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Mascotas

¿Qué significa que tu perra se comporte como un macho?

En ocasiones, la acción de montar a otro perro (incluso, un objeto o la pierna de su dueño, por ejemplo) es un ejercicio antiestrés que podría convertirse en un TOC o, lo que es lo mismo, un Trastorno Obsesivo de la Conducta.


8 de octubre de 2021 - 12:45 CEST

Uno de los comportamientos más molestos de los perros probablemente sea cuando nuestra mascota juega a montar un juguete, un mueble o nuestra pierna. Sin embargo, resulta chocante cuando lo hace una hembra.

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Inicialmente cuando una hembra joven empieza a mostrar interés en lamerse la vulva o en montar puede significar que está descubriendo su anatomía y experimentando con ella, lo cual es completamente normal al tratarse de un animal. Este hecho puede ocurrir entre los 6 y 7 meses de vida y solo indica que está despertando a sus futuras relaciones sexuales. Sin embargo, si esta práctica es contínua puede deberse a otros motivos.

Casi cualquier comportamiento que podamos entender como negativo en perros puede estar relacionado con el aburrimiento o con una situación de estrés. Esto es algo muy generalizado en perros de ciudad, que pasan mucho tiempo solos y que o bien no tienen juguetes, o los que tienen ya no les motivan.

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Los perros tienen una serie de acciones que les producen placer, desahogo y acción. Las más evidentes son ladrar, morder algo o correr. Sin embargo hay otra dimensión de acciones que socialmente suelen incomodar a los humanos como son rascarse insistentemente, lamerse los genitales o montar. Esto ni siquiera tiene que ver con estar esterilizado o no, pues en su caso los impulsos de placer y de reproducción no van de la mano, y ocurre por igual a machos y hembras.

Ejercicio antiestrés

Aunque podríamos creer que la monta es un rasgo perteneciente únicamente a los machos, esto no es así, se trata de un acto reflejo físico que proporciona igualmente a las hembras una sensación placentera de control y acción. Se puede decir, por tanto, que es un ejercicio de antiestrés. Entonces el reto consiste en identificar qué le produce estrés y tratar de ayudarle a superarlo.

El celo sigue siendo una causa

Que una perrita pretenda montar a sus juguetes y la pierna de su dueño puede estar relacionada por estar en celo. Esto refuta la teoría del estrés, pues la fase de celo es una época en la que la perrita agudizará sus sentidos, su cuerpo es más sensible y estará atenta a las llamadas de forma más contundente. Si pasa mucho tiempo sola en casa y sin actividad física, esta predisposición física a la acción podrá generar cierto estrés que solo puede ser limado o con largos paseos o con la esterilización.

No solo es placer, podría ser un problema médico

El reflejo de montar, cuando es meramente sexual, podría enmarcarse en lo que para los humanos constituye un acto de masturbación en el que va implícito el deseo de conseguir cierto placer. Sin embargo, cuando una perrita comienza a montar y no se trata de una época de estrés ni de celo, y este hecho no es cíclico sino que se alarga en el tiempo, podría deberse a un problema de salud.

Montar indiscriminadamente y sin atender a un intervalo de tiempo concreto puede estar relacionado con la necesidad de apaciguar un dolor físico causado por una infección en el tracto urinario o patologías óseas. El ejercicio de montar puede apaciguar ese dolor además de ser en sí mismo un acto antiestrés que, asociado a este problema concreto de salud, ayuda a mitigar el dolor.

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La dominación de las hembras

Los perros siempre tienen en cuenta su posición en el esquema familiar y social, y en ocasiones tratan de ascender físicamente para subir posiciones. Esto lo puedes ver fácilmente cuando tu perro trata de estar lo más alto posible. En su esquema de jerarquía, quien tiene la cabeza más baja es el último eslabón de la cadena, por eso instintivamente los perros pequeños tratan de escalar posiciones subiendose allá donde su cabeza quede por encima de los demás, no solo suben al sofá, sino que si pueden tratarán de auparse a los reposabrazos o cabeceros.

De la misma forma, los perros, tanto machos como hembras, tienen un instinto de dominancia que les hace demostrar su posición en el grupo, tratando de defender su estatus y reforzar su posición en la jerarquía. Esto para ellos no es una cuestión de agresividad o de imposición, sino un acto de comunicación. Montar es una de las acciones que demuestran esa dominancia, porque siguiendo con el símil de subir sobre un mueble para tener una perspectiva más alta, el acto de montar sitúa al perro teóricamente por encima del objeto o persona montada.

En todo caso, este tipo de situaciones relacionadas con la dominancia suelen ser fruto de una socialización deficiente o de haber considerado la monta como un juego en sí mismo, el problema puede ser mayor cuando una hembra monta a otra o a otro perro y estos a su vez tienen una reacción negativa que pueda afectar a la sociabilidad de la hembra que monta.

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