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Perros

Cómo adiestrar a tu perro para vencer sus miedos

Pese al valor que demuestran los canes, sus temores pueden parecer irracionales e imposibles de paliar. Existe un secreto fundamental para conseguirlo.


Actualizado 3 de diciembre de 2021 - 11:23 CET

Para los perros el mecanismo de temor cumple una función muy concreta y útil: la supervivencia. Aunque depende de la raza de perro y del can, por norma general aprenden rápido cuando obtienen estímulos positivos o negativos del entorno. Es decir, que si algo les hace daño o les alerta, probablemente tiendan a evitarlo.

En este sentido, muchos miedos de los perros tienen que ver con experiencias anteriores que reforzaron negativamente estos lugares o situaciones. Si tu perro tiene miedo a salir a la calle, a los ascensores, a los hombres, a las escaleras, etc… probablemente esté motivado por una mala experiencia anterior.

Los perros más socializados suelen ser menos proclives a tener miedos o temores, porque cuentan con más herramientas “relacionales” para interpretar el mundo. Es decir, la correcta socialización de un perro le aporta más colores a la hora de pintar sus reacciones, y les permite enfrentarse a los estímulos negativos con mayor “resiliencia”.

Muchos de los miedos que un perro puede desarrollar lo son porque experimenta situaciones o se enfrenta a retos en una edad avanzada, cuando su nivel de adaptación es menor. Como los niños humanos, los cachorros son esponjas que quieren abrirse al mundo y descubrir nuevas experiencias, sin embargo los perros mayores son más conservadores en sus actos, y rehúsan con mayor intensidad y prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer.

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Un miedo concreto: a las escaleras

Existen tantos tipos de miedos para los canes como cosas hay en el mundo, todo depende de las experiencias que haya vivido el perro en cuestión. Tomemos por ejemplo un miedo común, el de las escaleras. Parémonos a pensar cuáles podrían ser las razones para sufrirlo, tal vez alguna vez se clavó algo en sus almohadillas cuando bajaba, se asustó con un ruido, se sorprendió por la presencia de alguien o algo…

Para luchar con un miedo como este primero siéntate en los primeros escalones y ofrécerle un juguete o una chuche. Las escaleras simbolizan bien el proceso de vencimiento de un temor: se empieza recorriendo los primeros escalones, poco a poco, hasta llegar al último.

Haz que los momentos de refuerzo positivo en las escaleras sean breves, que no le dé tiempo a conectar la vivencia presente con la anterior. Cada día sitúate un poco más alto, y haz que el perro suba (o baje) hasta tu posición, ofreciéndole de nuevo algo de comer o un juguete. Si percibes que tu perro es reticente a subir escalones (o bajarlos) no te desanimes, tan solo debes ir más despacio.

Por último, cuando el perro ya esté recorriendo todo o casi todo el camino con tu ayuda, sitúate al final de la escalera y llámale, la prueba de fuego es que él acuda a ti venciendo el miedo gracias al avance progresivo que habéis ido haciendo, escalón a escalón.

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Miedo a salir a la calle

Aunque a los perros les apasionan los paseos, descubrir su entorno y quemar energías corriendo o socializando con otros perros, lo cierto es que la calle es un entorno repleto de retos que pueden generar miedos o inseguridades al can.

Resulta bastante común que los perros puedan llegar a desarrollar un rechazo a salir. En muchas ocasiones este temor permanece incomprensible para los dueños, lo que hace más difícil su resolución. Como en el ejemplo de la escalera, el proceso debe ser gradual. Pregúntate si lo que a tu perro le genera desconfianza es la calle misma o algún obstáculo entre tu casa y el exterior.

Por ejemplo, es común que los perros se traben una pata en el hueco del ascensor, si bajas utilizándolo piensa que tal vez el perro tuvo un problema anterior en el que tú no reparaste o no diste importancia pero que para él significó una alerta roja en toda regla: el ascensor tiene puertas contundentes que parecen “aprisionar”, el hueco puede ser peligroso, hace ruido al desplazarse y genera una sensación de vacío al moverse. Si tu perro tiene miedo a salir a la calle, el primer consejo sería: variar el camino, no uses el ascensor y baja por las escaleras, o viceversa, para poder así aislar y tener en cuenta si el problema es el exterior o es el camino hasta la calle.

De nuevo, la gradualidad es importantísima, es el secreto maestro para vencer cualquier miedo de un perro. Una vez en la calle busca la forma de atravesar el problema desde una complejidad menor hasta una mayor. Busca zonas tranquilas, donde el ruido y la actividad sea leve, donde no sea fácil que se den conflictos con otros perros y que el entorno pueda resultarle agradable. Si la respuesta es positiva, ve avanzando poco a poco hacia lugares más transitados, y refuerza positivamente el paseo siempre que puedas utilizando premios.

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Miedo a otros perros

El miedo a otros perros también es muy común, y surge generalmente por una mala socialización temprana. Además, se pueden dar circunstancias que no ayudan, por ejemplo, cuando tu perro se muestra temeroso por la presencia de otros, es un error acariciarle y darle nuestro apoyo, como lo haríamos tal vez con otro ser humano para que se tranquilice. Los estímulos positivos (de apoyo) significan para él que aquello que está ocurriendo es correcto, que queremos fijar en él una conducta. Por tanto, si el perro está visiblemente en tensión por la presencia de otros perros y como dueño le acaricias y le haces “sentir bien”, lo que estás comunicando es: esta situación está bien así. Sin embargo, no la está superando.

Enfrentarse a los problemas para los canes significa siempre abordar la situación de forma gradual, pero sin obviarla. Busca lugares no demasiado concurridos, y juega con tu perro cuando haya otros perros cerca pero lo suficientemente alejados para que él se sienta a gusto. Ve acercando esta dinámica cada vez más, hasta que los otros perros interactúen en el juego, así tu perro, de forma gradual, podrá percibir que no ejercen una amenaza para él. Y, por supuesto, refuerza positivamente sus avances acercándose a otros perros y jugando con ellos con el premio de una chuche cada vez que esta situación de avance se perpetúe y mejore.

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