Evita las peleas felinas cuando un nuevo gato llega a casa
Llevar a un nuevo gato a casa puede ser conflictivo cuando ya tenemos otro, pero podemos intervenir como mediadores para que sea hagan amigos.
El vínculo que nos une a nuestras mascotas es muy especial. El sentimiento de posesión y territorialidad es evidente, porque ellos se hacen los amos de la casa y desde su punto de vista son los guardianes de este espacio, y todo aquel nuevo visitante debe pasar por su examen.
Cuando recibes visitas en casa, sabes que tu gato se acercará a ver quién es y, de alguna forma, le hará pasar por su aprobación. Generalmente suele ser muy recomendable que las visitas permitan que el gato se acerque y les salude, y en el caso de los humanos este reconocimiento “fronterizo” no tiene por qué ir a más ni causar un problema. Pero, ¿qué pasa cuando el invitado es un nuevo gato con quien el nuestro deberá compartir territorio?
No es recomendable dejar a los dos gatos solos, sin un periodo de adaptación donde ambos puedan medir las distancias y acostumbarse al otro poco a poco. Para una mascota, su sentimiento de pertenencia y “posesión” no es una decisión que ejerza con egoísmo, sino que sus instintos le hacen comportarse de forma territorialista e imponiéndose a los intrusos. Si lo que pretendemos es que ambos gatos se integren de la mejor forma, nuestras decisiones pueden ser cruciales.
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Separar espacios
Para ir poco a poco, ambos gatos deben saber que el otro existe, pero debemos minimizar su contacto. Para ello es muy recomendable que el gato nuevo viva inicialmente en una habitación separada del resto de la casa, donde disponga de todas las comodidades que precisa para su vida doméstica: con arenero, comedero, camita, agua y juguetes.
El objetivo no es que se vean de vez en cuando, sino que durante los primeros días el gato nuevo permanezca completamente aislado del resto de la casa, y especialmente del gato que vive en ella. Este, empezará a desarrollar un interés por él porque de forma natural ya que poco a poco le llegará su olor. Pero, al no haberle visto ni haber tenido ningún contacto real, no sentirá estrés porque todavía no tendrá la noción clara de que ese otro gato “extraño” existe y está presente.
Esta situación es recíproca. El gato nuevo también detectará que hay un gato en la casa porque probablemente la habitación en la que viva esos días estará impregnada de su olor, y no de forma suave, sino de forma clara. Pero así, el nuevo gato sabrá de forma natural que está en el territorio de otro gato, y sin embargo no le estaremos poniendo a prueba enfrentándose directamente a él, por lo que minimizamos todos los riesgos.
Prepara al gato nuevo
Esos días de “aislamiento” son cruciales para jugar con el gato nuevo y hacernos sus amigos. Él notará que en nuestro olor está también la presencia de otro gato, por lo que servirá también para presentarle. Mientras podemos aprovechar para que el gato nuevo coja confianza paliando el mal humor que inicialmente tienen estos felinos cuando llegan a una casa nueva.
Es muy importante que en tu casa se mantenga un ambiente pausado durante este periodo de adaptación: sin ruidos estridentes, y donde nos movamos con tranquilidad, sin forzar ninguna clase de juego estresante. Es muy recomendable tratar de acariciar al gato nuevo, porque durante esos días de adaptación se sentirá muy vulnerable.
Para que el gato recién llegado no se atrinchere en un escondite, puedes colocar mantas o toallas en los bajos del sofá o en zonas que para ti pueden tener difícil acceso pero que a él le pueden servir como cueva. Haz que su cama obtenga una posición importante, en el centro de la estancia, y coloca dentro algún juguete
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La presentación, en transportín
El momento de la presentación también debe dilatarse, no es cuestión de ponerles juntos en la misma habitación de forma abrupta. Lo más recomendable es situar al nuevo en un transportín, en el centro del salón, y colocar a su alrededor comidas o chuches. Así, el gato anterior se acercará con curiosidad, pero también valorando este encuentro como algo positivo. Ya conoce su olor, porque ha tenido varios días para percibirlo, ahora sabe que procede de ese transportín. Probablemente no se acercará demasiado, olerá, comerá algo de la comida, y le mirará de soslayo. Ese es el momento de volver a llevar al gato nuevo a su habitación, hasta mañana.
Repite el encuentro con transportín durante varios días, y cada vez aleja más la comida y las chuches del transportín. Realiza estos encuentros durante cuatro o cinco días, y durante no más de media hora.
El cara a cara
Pasado este tiempo podemos presentarles, pero aún debemos tomar una posición muy activa. Lo recomendado es que el gato nuevo esté en nuestros brazos, que no le soltemos y nos sentemos en el sofá para que el gato de la casa se acerque con curiosidad y lleguen a comunicarse, tocándose levemente. Ese proceso también puede repetirse durante varios días.
Pasados 10 días desde que el gato nuevo llegó a casa ya podemos dejarles libres, para que se encuentren sin mediación. No temas si primero parece que hay desinterés, o si percibes que no se llevan bien y alguno de los dos gatos lanza un bufido. Es normal. Pero ya tienen las bases para asimilarse con facilidad, el resto ya es solo cuestión de tiempo.
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