Todo lo que debes saber sobre la epilepsia en los perros

Pedaleo en las extremidades, salivación abundante, micción o defecación sin control y pérdida del conocimiento son algunos de los síntomas

por Gtresonline

Al igual que ocurre con los humanos, los perros también pueden padecer ataques epilépticos. La epilepsia idiopática, como se conoce científicamente, es una enfermedad hereditaria cerebral caracterizada por unos síntomas similares a los manifestados en personas que sufren esta patología del sistema nervioso. Aunque se da principalmente en perros de razas grandes, como pastor alemán, san bernardo o setter, cualquier animal es susceptible de padecerla. Sin embargo, y pese a que se trata de una enfermedad crónica muy angustiosa para los dueños del animal, se pueden minimizar notablemente los ataques con el tratamiento idóneo, regalando a tu mascota una vida perfectamente normal y feliz.

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¿Cómo se manifiesta?

La epilepsia se manifiesta mediante ataques epilépticos, que son producidos por pequeñas descargas eléctricas en el cerebro, y hay ciertas señales en el comportamiento del animal que pueden anticipar a los dueños que sufrirá un episodio. Antes del ataque, el perro estará nervioso, confundido y algo desorientado. Además, puede mostrar pequeños temblores, salivar en exceso e incluso vomitar espuma blanca.

Durante el episodio, el can puede caer al suelo y convulsionar, mostrando espasmos con pedaleo en las extremidades, escupir mucha saliva o incluso hacerse sus necesidades de forma involuntaria. En la mayoría de ocasiones, el perrito acaba perdiendo la consciencia. Estará totalmente agotado y muy confundido después del ataque epiléptico, pudiendo perder la vista por unos minutos y correr desorientado y asustado.

¿Cómo actuar?

Ante todo, se debe intentar conservar la calma y colocar al animal sobre una superficie blanda y mullida, como una cama o un sofá, para que no se golpee o se haga daño mientras se producen las convulsiones. Durante el ataque, que suele durar de uno a dos minutos, no hay que intentar sacar la lengua del perro, porque puede correr el riesgo de mordérsela. Una vez finalizado el episodio, hay que dejar que el animal se recupere en un lugar tranquilo con un cuenco de agua fresca al lado porque, después del ataque epiléptico, el perro está agotado y desorientado.

Además, es posible que se asuste y comience a correr, chocándose con las cosas, y debemos intentar calmarlo con el mayor tacto posible. Cuando el perro esté tranquilo y haya descansado, se debe acudir a una clínica veterinaria para que lo examinen y le den el correspondiente tratamiento médico.

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¿Cuál es el tratamiento?

La epilepsia es una enfermedad crónica, que no tiene cura. Lo más probable es que el animal requiera seguir un tratamiento durante toda su vida, basado en una medicación que disminuye la proliferación de descargas en el cerebro. A pesar de que no existen remedios naturales que acaben con esta patología, hay expertos que recomiendan los tratamientos con acupuntura y homeopatía, que pueden ayudar a que el animal se relaje y, por consiguiente, pueden contribuir a reducir los ataques y la intensidad de los mismos.

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