La otitis es una de las enfermedades más comunes que puede padecer un gato. Está causada por norma general por una bajada de defensas que provoca la inflación de la capa que recubre el conducto auditivo del felino, llamada epitelio. Esta inflamación es muy dolorosa para el gato y puede hacer que sus orejas desprendan mal olor.
No todas las otitis son iguales. La más habitual es la otitis externa, que afecta el pabellón auricular y se extiende hasta el tímpano. Por suerte es la más fácil de tratar ya que no se encuentra en un estado muy avanzado; cuando la otitis externa no se trata de manera eficaz puede desencadenar en una otitis media, en la que el tímpano se inflama hasta tal punto que podría llegar a romperse; la más difícil de tratar es la otitis interna, que es la que ha tenido un mayor desarrollo y produce la inflamación del oído interno, generalmente por no haber tratado correctamente los dos tipos de otitis anteriores, o bien como resultado de un traumatismo.
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Causas de la otitis felina
La bajada de defensas que puede desencadenar una otitis tiene más posibilidades de darse en primavera y verano, ya que en estas épocas suben las temperaturas y aumenta el nivel de humedad en el ambiente. Pero esta no es la única causa de otitis; existe un tipo de ácaros, los Otodectes cynotis que se instalan en el cuello, la cabeza y el oído de los gatos, y que pueden pasar de un felino a otro si existe el suficiente contacto.
En ocasiones la causa está en la utilización de un producto inadecuado para limpiarle las orejas, o en que a su conducto auditivo haya ido a parar algún objeto extraño, como un trozo de hoja o rama, y que el mismo gato se provoque una inflamación al intentar quitarlo. Además, la otitis felina también puede estar causada por enfermedades metabólicas, trastornos seborreicos, alergia alimentaria, enfermedades inmunitarias, pólipos o hipersensibilidad por contacto.
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Síntomas de que nuestro gato padece otitis
No es complicado detectar la otitis en un gato si sabemos estar atentos a los síntomas. Un gato en esta situación experimenta un fuerte dolor que le hace maullar y quejarse constantemente; también inclinan la cabeza hacia un lado y la sacuden con frecuencia. Si le acaricias la zona de la oreja muestra dolor, y su comportamiento habitual se modifica y se vuelve más irascible.
En sus oídos podemos apreciar un prurito que le lleva a rascarse, cerumen oscuro y un desagradable olor. Además, una otitis grave puede hacerle perder la audición de manera temporal.
Cómo detectar y evitar la otitis de nuestro gato
El primer paso es ser capaces de detectar que nuestro gato tiene otitis, y la mejor manera de hacerlo es prestando atención a los cambios que puedan producirse y dedicando unos minutos a observar sus oídos a la hora del baño o del cepillado para poder notar cualquier anomalía y llevarlo al veterinario. Si se confirma la otitis, solo debemos aplicarle los productos que nos indique el veterinario, porque los gatos son animales muy sensibles a los químicos y podríamos dañarle aún más.
Reduce las posibilidades de que tu gato padezca una otitis limpiando periódicamente el cerumen de sus oídos con una gasa y suero fisiológico, ya que si se acumula puede causarle una infección. Si su pelaje es largo pídale a su veterinario que le recorte el pelo de la zona de las orejas para evitar que se acumule la suciedad y la humedad. Y no olvides al bañarle secar muy bien sus oídos.
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