Cualquiera sea el animal que tengamos en casa despierta en nosotros un sentimiento de afecto que, muchas veces, es difícil hasta de explicar. Que lo quieres no hay duda, haces mucho por tu mascota y ella por tí, aunque sea un pequeño pez de acuario que mueve la cola cuando le das de comer.
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En muchas ocasiones, las mascotas forman parte de tu familia, ocurre con más frecuencia con los animales expresivos como los perros y los gatos, aunque no existe un único rasgo que caracterice ese sentimiento.
Se adapta a tu horario, estilo de vida y espacio
Cuando elegimos una mascota con la intención de que forme parte de nuestra vida reparamos en la disponibilidad para estar con ella, cuidarla y atenderla. No se trata solo de la disponibilidad horaria que tengas, sino de lo que estás dispuesta hacer. Si pasas muchas horas fuera de casa pero lo sacas a dar sus paseos, sea la hora que sea, juegas con tu mascota por muy cansada que estés y te ocupas de que esté cuidada y no le falta nada en tu ausencia, la consideras una parte de tu vida importante.
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Te acompaña a buscar a los niños al colegio, viaja contigo cada vez que vas al pueblo a ver a tus padres y la mencionas en muchas de tus conversaciones, para tí es mucho más que un animal de compañía. En ocasiones, tener un animal en casa puede deberse a un deseo de los niños o la necesidad de encontrar a alguien cuando regresamos del trabajo. Son motivos válidos también porque el cariño aumenta y se afianza con el paso del tiempo.
Si vuelves a casa, después de un día de trabajo largo e intenso, y antes de abrir la puerta estás pensando en cómo te recibirá tu mascota y celebrará tu regreso, es evidente que es parte de tu vida. Te ocupas de buscarle comida especial, no vuelves del supermercado sin un detalle y cada dependencia de tu casa tiene un espacio para ella. Puede entrar a tu habitación, dormir en el salón, comer en la cocina o cerca tuyo si estás viendo la última temporada de tu serie favorita tumbada en el sofá.
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Es la compañía que mejor te sienta en los buenos momentos
Si echas la vista atrás y tu mascota está en los momentos más especiales de tu vida, es porque ha compartido las mejores y las peores épocas. Un rasgo que define cuánto cariño sientes por tu animal se ve muy claramente en los últimos días de su vida. Cuando nuestro perro o gato ya son mayores, adaptamos nuestro ritmo de vida a sus necesidades, otra vez. Los paseos se vuelven más lentos y con frecuencia te quedas mirándolo y recordando aquellos años en que te resultaba impensado pasearlo sin correa, o cuando regresabas tu mucho más cansada que él de los paseos.
Tu mascota está presente en los cumpleaños de los miembros de la casa, en los festejos especiales y nunca la desatiendes por mucha gente que haya alrededor. Cuando estás segura de su cariño y de lo importante que eres en su vida estás demostrando seguridad en el vínculo que tenéis. Tus planes siempre están pensados para que puedas ir con ella si te ausentas varios días o vas de vacaciones. Cuando no puedes llevarla contigo procuras dejarla al cuidado de una persona especial, que la cuide y la quiera, la llamas por teléfono y le traes un presente cuando regresas. Cuando quieres tanto a tu mascota que te resulta imposible pensar en tu rutina sin ella, es que tienes un integrante más en la familia, no una mascota.
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