gato artrosis

Consejos útiles si tu gato tiene artrosis

Es una enfermedad degenerativa de las articulaciones


17 de marzo de 2021 - 12:44 CET
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Partimos de un hecho claro: la esperanza de vida de nuestros gatos ha aumentado considerablemente en los últimos años, debido en gran medida, a los cuidados que les proporcionamos. “Por ello es normal que las enfermedades degenerativas propias del envejecimiento estén ganando terreno”, nos detallan los expertos de los equipos de Kivet Actur y de Clínica Animal Puerto Venecia. Una de esas enfermedades es la artrosis, y es que, según datos de DosFarma, 9 de cada 10 gatos con más de 12 años tienen degeneración en las articulaciones. En general, es una dolencia que afecta a los gatos mayores, pero es difícil de diagnosticar. Ciertas razas tienen una mayor predisposición a sufrirla, como los Scottish Fold o los Burmeses.

 

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¿En qué consiste?

Tal y como nos comentan los expertos, se trata de una enfermedad crónica y degenerativa de los cartílagos de las articulaciones, que hace que éstos, con el paso de los años, vayan adelgazando y desapareciendo, dejando de esta forma el hueso al que protegen al descubierto, y provocando dolor a nuestro animal.

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Posibles signos de artrosis

Hay que prestar, por lo tanto, atención a las posibles señales que nos pueden alertar de que nuestro gato puede tener artrosis. “Los gatos son animales poco expresivos con su dolor, por eso no debemos esperar que nuestro animal llore, gima o muestre su molestia de una manera tan explícita. Por eso, tendremos que estar atentos a otro tipo de señales más sutiles como que deje de subir a sitios elevados (sofá, camas, estanterías), que aparezcan en su pelaje nudos por falta de acicalamiento o que simplemente esté menos activo”, cuentan los expertos veterinarios. Así, hay algunas señales que nos dan pistas de que hay un problema, como explican también desde DosFarma:

-Movilidad reducida. Hay señales claras, como que el animal tenga dificultades para subir o bajar de los muebles, le cueste acertar en la caja de arena, cojee o camine muy estirado. Todo ello puede indicar que le duelen las articulaciones.

- Cambios en su nivel de actividad. Si tiene dolor, tendrá menos ganas de jugar y de salir al exterior para explorar y cazar. Eso hace que reduzca mucho su actividad física, lo que se reflejará incluso en que tendrá las uñas más largas que de costumbre y puede incluso ganar peso.

- Cambios en el acicalamiento. El gato se limpiará más en las zonas doloridas por la artrosis. Además, es frecuente que aparezcan nudos en el pelaje.

- Cambios de carácter. También pueden producirse cambios en su comportamiento. Nuestro gato tiende a perder interés en relacionarse con otros y ya no tolera que le toquen. En definitiva, ya no interactúa tanto o no responde cuando se le acaricia.

 

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¿Cómo debemos abordar el problema una vez que se diagnostica?

Los veterinarios recomiendan dos máximas: serenidad y paciencia. Y explican que hay que entender que nuestro amigo se está haciendo mayor y es normal que aparezcan estos achaques. “Por fortuna hay ya en el mercado un amplio surtido de nutracéuticos y analgésicos que mejorarán considerablemente la calidad de vida de nuestro animal”, nos cuentan los equipos de Kivet Actur y de Clínica Animal Puerto Venecia.

 

¿Qué medidas pueden mitigar sus molestias y evitar que la enfermedad empeore? El tratamiento se basa, según su experiencia, en 4 pilares:

-Control del peso. Mantener a nuestro amigo peludo en un peso óptimo es muy importante para no sobrecargar sus articulaciones y que sienta menos dolor.

- Uso de condroprotectores. Aportan nutrición al cartílago articular, ralentizando su degeneración y favoreciendo que la enfermedad progrese más despacio.

-Uso de analgésicos. De uso puntual en los brotes de dolor y siempre con un control adecuado previo por parte del veterinario.

-Promover una vida activa, con juego y ejercicio moderados (una vez tengamos controlado el dolor), también hará que nuestro gato siga siendo activo y no pierda fuerza en las patas.

 

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La importancia de la dieta

Además, puede ser de utilidad una dieta rica en los elementos que ayudan a reforzar el cartílago. Existen alimentos específicos que contienen ácidos grasos esenciales, que reducen la inflamación. También incluyen antioxidantes, que ayudan a frenar el envejecimiento, y otros nutrientes que refuerzan el cartílago. Igualmente, un cartílago fuerte necesita una alimentación rica en manganeso, selenio y metionina. En el caso de las razas más predispuestas a sufrir esta enfermedad, para establecer desde muy pequeños un tratamiento de prevención especializado, conviene comentarlo con el veterinario.

 

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¿Cómo debemos cuidar a un gato con artrosis?

“Cuando nuestro gato se hace mayor y sufre alguna enfermedad como la artrosis, es el momento de devolverle todo el cariño que nos ha dado a lo largo de su vida. Hay que tener paciencia y ponerle las cosas fáciles: escalones para que salte a las alturas donde le gusta estar, la comida y el agua en sitios bajos y accesibles, una cama cómoda y calentita y un pienso adecuado para su edad”, nos cuentan los veterinarios.

Y debemos tener muy en cuenta que la artrosis es una dolencia crónica, por lo que habrá que seguir las recomendaciones del veterinario y adaptar el hogar a las nuevas necesidades del animal. Además, los expertos de DosFarma dan una serie de consejos para ayudar a nuestra mascota:

1. Evitar que suba o baje escaleras. Intenta ponérselo más facil en su día a día. Le costará mucho hacer ese tipo de esfuerzos, por lo que es mejor dejarle la cama, los juguetes, el comedero y el arenero en una zona sin escaleras.

2. Camas blandas y situadas en zonas tranquilas y sin corrientes de aire. El descanso es también muy importante para tu mascota. Por eso, una cama blanda y confortable la ayudará a descansar las articulaciones doloridas. Es importante que esté situada en una zona sin escaleras, tranquila y donde se sienta calentito y confortable.

3. Cortarle las uñas más a menudo. Como decíamos, los gatos con artrosis hacen menos ejercicio, por lo que las uñas no se desgastan y están más largas.

4. Usar arena de grano fino. La arena que elegimos también influye. En concreto, la de grano fino, es más blanda, por lo que le ayudará a que los pies no sufran tanto.

5. Poner escalones para que pueda acceder mejor a sitios altos. Puede que tu gato esté acostumbrado a descansar en el sofá o que le guste subir a alguna zona elevada. Si es el caso, la clave está en facilitarle el camino.

6. Ayudarle a asearse. Y es que tienes que tener en cuenta que habrá zonas de su cuerpo a las que le cueste más llegar para limpiarse, como los ojos o la región perineal.