urgencia es aplicar una mezcla a partes iguales de agua con vinagre sobre el parásito, para ello utilizar un paño mojado en esta solución sobre la garrapata o la pulga. Estos insectos, al igual que los piojos, se quedan neutralizados con el vinagre, pierden sus fuerzas y es ahí cuando podemos retirarlos.

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Parásitos internos

Aunque los parásitos externos son muy desagradables, los internos no se quedan atrás, descubrir lombrices en las heces del animal o una larva pequeña en su ano no es aquello que soñabas cuando deseabas tener un gatito correteando por la casa. Muy especialmente en estos casos la ayuda de tu veterinario es primordial.

Existen pastillas antiparasitarias que deberás utilizar en el caso de que se confirme que tu felino tiene lombrices o larvas en su aparato digestivo. Otra opción que podrá prescribir el veterinario es la utilización de pipetas que penetran en la piel del gato eliminando los parásitos de forma efectiva.

Como remedios caseros en caso de urgencia e imposibilidad de acceder a un veterinario, y siendo estas soluciones puramente provisionales y sin una efectividad plena, puedes optar por moler semillas de calabaza y hacérselas comer al gato, éstas producen un efecto laxante que puede ayudar a evacuar los parásitos.

Por otro lado, si el animal ingiere un par de cucharadas grandes de vinagre de manzana, reducido a partes iguales con agua, esto puede producir el mismo efecto que el vinagre en los insectos superficiales, ayudando a que éstos pierdan sus fuerzas y poder evacuarlos en la siguiente deposición.

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