Con la llegada del verano, si quieres disfrutar de unos días de playa, es posible que quieras ir acompañada de tu fiel amigo. Si tomas una serie de precauciones y estás atenta a las normativas, podréis ir juntos y refrescaros por igual con un buen baño en el mar.
Prepara su propia bolsa de playa
Es muy importante llevar una mochila con todas las cosas que tu perro necesita: sus papeles en orden; su bebedero, agua, y algún premio para reforzar su buen comportamiento; su comida y el comedero si vas a pasar todo el día fuera; un protector solar y, si tiene las patas delicadas, un protector para sus almohadillas; si quieres llevarle un juguete, elige uno que flote en el agua para que se divierta mientras se baña.
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Llévalo bien identificado
Aunque tu perro lleve el microchip obligatorio, si vas a la playa (lo mismo ocurre si vas a la montaña) es conveniente que le añadas una identificación extra. Puedes ponerle una chapa en el collar con su nombre y tus datos. De esta manera, en caso de pérdida, será más fácil que te localicen y puedas recuperar a tu mascota.
Infórmate bien de la normativa de cada playa
No existe una única normativa para el acceso a las playas en nuestro país, y el ayuntamiento de cada localidad es el encargado de aprobar sus propias ordenanzas sobre este asunto. Así que, aunque en los últimos años ha aumentado el número de playas que admiten perros, es importante que te informes de si puedes acceder o no a la playa elegida con tu perro.
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Elige las horas adecuadas
Aunque puedas pasar toda la jornada en la playa con tu perro, los mejores momentos son a primera hora del día (hasta las 11 de la mañana), y a última hora del día (a partir de las 5 de la tarde). En esas franjas evitarás el calor excesivo y la afluencia de gente será menor: así podrá correr por la arena y bañarse en el mar con mayor libertad y comodidad.
Ten precaución con el baño
Asegúrate de ofrecerle a tu perro un baño seguro y elige zonas donde el mar sea poco profundo y no haya corrientes. Y aún así, hay que prestarle atención siempre que esté en el agua, sobre todo si hay medusas o erizos. Si las condiciones del mar no son seguras (te lo dirán las banderas), es mejor dejar la playa para otro día, sobre todo si tu perro es de los que corre a bañarse en cuanto ve el agua.
Pero no a todos los perros les gusta bañarse, y puede que el tuyo sea uno de ellos. En ese caso, no le fuerces a meterse en el agua: bañarse no es la única diversión de la playa. Si quieres acostumbrarle al mar, hazlo de manera gradual y aprovechando alguna actividad que le guste mucho, como ir a recoger la pelota.
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Mantén limpia la playa
Para propiciar una buena convivencia entre perros y personas, es importante que los dueños de mascotas mostremos nuestro comportamiento más cívico en la playa, al igual que hacemos en la ciudad. Lleva contigo las bolsas para recoger sus heces y asegúrate de dejarlas, bien cerradas, en una papelera o contenedor. Si mantenemos la playa limpia, todos podremos disfrutar de ellas.
Al volver a casa, un buen aseo
Cuando llegues a casa, un baño con agua dulce eliminará los restos de sal y de arena y le ayudará a evitar picores e irritaciones en la piel. Es importante que revises bien las orejas y te asegures de que no tiene ni agua ni arena en su interior. Si tras haber ido a la playa, tu perro sacude la cabeza y se rasca con insistencia los oídos, consulta con tu veterinario por si se tratara de una otitis.