El moquillo es una enfermedad que, aunque puede pasar por un simple resfriado, podría llegar a ser mortal para los perros, ya que afecta a varios órganos. También conocida como distemper o enfermedad de Carré, esta afección está causada por un virus de la familia paramixoviridae, similar al del sarampión humano, y es altamente contagiosa. Sigue leyendo para conocer los detalles, las causas y las consecuencias de esta peligrosa dolencia.
-Leer: ¿Cómo saber si mi perro tiene leishmania?
¿Qué es exactamente el moquillo?
El moquillo es una enfermedad infectocontagiosa viral que no solo afecta a los perros, sino que puede repercutir también en la salud de otros cánidos como lobos o chacales. Esta patología afecta principalmente a perros cachorros, aunque cada vez es más común que perros de avanzada edad se contagien. Cuando esto pasa las consecuencias pueden ser fatales ya que, cuanto más anciano sea el animal, más sufrirá los síntomas.
Prevención
Para prevenir el moquillo lo único efectivo es vacunar a nuestro perro contra esta enfermedad. Si bien la vacuna no tiene un 100% de efectividad y hay ocasiones en las que, incluso estando vacunado, el cachorro enferma, no proteger al animal es una opción mucho peor. La primera vacuna se pone cuando el perro tiene entre 6 y 8 semanas y, a partir de entonces, es recomendable inyectar un refuerzo anualmente. Es muy importante mantener al perro recién nacido lo más aislado posible mientras no haya sido vacunado contra el moquillo.
Contagio
Uno de los problemas principales de esta enfermedad es lo fácil y rápido que puede ser el contagio, ya que se puede producir simplemente por las partículas que quedan en el aire del ambiente que un animal contagiado ha ocupado.
Además, el moquillo se puede transmitir a través de fluidos corporales como la orina y la baba o al comer o beber del mismo lugar en el que otro perro contagiado haya consumido.
Síntomas
El virus del moquillo se incuba entre 14 y 18 días dentro del can y, después de ese periodo, empiezan a aparecer los primeros síntomas. Lo primero que notaremos en un perro contagiado es una secreción acuosa –que puede llegar a tener pus- en los ojos del animal. Fiebre, secreción nasal, diarrea, tos, vómitos, falta de apetito o letargo son otros de los síntomas que, combinados, son un claro aviso de que algo no va bien en el interior de nuestra mascota.
En algunos casos las almohadillas de las patas pueden verse afectadas engrosando su tamaño, pero este síntoma no siempre aparece, por lo que no podemos estar pendientes solo de eso si tenemos dudas acerca de si nuestro perro está enfermo.
El moquillo puede ser difícil de detectar ya que algunos síntomas pueden encajar con otros consecuentes de, por ejemplo, un exceso de calor o un día de más ejercicio del habitual.
-Leer: Claves para controlar la diabetes en los perros
Tratamiento del moquillo
El tratamiento para combatir esta enfermedad solo puede ser facilitado por un veterinario que, previamente, habrá hecho las pruebas pertinentes para diagnosticar si nuestra mascota está infectada de moquillo. Es importante saber que cuanto antes se diagnostique la enfermedad más posibilidades hay que supervivencia por lo que, ante el más mínimo síntoma, lo mejor es poner nuestra mascota en manos de profesionales.
Esta afección es muy difícil de curar y el tratamiento para los perros infectados se limita básicamente a tratar, mediante antibióticos, de remitir las infecciones causadas y paliar los síntomas que más limitan al perro.
Hidratación, reposo y complejos vitamínicos conforman la receta perfecta para cuidar a una mascota enferma de moquillo.