Si has adoptado recientemente un perro, te habrán aconsejado su castración o esterilización. De hecho, para la mayoría de protectoras es un requisito para entregarte a tu mascota. No ocurre si lo compras, aunque debería ser así, puesto que impedir que se reproduzcan ayuda a combatir el abandono. En cualquier caso, si estás pensando en esterilizar a tu perro, quizá te surjan algunas dudas, muchas de ellas, basadas en mitos muy extendidos. Virbac nos ayuda a destapar los mitos y realidades más frecuentes en torno a la castración canina.
En primer lugar, comprender la diferencia entre castración y esterilización, que aunque se usen indistintamente, no significan lo mismo.
En la esterilización se evita que el macho o la hembra se puedan reproducir pero no influye en su comportamiento. Para ello, se hace una vasectomía a los machos (se corta el conducto por el que pasa el semen) y en las hembras, una ligadura de trompas. Sin embargo, las hormonas sexuales siguen circulando por la sangre y no se evitan comportamientos como el marcaje, el 'escapismo', etc.
La castración, por su parte, consiste en eliminar esa capacidad reproductora pero también se evitan otros comportamientos y puede ayudar a prevenir otros problemas de salud. En la castración se extirpan los testículos a los machos y los ovarios y, en ocasiones, el útero, a las hembras. Eso no solo evita que las hormonas sexuales circulen por la sangre, sino también puede reducir el riesgo de cáncer de próstata, de ovarios o matriz. La cirugía no es complicada y no suele requerir muchos puntos, por lo que suele ser la opción más recomendada por los veterinarios.
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Tras la castración, el comportamiento de algunos perros puede mostrar cambios
En este caso, no se trata de un mito, sino de una realidad. Es cierto que tras la castración, pueden sufrir cambios. Sin embargo, eso no significa que tu perro dejará de ser el mismo. La castración ayudará a regular de manera normal la testosterona de nuestro peludo, interrumpiendo la producción de estas hormonas sexuales. De esta manera, se disminuirá su libido ayudando a evitar comportamientos como el vagabundeo, el marcaje con orina o la hipersexualidad, aunque no ocurra en todos los casos. También se sabe que el carácter en hembras dominantes y agresivas puede incluso empeorar tras esta intervención quirúrgica, pero podemos estar tranquilos porque nuestro perro no va a dejar de ser alegre, juguetón o cariñoso porque lo castremos.
Optar por soluciones reversibles que funcionan mediante implantes subcutáneos puede ayudarnos a ver cómo reaccionará nuestro mejor amigo a la castración. Ésta nos dará la opción de revertirla en caso de no estar contentos con los resultados o bien, de mantenerla o hacerla definitiva mediante cirugía, si sí lo estamos.
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Solo hay que esterilizar a las hembras
Es un mito. Para las hembras, el objetivo principal de la castración es con frecuencia evitar las camadas indeseadas y la prevención de posibles enfermedades relacionadas con el aparato reproductor, pero es erróneo pensar que con esterilizar a las hembras es suficiente. Para el control de natalidad, lo ideal es ser responsable de nuestra mascota y evitar posibles riesgos. No obstante, para aquellos que quieran una tranquilidad extra, lo recomendable es esterilizar tanto a hembras como a machos.
La castración provoca que los machos pierdan masculinidad
En absoluto es cierto. Y este mito es uno de los más extendidos entre algunos varones que duda si esterilizar a su perro. De hecho, según Virbac, estos propietarios tienden a realizar una visión antropomórfica de sus perros en cuanto a la castración (asociada con la amputación de los testículos). Nuestros perros machos no van a perder su “masculinidad” por el hecho de esterilizarlos, simplemente, ayudaremos a reducir el estímulo de reproducción ante una hembra en celo, así como comportamientos indeseados. No obstante, para los más reacios, ahora también existen soluciones temporales como la esterilización médica reversible que ofrece Virbac. Se trata de un implante subcutáneo, que no implica cirugía y permite al propietario reducir los niveles de testosterona de su mejor amigo manteniéndolo “entero”, pudiendo mejorar ciertos comportamientos y eliminando el riesgo de camadas indeseadas.
La castración quirúrgica conlleva muchos riesgos para nuestros peludos
También es un mito que debes desterrar. Y para ello, lo mejor es que confíes en tu veterinario. Aunque es cierto que cualquier tipo de intervención quirúrgica puede suponer un riesgo para la salud, la castración quirúrgica es una técnica relativamente sencilla y no tendría que acarrear problemas mayores. Será tu veterinario quien te diga, dependiendo del estado de salud general de tu mascota, si es o no un buen candidato para someterse a este tipo de cirugía.
Aun así, si tu mascota presenta algún riesgo específico o si, simplemente, eres de los que las operaciones te asustan y quieres evitar a toda costa que tu peludo pase por una, hoy en día existen muchas alternativas y la castración médica reversible es una de ellas. Acude a tu veterinario de confianza y pregunta por ella, seguro que podrá asesorarte.
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Tras la castración, algunas mascotas pueden ganar peso
En este caso es cierto. El hecho de estar esterilizado provoca una disminución en el metabolismo del animal, mayor sedentarismo y, por tanto, una mayor tendencia a ganar peso. Hay algunas razas más predispuestas que otras a ganar peso tras la castración. Para su prevención es de vital importancia ofrecerle a nuestro peludo una dieta adaptada con un aporte limitado de grasa y un incremento en el contenido de fibra.