Las lágrimas del bichón maltés son uno de sus rasgos más característicos. Estas son las causantes de que muchos de ellos tengan dos marcas cercanas a la nariz, pues el Ph de sus lágrimas tiñen su pelo blanco y describen unas manchas entre marrón y rosa tan características de ésta raza.
Los bichones malteses son muy propensos a la conjuntivitis. Mientras que las lágrimas tienen un buen objetivo: limpiar el ojo, cuando se producen en exceso y se convierten en lagañas pueden causar problemas, pues al mezclarse con la suciedad de la calle cuando olfatean el camino en sus paseos, las legañas pueden convertirse un caldo de cultivo para las infecciones.
Otro elemento propio de los bichones es el pelo, que fácilmente les tapa la cara. Cuanto más pelo más posibilidad de que se generen legañas y que la suciedad se asiente entre ellas. Tener los ojos del bichón al descubierto puede ser una forma de minimizar este problema, sin embargo ten cuidado: los bichones utilizan el pelo de la cara como visera, para proteger sus ojos del sol y de la propia suciedad de la calle, si se lo cortas en exceso le estarás quitando un protector natural.
La única solución contra las legañas, las infecciones y la incomodidad de tu amigo peludo con estas cuestiones se basa en limpiarle los lagrimales de forma habitual. Para ello lo más importante es mantener con él una rutina de confianza, en la que se sienta a gusto y confíe en ti. Al principio resultará complicado y, como todo perro, si tiene malas experiencias referidas a este momento se negará en redondo a volver a dejarse limpiar. Persevera, hazle sentir a gusto, háblale con calma, cógele con seguridad y trata de que este proceso dure lo mínimo posible. Al final, compensarle con una chuche siempre es una buena táctica.
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No necesitas productos químicos complejos
Existen dos aliados a la hora de limpiar el lagrimal de tu bichón maltés: el suero fisiológico y la manzanilla. Ambos líquidos son los mismos que se usarían en humanos. Para limpiarle el ojo solo tienes que pasar con suavidad una gasa empapada en uno de estos dos líquidos y humedecer así la legaña, para que poco a poco vaya cediendo, desmembrándose y desapareciendo.
Como en toda herida o zona sensible, debemos realizar el masaje de limpieza desde la zona crítica (el lagrimal) hacia el exterior, para asegurarnos de no mover la suciedad hacia dónde pudiera producir una infección. Realiza masajes en este sentido, de arriba-abajo. Ayúdate de los dedos, convenientemente limpios, para abrirle el ojo y observar su situación.
Si percibes algo extraño en su ojo, como si tuviera el ojo cerrado aún teniéndolo abierto, no te asustes: los perros tienen doble párpado, o mejor dicho, un tercer párpado que realmente es una membrana nictitante, que se encuentra precisamente en el lagrimal y que se cierra al unísono que lo hace el ojo para asegurar mayor protección ante la suciedad. Sin embargo, en ocasiones, puede tardar en abrirse y generar un efecto inquietante si no estás acostumbrada a verlo.
Recuerda usar una gasa distinta para cada ojo. Como lo haríamos también en la higiene humana, es importante que no se genere una contaminación cruzada de ambos ojos, por ello cuando termines de limpiar uno, renueva el material (líquido, gasas y limpia tus manos) para trabajar sobre el otro ojo y así garantizar que la suciedad de uno no pasa al otro.
Las veces que debes realizar este proceso dependen de la secreción de lágrimas de tu perro, así como de la facilidad que él tenga para que cristalicen las legañas. Hay muchos factores en juego, entre ellos juega un papel importante la suciedad con la que el perro se encuentre en la calle y cómo afecta eso a la limpieza de sus ojos. En todo caso, es recomendable limpiarle los ojos por lo menos una vez a la semana, y tres como máximo.
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Qué hacer con las manchas marrones
Aunque las manchas marrones de los lagrimales son propias de los bichones, lo cierto es que muchos dueños rehúsan de ellas y prefieren eliminarlas porque dan la sensación de que el pelo del bichón está sucio. Desde un punto de vista práctico, esas manchas forman parte de él y aunque le pudieran afear, no representan ningún problema. Sin embargo, existen en el mercado soluciones para acabar con ellas de forma inocua.
En el veterinario puedes encontrar polvos, colirios o toallitas especiales que ayudan a “teñir” estas marcas marrones y volver a convertirlas en el blanco tan habitual del bichón. Antes de recurrir a ningún remedio químico consulta primero con tu veterinario para que te oriente sobre cual puede ser la mejor opción para realizar este proceso.
Que tu perro esté aseado y lleve el corte de pelo impoluto ayudará siempre a que estos problemas con su lagrimal no vayan a más. Recuerda que la época ideal para cortar el pelo a los bichones es septiembre, justo cuando todavía hace buena temperatura pero el sol ya no significa un problema. Los bichones utilizan el pelo para proteger su suave piel rosada de los rayos del sol, también los ojos, y si recortamos en exceso su pelaje en verano podemos producirle problemas cutáneos y oculares.
Posteriormente, el resto del año, bastará con realizar mantenimientos y, si el volumen de pelo es excesivo, puedes volver a cortarlo en abril, cuando la temperatura vuelve a ser tibia pero el sol todavía no le produce incomodidad.