Si observas que tu perro está más decaído de lo normal, le cuesta jugar contigo o le cuesta sentarse o tumbarse, es posible que tenga dolor en las articulaciones. Es algo que les ocurre a nuestras mascotas igual que nos puede pasar a nosotros. Y que puede tener diversas causas. Por ello, hablamos con la veterinaria Sonia Sáez, Brand Manager de Purina Corporativo para que nos explique por qué les duele, cuáles son los síntomas y qué tratamiento podemos darle para mejorar su calidad de vida.
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Causas del dolor en las articulaciones
El dolor en las articulaciones de los animales, igual que ocurre en los humanos, puede tener varios orígenes, como un golpe, infección, inflamación (artritis) o enfermedad degenerativa, conocida como artrosis.
La artrosis es una enfermedad degenerativa crónica que implica un desgaste del cartílago que afecta a los huesos y a las articulaciones, causando dolor y una reducción de la flexibilidad de las articulaciones.
Puede afectar a cualquier articulación del perro, pero es más común en las articulaciones de la rodilla, muñeca, codo, cadera y columna vertebral. Es una enfermedad de difícil curación, por lo que el tratamiento suele ser paliativo para aliviar el dolor que causa, reducir la inflamación de los tejidos afectados y mejorar la calidad de vida del animal.
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Displasia de cadera
Se puede dar por edad, es decir porque se trata de un perro senior, o por el tamaño, aunque el sobrepeso u obesidad también contribuyen a que las articulaciones del animal padezcan
Los perros de razas grandes suelen sufrir displasias de cadera o rigidez muscular, que afecta a sus articulaciones provocándoles dolor. También puede darse por golpes o lesiones que sufra nuestra mascota y que deriven en dolor o malestar articular.
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Los problemas de artrosis en perros grandes y senior
No es una cuestión exclusiva de la edad el sufrir dolor articular, dado que también se debe valorar el tamaño del animal, pero si hablamos de este aspecto, debemos considerar que los perros senior tienen más probabilidad de sufrir artrosis; esto es a partir de los 7 - 9 años en razas de tamaño mediano y grande, e incluso hasta las 10 o 11 en perros de tamaño pequeño.
Por otro lado, puede afectar a cualquier perro independientemente de la raza y la edad, aunque es mucho más común en perros adultos o mayores y perros de razas grandes, ya que, por su complexión, genética y peso que aguantan sus articulaciones, están más expuestos a padecer estos dolores sin llegar a ser senior. El gran danés, rottweiler o pastor alemán son algunas razas propensas a sufrir artrosis.
Síntomas del dolor en las articulaciones
Los síntomas más habituales de la artrosis en los perros son el letargo, la cojera, el entumecimiento de las articulaciones, la reticencia al movimiento, muestras de dolor al tocarlo, signos de agresividad al intentar palpar zonas muy doloridas, e incluso jadeo o ladridos sin causa aparente. Es decir, la artrosis causa síntomas propios de las estructuras a las que afecta, los huesos y articulaciones, pero también cambios en el comportamiento del animal.
Al tratarse de un proceso degenerativo y crónico, lo mejor es atajarlo cuanto antes mejor, aunque muchas veces cuesta identificar la artrosis en sus fases iniciales.
Cuando un perro sufre un golpe o torcedura, pasa de estar sano y sin dolor en los huesos y articulaciones a sufrir inflamación y dolor en cuestión de minutos, y esto se refleja de manera obvia en forma de cojera. Sin embargo, el dolor de aparición progresiva puede no ser evidente hasta que se alcanzan niveles de degeneración articular importantes.
Además, la percepción del dolor es altamente subjetiva, por lo que dos perros con una lesión similar pueden manifestar síntomas muy distintos. Y, como suele ser más común en perros de edad avanzada, muchas veces se da por hecho que los cambios en la marcha y la agilidad del animal son una consecuencia normal de la edad, y no se contempla como una enfermedad degenerativa.
Algunas preguntas que pueden ayudarte a descubrir que tu perro está padeciendo dolor articular son:
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¿Tu perro cojea?
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¿No hace tanto ejercicio como solía hacer?
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¿Pasa más tiempo tumbado que antes?
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¿Le cuesta levantarse cuando está acostado?
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¿Tiene dificultad para subir escaleras o acceder al coche?
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¿Ha perdido el apetito?
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¿Evita que lo toques?
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¿Ha sufrido algún cambio inesperado de comportamiento?
En caso de haber respondido afirmativamente a alguna de las preguntas anteriores, debes llevar a tu perro al veterinario para que lo evalúe. Él te formulará preguntas sobre sus hábitos, palpará de forma cuidadosa y ordenada todas sus articulaciones, y, si lo considera necesario, realizará radiografías para comprobar si los huesos han sufrido los cambios característicos de la artrosis.
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¿Cómo se trata?
El tratamiento tiene como objetivo reducir la inflamación y el dolor, frenar el progreso de la enfermedad y favorecer la recuperación de la movilidad de las articulaciones. Para ello se utilizan medicamentos (analgésicos y antiinflamatorios), y se recomiendan una serie de ejercicios activos, como paseos tranquilos o nadar en la playa, y también ejercicios pasivos mediante fisioterapia.
Los huesos y las articulaciones, además del movimiento del perro, soportan el peso de su cuerpo. Si el peso es excesivo, se acelera su desgaste y aumenta la posibilidad de sufrir artrosis. El control del peso de tu perro es fundamental en estos casos.
Si sufre sobrepeso u obesidad, deberás someterlo a un tratamiento dietético para frenar la progresión de la enfermedad. Un elevado porcentaje de los perros, que sufren artrosis y sobrepeso al mismo tiempo, dejan de tener cojera con un simple programa de adelgazamiento para conseguir una condición corporal ideal.
Por lo tanto, es muy probable que, además de los medicamentos y ejercicios, el veterinario te recomiende la ingesta de una alimentación o dieta que te ayude a controlar su peso. Además, existen dietas que incorporan ingredientes funcionales que ayudan a frenar el desgaste de las articulaciones, así como antioxidantes naturales que contribuyen a reducir la inflamación de sus articulaciones.
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Consejos para mejorar su calidad de vida
Como ocurre en muchas otras enfermedades crónicas, lo ideal es prevenir. Puede que tu perro tenga predisposición genética, pero aun así debemos evitar actitudes o situaciones que aumenten la probabilidad de sufrirla.
Las medidas más recomendables para la prevención de estas dolencias en perros adultos son:
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Evitar el sobrepeso u obesidad. Este aspecto es especialmente importante durante su crecimiento, y al entrar en la fase vital adulto-senior.
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Minimizar el ejercicio demasiado intenso en las fases de crecimiento, cuando los tejidos de las articulaciones aún se están desarrollando y son más susceptibles a sufrir daños que en los perros adultos.
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Hacerle practicar ejercicio moderado de forma regular, evitando que sea de excesiva intensidad si no está entrenado previamente.
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Proporciona a tu perro una alimentación completa, equilibrada y de buena calidad para garantizar el aporte correcto de nutrientes, como las vitaminas y minerales, para mantener a tu perro saludable.
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Visita regularmente a tu veterinario de confianza para que explore sus articulaciones y pueda detectar a tiempo cualquier alteración.