Una de las actividades lúdicas más extendidas en el día a día de los conejos es comer, nunca parecen tener suficiente. Como roedores que son, además del alimento, comer les produce un desgaste necesario de su dentadura, y por eso deben dedicar tiempo a esta tarea de forma contínua.
Sin embargo, cuando un conejo pierde el apetito se genera un problema en cadena. En ocasiones también dejan de beber agua, y no es posible revertir la situación de forma sencilla ofreciéndole heno fresco o sus frutas favoritas.
A veces la respuesta más sencilla es la más efectiva, plantéate si ha cambiado recientemente de marca de heno o si el alimento que le estás dando no está en buenas condiciones.
¿Has oído hablar alguna vez del íleo de conejos?
El íleo es una enfermedad muy común en conejos, se trata de una parada de su sistema digestivo que hace que dejen de expulsar gases, esto les provoca un dolor abdominal cada vez más intenso. Las flatulencias colaboran a activar la circulación en los intestinos, sin ese movimiento la materia fecal queda instalada en el aparato digestivo y deja de ser expulsada al exterior y, por tanto, los conejos dejan de tener ganas de seguir comiendo, pues su estómago se ralentiza hasta detenerse por completo.
Las consecuencias del íleo pueden ser mortales, se trata de una parada gastrointestinal muy grave que en poco tiempo puede hacer mermar significativamente la salud de tu conejo. Si percibes que no come ni bebe, y que no realiza deposiciones de orina o heces, puede ser muy necesario que consultes con un veterinario para descartar esta enfermedad.
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El mal del diente largo
Sin embargo, existen un buen número de razones al margen del íleo que pueden hacer que tu conejo no coma, la salud es un engranaje interconectado y cuando el conejo tiene un problema que afecta a órganos o sistemas relacionados en ocasiones dejar de comer no es más que un síntoma de una circunstancia superior.
Por ejemplo, uno de los casos más habituales en roedores es el mal del diente largo. Los dientes en estos animales nunca dejan de crecer, y necesitan roer para limarlos y evitar que éstos alcancen un tamaño inasumible para su boca. Cuando los dientes superan cierto tamaño pueden producir inflamación de las encías, heridas o infecciones, y bajo estas circunstancias el conejo perderá probablemente las ganas de seguir comiendo.
Además, los conejos también pueden padecer úlceras gástricas, tumores estomacales o bucales, infección respiratoria o artritis. Todas estas enfermedades pueden tener como síntoma la falta de apetito y la subsiguiente pérdida de aportes alimenticios y el deterioro del aparato digestivo.
Parásitos estomacales
Existe una gran variedad de parásitos que pueden afectar al sistema gastrointestinal de tu conejo. Uno de los más peligrosos es las taenia pisiformis, taenia serialis y la cittotaenia virabilis. Son tenias similares a las que afecta a los seres humanos, pero en este caso se sitúan en el intestino delgado, hígado o tejido muscular del aparato digestivo, respectivamente. Ser portadores de estos parásitos puede producir el agrandamiento del abdomen, así como la pérdida de las ganas de ingerir alimentos.
Los parásitos se transmiten generalmente al ingerir alimentos infectados con huevos. La hierba es una transmisora común de parásitos. Estos pueden llegar allí de muchas maneras pero la más habitual es por las heces de los perros, existe una relación directa entre las infecciones por parásitos de conejos y canes, por lo que no es recomendable que los conejos se alimenten de hierba por la que puedan haber corrido éstos.
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El heno es un alimento fundamental en su dieta
Gran cantidad de los problemas intestinales que pueden sufrir los conejos pueden ser atajados con una dieta adecuada de heno. Cuando éste deja de consumirla puede desarrollar sarna bucal, además de que las bolas de pelo que generan pueden quedar atrapadas en su estómago y no lograr expulsarse correctamente al exterior, y que todo ello como consecuencia produzca una coccidiosis, es decir, una infección intestinal.
No existe una cantidad máxima para que el conejo se alimente de heno, puede comer toda la que le apetezca. El problema no surge por demasía, sino cuando es insuficiente. Cuando hablamos de heno nos referimos a una hierba seca que incluye, además, tréboles, alfalfa, cebada, trigo y avena. Es muy importante para su dieta, pues al comerla se produce el movimiento en el sistema gastrointestinal del conejo, los incisivos sufren el desgaste que necesitan y su tránsito intestinal se ve favorecido por las grandes dosis de fibra que contiene.
Síntomas para visitar el veterinario
A veces el comportamiento de los animales nos puede despistar y no ser lo suficientemente claro o evidente para darnos cuenta de que nuestra mascota tiene un problema, e incluso que la gravedad de su comportamiento y síntomas pudieran desencadenar una enfermedad. Por eso es muy importante prestar atención en la medida de lo posible a los síntomas que presentan los conejos cuando pierden el apetito.
Cuando un conejo deja de comer empieza a perder peso, su comportamiento se vuelve más lento y carente de energía, demuestra movimientos decaídos. No encontrarás apenas heces ni olor a orina en su jaula, y de haberlos podrían tener una textura y olor distintas a las habituales, más acuosas o más duras. Puede que escuches su respiración de forma evidente, pues su bajada de energía le puede producir dificultad para respirar. El conejo podría hacer rechinar sus dientes, esto puede ser una forma de expresar su malestar, de comunicar molestia.
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