Nos encontramos en un momento complicado. La crisis del coronavirus ha roto por completo nuestras rutinas y horarios. Pasamos la mayor parte del tiempo encerrados en casa, el confinamiento nos tiene en una constante montaña rusa de emociones y esto también puede verse reflejado en nuestras mascotas. Aunque de forma diferente, ellas también están sufriendo nuestro encierro. Hemos pasado de estar unas pocas al día con ellos a no separarnos ni un segundo de las 24 horas del día. Una realidad que muchos pueden estar viendo como una total 'invasión' de su espacio, pero en la que también puede darse el caso de aquellos animales que lo vean como un 'regalo' tras el que más tarde acabarán generando relaciones de dependencia difíciles de corregir.
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Sea como fuere, lo cierto es que el comportamiento de nuestros animales de compañía puede haberse modificado en las últimas semanas de forma repentina. Nervios, falta de apetito, caída excesiva de pelo y constantes picores pueden ser algunos de los síntomas que muestre tu mascota estos días. Aunque estos síntomas son también frecuentes en gatos y otros animales de compañía, dado que no pueden (o no deberían) salir a la calle, en este artículo vamos a centrarnos en únicamente en perros.
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Además de los posibles 'problemas de convivencia' que puedan haber surgido durante el confinamiento, una de las principales consecuencias que han sufrido los perros a colación de la pandemia es haber reducido sustancialmente el tiempo de sus paseos. Aunque durante las primeras semanas y días fueron muchos los que aprovecharon la ocasión para salir a la calle ellos también y realizar largas caminatas para evadirse, lo cierto es que por ley únicamente están permitidas pequeñas salidas y siempre cerca del domicilio. Salvo en los casos de perros más mayores y con problemas de movilidad, estas medidas están afectando mucho de manera psicológica a los animales, que al poder disfrutar de sus salidas habituales, acaban frustrándose y acumulando tensión y energía que no son capaces de quemar. Esto también puede llevarles a tener problemas de insomnio y otras patologías de carácter físico y emocional.
¿Problemas atópicos o muda estacional?
La piel es un órgano muy sensible a los cambios. Por ello todo este cúmulo de nuevas situaciones pueden haberse trasladado a la dermis de tu mascota. Desescamación, irritación, picores, caída y mordidas en el pelaje… Todos estos síntomas visibles suelen generar una alarma y un malestar importante en los propietarios de perros, aunque antes de que cunda el pánico es fundamental descartar algunos posibles problemas. Los perros suelen mudar su pelo dos veces al año, en primavera y en otoño. Esto puede provocar que se rasquen más de lo habitual.
Parásitos y alergias
Otro de los problemas que debemos descartar es que nuestra mascota tenga pulgas, garrapatas o cualquier otro tipo de parásito. En primavera es frecuente que muchos perros vuelvan a casa con estos incómodos visitantes y, aunque ahora nuestros paseos sean mucho más reducidos, no debemos descuidar la higiene de nuestro animal. También podríamos encontrarnos con algún principio de sarna, provocada por un tipo de ácaro muy molesto que causa especiales picores. En estos casos, lo importante es tratarlo cuanto antes para evitar su propagación. Alergias o picaduras de algún tipo de insecto o parásito también pueden provocar picores.
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Sea como fuere, si tu perro está sano y vive en unas condiciones de higiene óptimas y aun así continúa rascándose, es recomendable acudir al veterinario siempre que no puedas detectar una causa tan obvia como podría ser la presencia de parásitos. En estos casos el especialista te ayudará a localizar la raíz del problema y pondrá a tu mascota el tratamiento que considere para erradicarlo o frenarlo de la mejor manera posible.