Estamos viviendo días extraños, en los que el país se ha paralizado casi por completo debido a la crisis sanitaria del coronavirus. Pero pese a esta inesperada situación de irrealidad, la naturaleza no se detiene y, como cada año, nos enfrentamos a una etapa en la que abunda la oruga procesionaria del pino, que puede causar serios problemas de salud a nuestros perros. Si bien es cierto que en la situación actual los riesgos se minimizan, pues apenas si podemos sacar a nuestras mascotas a dar un paseo rápido, la verdad es que el riesgo cero no existe, y en alguno de esos pequeños paseos, pueden entrar en contacto con esta especie cubierta de pelos urticantes, que abunda en los bosques de pino de toda España, especialmente en las zonas más cálidas, y que debe su nombre a que se desplazan una detrás de la otra como si fueran en procesión. Las cálidas temperaturas que tuvimos en invierno han anticipado la aparición de este peligroso insecto, que despierta la curiosidad de los canes al ver algo moverse en el suelo y querer olerlo, jugar o incluso comerlo. Por eso, siempre, pero más en este estado excepcional en el que hay que intentar salir lo menos posible de casa, hemos de estar muy atentos en los paseos. Si andamos por zonas de vegetación, especialmente donde haya pinares, debemos observar por dónde se mueven con el fin de evitar que entren en contacto con estos insectos.
Hemos hablado con José Ballester, veterinario y Practice Manager de AniCura Velázquez Hospital Veterinario, para que nos dé algunas claves sobre este problema con el que nos podemos encontrar y, sobre todo, saber cómo hay que actuar.
¿Cuáles son los signos que nos alertan de que nuestro perro ha estado en contacto con la oruga?
Los síntomas más característicos son salivación intensa, inflamación de la lengua y, a veces, también de la cara. También pueden presentar dificultar para deglutir. Notaremos que el animal quiere beber y no puede. En casos más avanzados pude presentar postración y debilidad generalizada. Como afecta más intensamente a las zonas de contacto, puede que una parte de la lengua se necrose y el animal pierda un trocito o parte de la misma. También en ocasiones puede afectar el esófago, por lo que presentará síntomas de vómito, regurgitación y dificultad para tragar.
Tomamos medidas de precaución, pero nuestro perro entra en contacto con la oruga: ¿qué debemos hacer en primer lugar nosotros, antes de acudir al veterinario?
Lo primero es intentar ir al veterinario lo antes posible y, si se puede, lavar abundantemente la zona con agua. Es fundamental actuar con rapidez.
¿Qué medidas tomará el veterinario una vez que confirme el problema?
Dependiendo de la gravedad del caso, el veterinario decidirá si es necesario hospitalizar al animal para mantener sus constantes vitales y controlar el dolor, ya que las lesiones en la lengua y esófago son muy dolorosas. Se utilizarán, corticoides y antihistamínicos, así como protectores de la mucosa esofágica, analgésicos y, dependiendo de su estado general, fluidos intravenosos.
¿Cuáles pueden ser las posibles complicaciones para un perro que ha estado en contacto con la oruga?
Las más frecuentes, como hemos comentado anteriormente, son las necrosis de la lengua y úlceras esofágicas, que pueden evolucionar y dar lugar a estenosis esofágicas.
¿Cuánto suele durar el proceso de recuperación después del contacto con la oruga?
Generalmente, los casos leves se resuelven entre 2 y 5 días. Los casos más graves, necesitan de hospitalización, y su duración está en función de las complicaciones que presente.