¿Tu perro jadea, tiembla, esconde el rabo o se esconde ante una situación nueva o habitual como, por ejemplo, ponerle su abrigo para salir a la calle cuando hace frío? O pone cara de terror cuando escucha el primer petardo y ya no sale de su escondite hasta al cabo de unas horas o, incluso, un día? Tu perro tiene miedo, una emoción nada agradable para él ni para ti, que no te gusta ver cómo tu perro sufre.
Como nos explica Anna Jovells, veterinaria y etóloga de AniCura Vetamic Clínica Veterinaria, "los problemas de miedo más comunes en perros son: miedo a personas desconocidas, miedo a otros perros, miedo a ruidos fuertes y miedo generalizado, también conocido como síndrome de privación o Kennelosis".
Cuando hablamos de problemas de miedo en perro, debemos tener en cuenta que hay diversos factores que pueden favorecer que un perro tenga miedo.
En primer lugar, la genética, ya que se ha demostrado que la descendencia de perros miedosos tiene más probabilidades de desarrollar problemas de miedo.
Segundo, la socialización, que debe realizarse entre las 3 y las 12 semanas de vida de los cachorros, y consiste en enseñar a los cachorros de forma progresiva todos aquellos estímulos con los que tendrán que convivir de adultos y no queremos que les causen miedo (coches, personas, otros perros, ruidos...).
Tercero, las experiencias traumáticas que pueda tener el perro de adulto, ya que los perros pueden adquirir miedo a cualquier cosa (perros, personas, ruidos…) como consecuencia de una mala experiencia.
Por último, el refuerzo de la respuesta de miedo del perro. En general, se recomienda que cuando un perro manifieste miedo (jadeo, intentos de escapar, cola recogida, orejas bajas…), el propietario no vaya a calmarlo para que el perro no aprenda que reaccionando de esta forma recibirá atención; el propietario puede estar con él como figura de seguridad, pero sin darle atención especial.
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Christian Oliva-Velez, divulgador de bienestar animal y responsable de Dog Friendly Traveler nos pone un ejemplo conocido: "una perra rescatada en el Bronx, un barrio marginal en Colombia, sufrió maltrato, la obligaron a consumir drogas y vagó por las calles. Ahora, le teme a los autobuses en Buenos Aires, que es una ciudad muy ruidosa. Cuando pasea junto a su tutora y pasa un autobús, ella se arrima a la pared con cara de pavor. El detonante es el autobús y la respuesta es el miedo. El ser un perro miedoso es diferente a ser reactivo. En ese caso, habrá que ver qué es lo que detona ese comportamiento y precisará ayuda de un profesional. Con paciencia, respeto y amor, la situación de crisis irá disminuyendo paulatinamente de intensidad y frecuencia", nos cuenta.
Christian también nos advierte de que puede estar reaccionando de un modo inesperado por estar sufriendo un dolor físico o un problema de salud mental. Por eso, ante cualquier duda, por favor conviene visitar a un veterinario de confianza".
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¿Hay razas de perro más propensas a tener miedo?
Anna Jovells nos indica que, debido a que el miedo es un carácter de comportamiento que se hereda y pasa de padres a la descendencia, es posible que algunas razas tengan más predisposición a tener problemas de miedo en comparación con otras. No obstante, "hay que tener en cuenta que la raza no es un factor determinante para que un perro tenga miedo. Como hemos comentado, el miedo de los perros viene condicionado también por las experiencias negativas que haya podido tener de cachorro y de adulto, y del manejo de los propietarios".
Christian Oliva-Velez, de nuevo, nos ofrece un ejemplo muy claro: "el galgo es el perro que más sufre en el mundo y, por ello, suele ser un perro arisco ante desconocidos y esta perdida de confianza en el hombre puede ser interpretada como miedo".
¿Cómo influye el tamaño del perro?
El tamaño puede influir en que un perro desarrolle más fácilmente miedo hacia objetos, perros o personas que sean más grandes que él. "Un perro de raza pequeña puede tener miedo a un determinado estímulo porque desde su perspectiva parece más intimidante. No obstante, no tiene por qué ser miedoso un perro de tamaño pequeño si ha recibido una buena socialización de cachorro, no ha tenido experiencias negativas con ese estímulo ni procede de progenitores miedosos", señala la veterinaria y etóloga de AniCura Vetamic Clínica Veterinaria.
¿Qué podemos hacer para ayudarles a superar el miedo?
Cada problema de miedo debe ser tratado de forma individual según cual sea el detonante, la intensidad del miedo, el perfil del perro y el entorno en el que vive. Sin embargo, como medidas generales, apunta la veterinaria y etóloga "cuando un perro tiene miedo se le puede ayudar de varias formas. Con la ayuda de un etólogo, podemos condicionar una zona de la casa, por ejemplo una habitación, para que sea su zona segura, un lugar dónde pueda esconderse y reducir su miedo; también como propietarios podemos procurar no reforzar las respuestas de miedo del animal para que no aprenda a reaccionar con miedo a determinados estímulos y por último, con la ayuda de un educador, podemos acostumbrarle de forma progresiva a los estímulos que le causan miedo, exponiendo al perro a sus miedos, primero a muy poca intensidad e ir aumentando poco a poco, y premiarle mientras no manifieste miedo".
"Cuando el perro muestra miedo ante una situación se le puede ayudar esquivándola o ofreciéndole algo apetitoso y húmedo en el acto", añade Christian Oliva-Velez. Será muy positivo felicitarle con halagos y caricias. Será cuestión de tiempo que el perro coja confianza y ya no tema por su seguridad. Otro aspecto importantísimo es la socialización, "un indispensable durante la etapa de todo cachorro", insiste el experto en bienestar animal.
¿Qué no debemos hacer?
Principalmente, hay dos cosas que debemos evitar cuando tenemos un perro miedoso. "Primero, debemos evitar lo que se conoce como “inundación”, es decir, no debemos exponer al animal al estímulo que le causa miedo de forma brusca y con una intensidad muy elevada. Por ejemplo, si tenemos un perro con miedo a personas, no debemos llevarle por las zonas más transitadas y llenas de gente de la ciudad", advierte Anna Jovells.
Y segundo, como ya hemos mencionado anteriormente, no debemos calmar ni prestar especial atención al perro que manifieste miedo para no reforzar la respuesta de miedo del animal. Cuando un perro empiece a tener miedo, debemos actuar con normalidad, sin castigarle ni darle especial atención, pero si estar presente para transmitir seguridad al animal.
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¿Cuándo hay que acudir a un profesional?
Anna Jovells nos recuerda que será necesario acudir a un profesional en el momento en que el problema de miedo o fobia que tenga el animal se repita de forma frecuente, afectando negativamente a su bienestar. "Un profesional podrá establecer un diagnóstico y un plan de tratamiento para ayudar al animal a reducir su problema de miedo y que aprenda a gestionarlo correctamente".
Hay que tener en cuenta que los tratamientos de problemas de conducta requieren tiempo, y la implicación de los propietarios es imprescindible.
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