Los gatos ven en color, sí, aunque la creencia popular dicta que los gatos ven en blanco y negro. Los gatos, al igual que el resto de mamíferos, ven en color pero no demuestran afinidad por uno en concreto. Los colores ni les tranquilizan ni les enfurecen, ni tienen uno favorito ni los detestan, simplemente son colores. Sin embargo, como ocurre con los perros, los gatos no ven el rojo.
Sí es cierto que el contraste y la potencia de los colores que perciben los gatos es muy leve, y esto hace que no perciban con gran detalle la diferencia de colores y que todo quede algo “aplastado” en su visión, con tonalidades predominantes verdosas y amarillas. Esto tiene que ver con un aspecto morfológico, no cerebral, y es que sus ojos carecen del cono rojo, que es una serie de células fotosensibles de la retina que favorecen la visión de los colores.
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Visión nocturna del gato
Los gatos, además, no tienen una visión especialmente diurna, sino que su punto fuerte es la visión de noche. A diferencia de nosotros, son capaces de ver con gran luminosidad espacios que disponen de una luz bastante tenue. Los espacios con luz inexistente están igualmente teñidos de negro para ellos, pero cuando hay poca luz, sus ojos son capaces de sacarle todo el partido a la imagen y de aclararla al máximo para encontrar los detalles.
Esta condición está directamente relacionada con el hecho de que los gatos son grandes cazadores nocturnos y necesitan ver bien para pillar desprevenidas a su presas. De hecho, se calcula que los gatos ven en la oscuridad entre seis y ocho veces mejor que los seres humanos.
Sin embargo, de día ven muy mal, mucho peor que de noche. Esto hace que mirar hacia un espacio con mucho detalle les pueda resultar casi imposible y deban regirse por otros sentidos, como el oído y el olfato, para orientarse y percibir dónde está su foco de interés y acercarse.
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Ojos grandes
Si comparamos el tamaño de un ser humano y sus ojos con el de los gatos, el resultado es que, comparativamente, los gatos tienen los ojos considerablemente mayores que nosotros. Si tenemos en cuenta el tamaño del cuerpo de ellos y nosotros, podemos ver que uno ojo de gato asi iguala al de los humanos, siendo nosotros un mamífero que puede llegar a quintuplicar la altura de un gato.
Que los mamíferos pequeños tengan ojos grandes, de forma similar a los perros, está producido por la evolución, y es resultado de la necesidad de caza de estos animales. Para atrapar a su presas deben tener un contacto visual muy ágil sobre el terreno, para identificar escondites y superficies, para saltar, correr y trepar.
De esta forma, se considera que los gatos tienen un campo de visión de 200 grados, cuando los seres humanos vemos con un campo máximo de 180. Sin embargo, su visión es panorámica, como el de un “ojo de pez” o gran angular de fotografía. Cuando lo que tienen delante está demasiado cerca, no son capaces de enfocar correctamente y de apreciar con nitidez de qué se trata. Esto ocurre porque los gatos no poseen la compleja serie de músculos y tendones que nosotros hemos desarrollado en nuestros ojos, que hacen que el globo ocular logre enfocar y reajustar la visión de los objetos cercanos.
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