El olor corporal de los perros es mucho más intenso que el de los seres humanos, algo que debes tener en cuenta tanto si estás pensando en adquirir una mascota o si ya la tienes. Un ligero hedor en casa o a su alrededor es algo totalmente normal. Lo primero que debes tener en cuenta es que los animales tienen una capa de sebo diferente que les permite protegerse de agentes externos y proteger su piel y pelaje.
Bañarlos de forma relativamente frecuente lo único que provoca es la aparición de más sebo, motivo por el cual los veterinarios recomiendan no bañarlos salvo cuando sea realmente necesario o, como muchísimo, una vez al mes o cada dos. Para mantener los niveles adecuados de grasa en la piel y un pelaje brillante, un cepillado diario es más que suficiente. Además, su olor corporal es su seña de identidad y distintivo frente a otros perros y los puntos clave que desprenden más glándulas secretoras se encuentran principalmente localizadas en el ano, los oídos y las almohadillas de las patas. Pero ¿qué ocurre si el olor es realmente desagradable?
Si tu perro cuenta con los cuidados adecuados no tendría por qué 'oler mal'. Sin embargo, si a pesar de tus esfuerzos y cuidados de higiene habituales ha empezado a desprender un olor bastante fuerte y molesto es probable que tras ese hedor se esconda algún problema patológico importante. Estos cuatro puntos, piel, ano, oídos y almohadillas, junto con la boca, suelen ser los principales focos de mal olor en los perros y es importante identificar su procedencia para que el veterinario pueda administrarle el tratamiento adecuado que ayude a eliminar de raíz el problema.
Identificar el problema
- Enfermedades en la piel, como alergias, heridas, dermatitis, parásitos y bacterias son algunas de las patologías más frecuentes cuando hablamos de problemas en la dermis.
- Si notas que se rasca mucho, que le aparecen rojeces en la piel, que se muerde algunas zonas del cuerpo de manera constante, o empieza a arrancarse pelo del cuerpo, no dudes en hacer una visita al especialista.
- Presta atención también a sus patas, pues sus almohadillas pueden ser el foco del problema y puede que alguna presente alguna herida, hongo, etc.
- Leer más: Dermatitis atópica, una enfermedad hereditaria frecuente entre los golden retriever
- Si por el contrario el mal olor procede del ano es probable que las glándulas anales de tu perro hayan quedado obstruidas por algún tipo de absceso o fístula. Hedor como a pescado podrido, molestias a la hora de defecar, frotes con el suelo, pequeñas secreciones de color variable y una limpieza constante de la zona pueden ser algunos de los síntomas que presente.
- Problemas gastrointestinales acompañados de gases malolientes y de defecaciones poco consistentes también pueden ser un problema, aunque en estos casos es probable que se deba a algo que haya comido y le haya sentado mal y el problema remita por sí solo en unos días.
- En el caso de los oídos, el mal olor suele estar acompañado de otitis. Una mala limpieza, suele ser la principal causa de irritación del oído, aunque también alergias y otros problemas cutáneos pueden provocar la secreción de un líquido maloliente en los oídos. La otitis es un problema muy frecuente en perros, especialmente en aquellos con orejas caídas.
- Leer más: Cómo saber si mi perro tiene otitis
- Por último, el mal aliento. La halitosis es algo relativamente común en perros de avanzada edad, aunque también pueden presentarla otros más jóvenes. Es importante que el veterinario identifique si el mal olor procede directamente de su boca o si el problema se encuentra por el contrario relacionado con su aparato gaestrointestinal. En ocasiones una buena limpieza bucodental periódica suele erradicar el mal olor de boca.