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Una de las pocas cuestiones que han unido a los partidos políticos en los últimos años fue la decisión unánime de dejar de considerar a las mascotas como objetos y darles el tratamiento jurídico de ser vivo.
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Este cambio legislativo se realizó modificando el Código Civil en lo relativo a la ley Hipotecaria, eliminando la 'cosificación' de perros y gatos e introduciendo por primera vez un preámbulo legal en el que se reconoce que las mascotas no son cosas, sino seres vivos con sensibilidad.
Resulta curioso que la ley que regula el reconocimiento de la sensibilidad de los animales sea una norma hipotecaria, pero esta medida está promulgada específicamente para evitar que los animales sean objeto de embargo por parte de Hacienda o bancos (como hasta ahora podían serlo) o de disputas de patrimonio en caso de herencias.
De esta manera en caso de conflicto a la hora de discernir con quién debe permanecer una mascota se estudiará el apego, afecto y demás vínculos de convivencia del animal para establecer su titularidad en caso de litigio. Sin embargo, la nueva ley no contempla una norma concreta para dilucidar un pleito en caso de ruptura familiar.
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Prohibido dejar solas a las mascotas en casa
El nuevo anteproyecto de ley de Protección y Derechos de los animales, aprobado a principios de agosto de 2022 y que tras el trámite parlamentario se prevé que entre en vigor en 2023, contempla modificar la normativa respecto al tratamiento animal para preservar la calidad de vida de las mascotas y de otros animales vertebrados. Entre las medidas propuestas destacan la prohibición de dejar solos a gatos y perros sin supervisión, en el caso de los gatos el máximo serían tres días y los perros no más de 24 horas.
Además, se prohíbe completamente que un perro o gato habite permanentemente en zonas de la casa donde no tiene garantizada su salubridad y su sociabilidad, tales como terrazas, balcones, azoteas, trasteros, patios, sótanos o vehículos.
Esta medida no está sólo orientada a garantizar un tratamiento digno a los animales, sino que también busca preservar una relación consecuente con el entorno: un perro encerrado durante más de un día en casa ladrará, hará sus necesidades en la casa y a la larga resultará un problema para los vecinos y para sí mismo.
El anteproyecto de ley propone que todos los nuevos dueños de mascotas realicen un curso donde se esclarezcan todas estas cuestiones para que, según el Ministerio de Derechos Sociales, “la ausencia de conocimientos del propietario no le haga actuar irresponsablemente”, por lo que desde ahora a quien es adopten un perro, además de pasar una evaluación rigurosa para sus capacidades para cuidar del animal, deberán realizar esta formación sobre la que el Ministerio aún no ha precisado duración ni temario concreto.
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Hasta 100.000 euros por “perder” a tu mascota
Generalmente que un perro o gato se extravíe siempre es una situación traumática y difícil de solventar, sin embargo no todos los perros y gatos que se pierden lo hacen contra la voluntad de sus dueños, en ocasiones los animales son abandonados a su suerte y nadie les busca ni les reclama.
Ahora la ley prevé multas de hasta 100.000 euros si el dueño no notifica oficialmente la pérdida de su mascota, pues entiende que desentenderse voluntariamente de un perro o gato y no activar el protocolo oficial para su identificación constituye un delito de abandono.
Además, para conseguir el “abandono cero” se pondrá mayor énfasis en que todas las mascotas estén registradas oficialmente, para ello se impondrán multas aún más significativas a los dueños de animales sin chip y se generarán registros con mayor nivel de detalle. Entre los nuevos registros oficiales destacará el de personas inhabilitadas para responsabilizarse legalmente de animales o para trabajar con ellos, condición que será impuesta tanto penalmente como de forma administrativa.
Todos los locales serán “pet-friendly” por defecto
Hasta ahora en España había cierto vacío normativo respecto al acceso de los perros en restaurantes, bares, hoteles y playas, así como en el transporte público o comercial. Ante la duda, se estimaba oficiosamente que las mascotas no eran bienvenidas. Lo único que estaba claro es que los animales no podrían acceder a estancias donde se elaboren alimentos, por una cuestión de higiene.
Ahora la ley dará la vuelta a este vacío y se entenderá como autorizado por defecto el acceso de las mascotas a cualquier espacio público o privado donde puedan acceder los humanos, siempre que no se vulnere la normativa de salud pública alimentaria. Es decir, si no existe una prohibición expresa del dueño o gestor del local: los perros podrán entrar en cualquier bar, restaurante, playa, parque, jardín u hotel.
En caso de que las mascotas no sean bienvenidas en un recinto el responsable del espacio deberá rotular claramente y a la vista que el lugar no es pet-friendly. Así se favorece por defecto el acceso de los perros a lugares públicos, haciendo de la omisión de información un sí seguro para ellos. La normativa estipula que si un local no desea mascotas, debe ofrecer esa información de forma inequívoca y visible en la entrada del establecimiento.
Esta norma se hace extensible a los taxis y VTC, que estarán obligados a permitir el acceso de las mascotas siempre y cuando no constituyan un riesgo para la circulación. Eso sí, a estos colectivos profesionales se les autoriza añadir un coste extra a las tarifas de mascotas.
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¿Los perros y gatos tienen sensibilidad?
Existe desde hace mucho tiempo un debate profundo acerca de si los animales tienen emociones o sentimientos equiparables a los seres humanos. Esto desde un punto de vista psicológico está relacionado con el hecho de que el ser humano tiene consciencia de sus propios pensamientos e ideas y “procesa” emociones y sentimientos a un nivel inteligible, es decir, que cuando sentimos somos conscientes de ello y tratamos de comprender nuestros sentimientos.
Sin embargo en el caso de los animales generalmente se han definido sus emociones y sentimientos como impulsos instintivos, que les hacen aceptar o rechazar un comportamiento o una situación para garantizar su supervivencia, por lo que esas emociones se han catalogado má bien como rasgos instintivos de comportamiento: el placer me afianza y el dolor me repele.
La primera ley que habla de los sentimientos animales
En Reino Unido se ha dado un paso adelante para zanjar este debate y avanzar en el reconocimiento de los derechos de perros y gatos (y demás vertebrados), se está desarrollando un proyecto de ley que reconoce la sensibilidad de los animales mamíferos en un nuevo paquete de medidas de bienestar animal.
En este sentido, no se habla de emociones y sentimientos, sino de sensibilidad, y con ese objetivo se prevé crear un Comité de Sensibilidad Animal integrado por expertos que velen por el respeto a los derechos animales, no solo como mascotas sino también como seres vivos “emocionales”.
Dentro del proyecto de ley se apunta a que los perros y gatos pueden experimentar mediante su sensibilidad una aproximación a lo que los humanos vivimos como sentimientos de dolor y alegría y, por tanto, la norma será utilizada para erradicar la crueldad animal en cualquier práctica en el Reino Unido.
