Lo notas raro. Ladra sin parar, está triste o decaído, lame en exceso sus patas… hay determinados comportamientos en nuestros perros que deben ponernos alerta. Pero, ¿deben ser motivo de preocupación? “En relación a cuestiones de comportamiento, deberíamos prestar especial atención a dos aspectos: en primer lugar, a todo cambio de conducta de nuestro animal y, en segundo lugar, a la frecuencia, la intensidad y las consecuencias que pueda tener un determinado comportamiento”, nos cuenta Anna Jovells, etóloga de AniCura Vetamic Clínica Veterinaria. Y es que no podemos pasar por alto que detectar cambios de comportamiento es importante porque a menudo reflejan la aparición de otro problema subyacente. “Por ejemplo, nuestro perro puede mostrarse más triste y decaído a raíz de alguna enfermedad que le cause malestar o dolor, o bien podría empezar a lamerse las patas de forma compulsiva debido a estrés o a alguna afectación cutánea que le cause mucho picor. En todos estos casos, es importante encontrar la causa del cambio de comportamiento para tratarlo con éxito”, nos detalla.
Y, por otro lado, también tiene que llamarnos la atención cuando un comportamiento se manifiesta muy a menudo y con mucha intensidad, ya que suele estar relacionado con la gravedad del problema. “En el caso de los ladridos en exceso, por ejemplo, primero tendríamos que identificar cuándo y por qué ladra nuestro perro, y después aplicar las medidas adecuadas para mitigar esa conducta”, apunta.
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Motivos para estar alerta
Pero, ¿cuáles son los principales problemas de comportamiento que podemos encontrar en los perros? “Los problemas más habituales que desarrollan los perros son: problemas de agresividad (hacia otros perros o personas), problemas de miedo o fobia (a un estímulo concreto o bien miedo generalizado), orinar y/o defecar en lugares inapropiados, destrozos, ladridos, exceso de actividad y problemas relacionados con la separación”, nos detalla la veterinaria.
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¿En qué momentos deberíamos acudir a un especialista?
Como recomendación general, deberíamos acudir al especialista cuando aparezca una conducta que afecte negativamente al bienestar de nuestra mascota y/o al de las personas que forman su familia o a terceros. “Por ejemplo, en problemas de ansiedad por separación, por un lado tenemos al animal que sufre ansiedad cuando se queda solo, y por otro lado a sus dueños, que van a encontrar destrozos en su casa, puede que reciban denuncias de los vecinos por los ladridos del perro cuando está solo, etcétera. Este sería un ejemplo de caso que requiere la intervención de un especialista, y en el cual se ve afectado el bienestar del animal, el de los dueños y también el de los vecinos”, nos cuenta Anna Jovells.
Otro ejemplo claro sería el de los casos de agresividad, sobre todo si el perro que muestra agresividad tiene un elevado potencial para infligir daño a otros, ya sea por su tamaño o por la intensidad e impulsividad de sus ataques.
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Posibles causas
¿A qué se deben normalmente los problemas de comportamiento que presentan los perros? Son muchas las causas que pueden incitar la aparición de problemas de conducta en perros. Quizás las más comunes son:
- Miedo, sobre todo en animales que no se les ha socializado adecuadamente de cachorros o bien animales que hayan vivido alguna experiencia traumática.
- Dolor, por enfermedad o bien después de una cirugía o algún accidente.
- Falta de estimulación, ya sea porque los paseos son muy cortos o bien por falta de juegos estimulantes en casa como, por ejemplo, juguetes que dispensan comida.
- Refuerzo involuntario por parte del propietario de conductas que son molestas como, por ejemplo, cuando un perro pide comida en la mesa y de vez en cuando se le da comida.
- Uso del castigo verbal o físico, ya que afecta negativamente al vínculo entre el perro y su propietario y a veces puede reforzar conductas indeseadas, es decir, que el castigo puede provocar que esa conducta cada vez se repita más.
¿Suelen ser problemas pasajeros?
Tal y como nos cuenta la experta, un problema de conducta puede ser pasajero si se cumplen dos condiciones, principalmente: primero, que la motivación para ese comportamiento sea temporal (como la edad) y, segundo, que el animal no aprenda a realizar esa conducta problemática. “Por ejemplo, cuando un cachorro juega mordiendo, puede ser un problema pasajero porque va asociado a una edad determinada, pero será muy importante que el propietario enseñe al cachorro a jugar con juguetes en vez de mordiendo para que realmente desaparezca la conducta de morder. Otro ejemplo serían las conductas de agresividad que aparecen por dolor, que desaparecerán cuando el dolor sea debidamente tratado”, nos dice.
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¿Cómo podemos saber si nuestro perro es feliz?
Un perro es feliz cuando tiene sus necesidades vitales básicas cubiertas, y también sus necesidades emocionales. “El bienestar emocional de nuestro perro depende principalmente del vínculo que tenga con sus propietarios, de la posibilidad de relacionarse y jugar con otros perros y con otras personas, de poder realizar suficiente actividad física y finalmente, de recibir cierta estimulación cognitiva (juegos de buscar comida, por ejemplo)”, concluye.