Todos los cuidados que le damos a nuestras mascotas parecen desmedidos cuando comparamos su vida con la de los perros de antaño. Estas mascotas han permanecido al lado del ser humano por muchos siglos y la alimentación actual de pienso es un invento relativamente nuevo. La piedra angular de la alimentación de los perros, durante años y años, se basó en las sobras de aquellos alimentos que se comían en la casa.
¿Acaso antes los perros comían tremendamente mal y los de ahora son súper animales gracias a su dieta? Tal vez ni una cosa ni la otra, pero para entender bien qué impacto tienen las sobras en la alimentación de tu perro habría que analizar cuestiones más allá de la calidad del pienso.
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¿Qué tipo de alimentación demanda originalmente un perro?
Los antepasados más directos de los perros son los lobos, no en vano el nombre científico que tienen nuestras mascotas es “lupus domesticus”. Los lobos tienen una alimentación 100% animal, y ni por asomo consumen ni un gramo de otro alimento que no sea carne. Esto convierte a los perros también en carnívoros, y no en omnívoros como tendemos a pensar. Sus necesidades orgánicas necesitan el aporte de la carne por encima de cualquier otro alimento.
Sin embargo, los perros no hacen ascos a casi nada. Son un tipo de carnívoro que es capaz de comer casi todo lo que pilla por su paso, aunque no sean alimentos que su estómago digiera bien o que, incluso, son tóxicos para ellos. Las uvas, las cebollas y el chocolate, tres alimentos de origen vegetal actúan como el veneno con los perros, y no por eso les desagrada su olor y sabor.
Sabiendo que un perro comería casi cualquier cosa que le demos, es importante tener en cuenta que jamás podríamos suplir su alimentación de carne por de vegetales, pues su metabolismo necesita este tipo de alimentación. Tratar de esquivar su alimentación original y hacer que se asemeje a la nuestra no es más que una personalización de los animales que puede incurrir en un problema de salud serio, al provocar carencias nutricionales en su metabolismo.
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¿Por qué hay que tener cuidado con las sobras?
Uno de los más importantes problemas de darle sobras a nuestro perro es el tipo de elaboración que ha tenido nuestra comida, y cómo eso puede desencadenar un resultado insospechado en su digestión. Tanto si cocinamos en casa como si se trata de comida tratada fuera, nunca podremos estar al 100% seguro de que todos los ingredientes y condimentos de la comida de nuestras sobras es totalmente digerible por nuestro perro y si, incluso, puede resultarle perjudicial para su salud.
Además, los perros domésticos son animales que, de forma general, cada vez realizan menos ejercicio físico. En esto les ocurre como a los humanos: nos rodeamos de razas cada vez más sedentarias y, por eso mismo, deben mantener una alimentación equilibrada y enfocada a su desarrollo. Cuando añadimos las sobras de nuestra comida a su alimentación, estamos descompensado ese equilibrio nutricional que le aportan los piensos o una dieta pensada en él.
Al dejarle saborear nuestra comida creamos un mal precedente, porque cuando la huela sabrá reconocer aquel alimento que una vez le dimos y querrá más. Nos vigilará durante la elaboración de la comida, y nos pedirá más durante el tiempo que estemos en la mesa, y eso convertirá al alimento principal de estas sobras en su objetivo de deseo, generando además en el perro intranquilidad y en nosotros la molesta sensación de que el perro nos demanda más comida.
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