¿Sabías que tu perro es sensible a tus emociones?

Que nuestros perros nos entiendan es una idea generalizada, pero que a veces asociamos al grado de familiaridad que tenemos con ellos. Unos científicos británicos han investigado si los perros son capaces de entender las emociones humanas, y no solo las de sus dueños.

por Cristina Soria

Si tienes un perro, probablemente seas consciente de que encaja tus estados de ánimo y parece que incluso participa de ellos: cuando estás triste parece lamentarse contigo y tratar de animarte, y cuando expresas tu alegría él también acompasa su felicidad y parece colaborar y hacer esa emoción humana como propia. Sin embargo, hasta hace poco no había evidencias científicas que constataran con rotundidad que los perros eran capaces de reaccionar de forma inequívoca a nuestras emociones.

Porque, además, existe la barrera de la especie: la empatía es entendida como una cuestión de comunicación emocional entre seres de la misma especie, es decir, el ser humano puede sentir empatía, casi instantánea, con cualquier otro ser humano al que vea sufrir o alegrarse, aunque jamás haya tenido contacto con él. Si vemos a alguien llorar, encontraremos una equivalencia directa en nuestros sentimientos, entendemos perfectamente su sentimiento, y empatizamos sin necesidad de palabras ni razonamientos.

Esta cuestión de especie supone una barrera importante cuando se traslada a otros animales, porque sus códigos son distintos, y de forma intuitiva y emocional no es sencillo ni visceral generar una relación empática con aquello que produce una emoción en un animal, y lo mismo ocurre a la inversa.

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La ciencia ha investigado sobre las emociones de los perros

Los estudios anteriores habían determinado que los perros, como otros mamíferos, muestran emociones y son receptores de estas cuando son seres de su misma especie los que las padecen, exteriorizan y reciben. Esto demuestra que, cuando se trata de la misma especie, las emociones son comunicables, como otro tipo de lenguaje. Pero que chocan con la barrera animal.

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Pero según un estudio reciente de la Universidad de Lincoln, en Reino Unido, los perros son capaces de saltar esa frontera empática, y consiguen entender nuestro estado de ánimo, interpretar nuestras emociones y utilizar esa información para reaccionar en consecuencia: prestar atención, consolar, sentir que negación o afirmación, etc…

La investigación se publicó en la revista Biology Letters de la British Royal Society y consistió en evaluar a 17 perros a los que se les presentaron los rostros de seres humanos a los que no conocían, con los que no poseían un vínculo, y a la vez se les presentaba un sonido de voz. 

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El experimento quiso probar si un perro entiende o empatiza con un desconocido

El experimento hizo que los rostros de las personas no mostraran una emoción pareja con la voz. Es decir, durante la primera fase del experimento los perros fueron puestos en contradicción con rostros que mostraban alegría mientras escuchaban una voz enfadada, y viceversa. También, rostros tristes, con voces alegres. Durante esta primera fase del estudio, los perros prestaron una atención leve. Primero observaban, y luego perdían el interés. 

Sin embargo, el experimento culminó cuando en la segunda fase, las emociones que demostraban los rostros eran parejas a las voces. Gesto de alegría y voz de alegría, gesto de tristeza y voz de tristeza. En estos casos, los perros reaccionaron demostrando más interés y atención. Según Kun Guo, responsable del estudio de la Universidad de Lincoln, “La investigación ha demostrado que los perros sí tienen la cualidad de integrar dos fuentes distintas de información sensorial, y de desarrollar una percepción coherente de las emociones que no forman parte de su especie, como son las humanas. Esta capacidad cognitiva sólo había sido detectada en seres humanos”.

Lo que hace importante este hallazgo es que los perros del estudio no mantenían ningún contacto anterior con las personas de las que recibieron las emociones, por lo que no existía un adiestramiento emocional anterior que hubiera podido anticipar esta situación, y así se demostró que los perros logran recibir el mensaje de nuestras emociones, pese a que no nos conozcan.

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