A veces existe la confusión de nombrar como la misma cosa dos procesos distintos: la castración y la esterilización. Aunque el riesgo a que la personalidad del gato cambie tras estos procesos no es muy alto, sí se podría explicar que uno conduzca a mayores molestias y cambios hormonales que el otro.
La esterilización tanto de gatos como de gatas consiste en una obstrucción de sus conductos, los que transportan a los óvulos y a los espermatozoides. En humanos estos procesos equivaldrían a la ligadura de trompas o la vasectomía y en ambos casos es una intervención reversible.
Sin embargo la castración implica eliminar de forma completa las gónadas del animal, es decir, extirpar los testículos o los ovarios. Tras la intervención el gato puede sentir dolor durante la fase de recuperación y cierto estrés asociado al postoperatorio. En el caso de las hembras la incisión que hay que realizar en la cavidad abdominal es de entre 3 y 5 centímetros, lo que puede producir molestias y algunos problemas de cicatrización en la herida.
Su agresividad no es una venganza
Los gatos en ningún caso son conscientes de que exista una relación entre este proceso quirúrgico y su malestar, cualquier agresividad no es una represalia ni una demostración de su disconformidad, sino simplemente una molestia que ellos mismos pueden asociar al entorno de forma genérica y sin personalizar.
Sin embargo, al extraer las gónadas reproductoras del gato se dan en su cuerpo una serie de modificaciones hormonales. Es importante tener en cuenta que el proceso de castración implica la eliminación de glándulas muy relevantes a la hora de regular el comportamiento del animal, pues los instintos sexuales son para ellos una de las capas importantes en sus ciclos.
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¿Cuanto dura la posible agresividad?
Los casos de agresividad de gatos por castración no son frecuentes, en la mayoría de los casos se confunden con las propias molestias físicas que sufre el animal tras el postoperatorio. Sin embargo, desde un punto de vista hormonal su cuerpo está preparado para compensar esta carencia de hormonas y regular su comportamiento de forma equilibrada.
Las gatas, por ejemplo, estarán más tranquilas cuando esta primera fase de adaptación finalice porque ya no se verán alteradas por sus ciclos sexuales. Sin embargo esta calma puede tardar entre dos y tres meses.
Los otros gatos apreciarán el cambio
Dado que las hormonas sexuales juegan un papel tan importante en la percepción del entorno y en la regulación del carácter de los felinos, cuando el gato no dispone de estas señales puede verse desorientado o, incluso, puede malinterpretar signos que antes significaban otra cosa para ellos.
Y a la inversa, su relación con otros gatos puede cambiar porque su olor cambia (al no tener esas hormonas) y los otros gatos pueden reaccionar como si no le conocieran o no le quisieran como parte del grupo al “olfatearlo” de forma diferente, y eso puede desencadenar situaciones de conflicto o estrés para el gato.
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Consejos para hacer esta transición más llevadera
Si tú mantienes la calma y no te estresas, tu gato heredará menos intranquilidad. No hace falta que te desvivas para revertir la situación y hallar mejoras, este es un proceso orgánico que se regulará de nuevo de forma automática.
Es normal que si tu gato antes se comportaba de forma cariñosa y ahora deja de serlo tu relación con él se modifique, pero lo importante es que tengas en cuenta que se trata de una situación temporal y que la mejor forma de que el gato vuelva a ser el de antes es que tú no cambies tu comportamiento con él: no le refuerces de forma negativa ni cambies los hábitos, pues cuando su sistema hormonal vuelva a ser estable, si el entorno ha cambiado el gato tendrá que adaptarse a una dinámica nueva, otra vez.
Cuanto menos estrés tenga el gato mejor y más rápidamente volverán las cosas a su estado habitual. Si ya en el momento de la castración el gato entra al veterinario estresado podemos estar fraguando los acontecimientos a la contra. Cuanto más tranquilo esté el gato mejor efecto tendrá la anestesia y éste dormirá mejor.
Es importante que después de la intervención tanto tu gato como tú os toméis el tiempo necesario para que la situación sea tranquila. Puede resultar buena idea que cojas unos días libres si no puedes teletrabajar para que puedas estar junto a él los primeros días de postoperatorio y que así el gato tenga un referente humano para sentirse protegido los primeros días.
El veterinario podrá recetar al gato calmantes o difusores de olor que ayudarán a que se sienta más tranquilo. La percepción de molestia del gato tras la castración se traduce en una profunda incomprensión de lo que está ocurriendo, pues no es capaz de racionalizar el proceso por el que ha pasado, lo que significa que el gato se sentirá muy inseguro y nervioso y eso puede culminar en agresividad, pues esta explosión es completamente visceral y busca reaccionar de forma contundente ante algo que no logra discernir, por eso los calmantes no son mala idea si tu gato se siente muy irascible y nervioso.
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