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Mascotas

Gato bengalí, el 'leopardo' doméstico

Su color de pelo salvaje no es la única seña de identidad que hereda del leopardo, también su tamaño y musculatura. Son gatos mansos y muy inteligentes, necesitan retos y mucho ejercicio para no aburrirse.


22 de noviembre de 2021 - 11:55 CET

La raza de gato bengalí es el resultado de un cruce entre el gato doméstico y el gato leopardo asiático. Se trata de un felino que mantiene un equilibrio muy sorprendente entre la morfología de ambas razas: apariencia salvaje y temperamento manso.

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Tiene un cuerpo alargado y un color de pelo realmente llamativo. Sin embargo, dado que mantiene unos vínculos aún muy recientes con unos ascendentes salvajes, es recomendable no descuidar el adiestramiento y los consejos profesionales.

El origen de este cruce proviene de Estados Unidos, donde la experta en genética Jean Mill realizó un primer experimento allá por 1963 en el que cruzó un gato leopardo asiático y uno doméstico. Anteriormente hubo otros intentos de conseguir una raza híbrida pero el resultado de Mill realizando el cruce fue más llamativo porque consiguió que la raza de leopardo prevaleciera a nivel morfológico, aun manteniendo un temperamento más ajustado al gato doméstico.

Sin embargo, este proceso de cruce no es rápido ni instantáneo, Mill debió propiciar varias generaciones de gatos, a las que fue midiendo su comportamiento y aspecto físico. Los primeros eran muy fieros, demasiado cercanos al leopardo como para convivir en un ambiente doméstico, poco a poco los fue cruzando con gatos de temperamento más dócil hasta conseguir sus objetivos. No fue hasta 1983, cuando la raza se consolidó y las crías ya se desarrollaban de forma uniforme, con una apariencia y un temperamento similar, siempre manteniendo el aspecto de tigre pero con el comportamiento de un gato doméstico.

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¿Qué caracteriza a este gato?

Su tamaño suele ser considerablemente superior al de los gatos domésticos, llegan a medir 70 cm de largo y a pesar hasta 7 kg. Mantienen de sus antepasados leopardos la corpulencia atlética, tienen patas largas y fibrosas. Sin embargo, sus cabezas guardan una proporción más pequeña a lo que acostumbramos ver en gatos domésticos. Tienen los pómulos altos y unos ojos notablemente grandes de colores claros (azules o verdes, generalmente).

Lo que hace más característica a esta raza es su pelaje, anaranjado o dorado. La viva representación del pelo salvaje de sus antepasados, con rosetas grandes y manchas, con las patas delanteras a rayas y el vientre de color claro.

En función del tipo de pelo hay tres tipos: marbeled (amarmolados), spotted (moteado), sparbled (indefinido). La variedad marbeled presenta una trama que podría recordar a otros gatos domésticos, en cuanto al patrón atigrado, sin embargo, no tiene nada que ver y es fácilmente reconocible. Por otro lado, la variedad spotted es la más buscada, porque representa con bastante fidelidad las motas y rosetas del leopardo. Por último, el pelaje sparbled todavía no está aceptado oficialmente, es una mezcla de los dos anteriores pero no demasiado uniforme.

¿Qué ha quedado del temperamento del leopardo?

No hay duda de que un auténtico gato bengalí no es un animal salvaje aunque su apariencia pudiera indicarnos lo contrario. Se trata de una raza muy estudiada y estandarizada, que se rige por unos patrones y unas normas de cruce exactas para conseguir gatos domésticos pese a su apariencia salvaje.

Sin embargo, son gatos muy activos y enérgicos. Según la norma de la raza a estos felinos se les considera “fiables, atentos, curiosos y amigables”. Son gatos de una gran inteligencia, y por su alta necesidad de actividad no deberían permanecer solos mucho tiempo, porque requieren cierta atención para ayudarles a encauzar su adiestramiento y carácter, para conseguir que el aburrimiento del hogar no haga mella en ellos. A estos gatos les apasiona saltar, trepar y buscar aventuras. Por eso, no son gatos que se conformen con unos mimos y acurrucarse en el sofá.

A diferencia de los perros, no es tan habitual que los gatos presenten un comportamiento enérgico y que se recomiende, incluso, sacarlos al aire libre para que puedan jugar y dar rienda suelta a su diversión. Sin embargo, al tratarse de gatos con tal afán de saltar, esto es sólo recomendable en zonas controladas, un jardín vallado o una terraza protegida.

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Se trata de un tipo de gato claramente territorialista, dominante y en ocasiones algo agresivo ante la presencia de otros animales. No es recomendable tener al gato bengalí en compañía de otras mascotas, pero esta situación puede volverse aún más compleja cuando la otra raza también es territorialista.

Sin embargo, dado que los gatos bengalíes pueden aburrirse fácilmente, sí sería recomendable seleccionar una raza de acompañamiento tranquila, con la que se pueda llevar bien y hacer frente a la tranquilidad del hogar. Los gatos persas suelen encajar muy bien con su temperamento, pues son tranquilos y no imponen su dominancia.

Cuando nos referimos a gatos híbridos como los bengalíes, fruto de un cruce reciente, podemos encontrar hasta cuatro generaciones diferenciadas que marcan la cercanía con sus antepasados. Se les enuncia con una F: F1, F2 y F3 son las que no se autorizan para la convivencia doméstica, y sólo están disponibles para exhibiciones. La generación F4 es la que podemos encontrar de forma accesible, lo que garantiza un temperamento doméstico que no generará conflictos ni problemas.

Un gato muy saludable

Las razas de gato más modernas, como de hecho lo es la bengalí, suelen ser muy saludables, pues sus genéticas tardan varias décadas en presentar problemas reiterados. El bengalí es una raza que goza de bastante salud, sin embargo sí se han detallado anomalías genéticas relacionadas con una degeneración de la retina en los primeros años de vida del animal que han llegado a producir ceguera.

Los gatos bengalíes pueden comer los mismos alimentos que consumen otros gatos de su tamaño y musculatura, no necesitan nada especial. Sin embargo, existe la tendencia a darles de comer comida cruda pues es cierto que estos gatos son algo sensibles a los alimentos industriales y, como muchos otros animales domésticos, sólo se sienten a gusto con la comida que encaja con su estómago.

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