La castración y esterilización son dos opciones muy inteligentes y responsables a las que suelen recurrir los dueños de perros y gatos en caso de decidir no tener camadas. Son dos tendencias cada vez más extendidas y recomendadas por los expertos puesto que, además de ayudar a prevenir posibles abandonos de mascotas, es una manera de garantizar su bienestar (dado que puede prevenir algunas enfermedades) y favorecer la convivencia con ellos, puesto que, de lo contrario, pueden plantear algunos problemas de conducta. Pero, a pesar de emplear estos dos términos indistintamente y tener un mismo objetivo -el de limitar la natalidad-, es conveniente de puntualizar que son dos intervenciones distintas.
Mientras que la castración consiste en la extirpación quirúrgica de la gónadas o glándulas sexuales de machos y hembras -y por tanto la secreción de hormonas-, la esterilización solo evita la fertilidad del animal de una forma menos invasiva, pudiendo conservar los testículos u ovarios y mantener una conducta sexual normal. No obstante, en ambos casos se trata de cirugías más o menos complejas que requieren de anestesia general, por lo que el periodo postoperatorio es una etapa un tanto delicada en la que se deben llevar a cabo ciertos cuidados básicos.
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Respetar el periodo de recuperación
Por lo general, el animal se suele recuperar de la anestesia de 24 a 36 horas después de la intervención y de sus secuelas 10 días después. Asimismo, los puntos se retiran transcurridos de 10 a 15 días por lo que lo más recomendable es que se mantenga en reposo o con una actividad muy moderada para favorecer el proceso de cicatrización. En el caso de las hembras, la herida muscular resultante de la operación tarda hasta dos meses en restablecerse, pero a partir de las dos semanas puede ir incrementando poco a poco su nivel de ejercicio. Por su parte, la esterilización de los gatos suele ser muy sencilla, por lo que pueden estar plenamente recuperados de 24 a 48 horas.
Cuidados postoperatorios
Lo más recomendable es que los días posteriores a la operación el animal se mantenga descansando en un lugar cómodo, cálido y tranquilo y alejado de ruidos de la casa. Asimismo, debemos vigilarle con regularidad para detectar una posible aparición de fiebre y observar el estado de la herida con el fin de evitar complicaciones tales como una infección. De este modo, se deben llevar a cabo una serie de cuidados básicos a fin de que se recupere en el menor tiempo posible:
-Alimentación. No hay que forzarles a comer en las horas después de la operación, por lo menos hasta que hayan eliminado por completo la anestesia.
-Limpieza. Se deberá limpiar la herida a diario en condiciones asépticas, evitando todo contacto con cualquier foco de gérmenes.
-Protección de la herida. El uso de collares isabelinos es muy eficaz para evitar que se la laman.
-Prevención del dolor. Si el animal tiene molestias, se pueden paliar con analgésicos y antinflamatorios previamente recetados por el veterinario. Si fuera necesario, también podrían pautarse antibióticos.