¿Sabías que los perros pueden ayudarte si tienes diabetes?
Los canes de alerta médica detectan los niveles bajos de azúcar en sangre, ladrando y poniendo sobre aviso a la familia ante un ataque de hipoglucemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada 11 personas en todo el mundo sufre diabetes, una alarmante cifra que, según apuntan, podría duplicarse en los últimos años. Esta enfermedad está causada por la incapacidad del organismo de producir cantidades suficientes de insulina, lo que provoca que la sangre porte un exceso de glucosa que, a la larga, acaba dañando diferentes órganos de todo el cuerpo.
Puede ocurrir que una persona diabética, como consecuencia del tratamiento a base de insulina u otros medicamentos (como sulfonilureas o glinidas) sufra un descenso del nivel de azúcar en la sangre (normalmente se considera hipoglucemia cuando los niveles de azúcar están por debajo de 70 mg/dl), lo cual puede acarrear también serias dificultades.
Pues bien, además de tomar las medidas que ayudan a controlar esta afección crónica que padecen cerca de 400 millones de personas en todo el mundo, como realizar ejercicio físico o cuidar la alimentación, existen unos aliados caninos que pueden anticiparse a un inminente descenso de azúcar en la sangre y, por tanto, evitar un ataque de hipoglucemia (bajo nivel de glucosa o de azúcar en la sangre).
Con aproximadamente unos 20 minutos de antelación y gracias a su olfato, estos perros, que actúan como una verdadera alerta médica, están especialmente entrenados para advertir a su compañero humano cuando su azúcar en la sangre esté por debajo de los 60 mg/dl. Alba Dorda, responsable de la Fundación Bocalán (www.bocalan.eu), una escuela de formación de profesionales caninos, nos explica cuáles son las increíbles habilidades de estos perros detectores, cómo es su formación y entrenamiento y qué labor realizan junto a los usuarios.
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Un buen olfato
Los perros que apoyan y mejoran la autonomía personal de las personas con diabetes están entrenados para detectar un shock insulínico de su dueño a través de señales olfativas. Sin embargo, no todos los animales son válidos para esta misión. "Buscamos perros que tengan un buen nivel de olfato para la detección", señala la responsable de la Fundación Bocalán, que asegura que no importa la raza del can, sino sus habilidades y disposición. "Las razas más habituales entre los perros de asistencia son el labrador retriever y el golden retriever por su carácter afable, dócil y apacible. También es muy común el springer spaniel inglés por su buena capacidad olfativa", continúa la experta.
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El entrenamiento
No obstante, que estos animales consigan detectar los niveles bajos de concentración glicémica en sangre del usuario requiere de un riguroso entrenamiento, que realizan conjuntamente los dueños y la fundación junto al can. "Entrenamos al perro en nuestras instalaciones gracias a las muestras que nos envían los futuros usuarios. Se trata de muestras de sudor o de saliva que se recogen en el momento que el paciente está sufriendo una bajada de azúcar en sangre", apunta Dorda, que matiza que la formación de los perros se realiza con reforzadores positivos o premios, normalmente comida. "Buscamos que cuando el perro huela la hipoglucemia, ladre o ponga sobre aviso a la familia de alguna manera. Los animales detectan un shock insulínico que puede suceder en los próximos minutos e incluso horas, consiguiendo evitar aquellos daños neurológicos que pueda tener el usuario por esa bajada de azúcar", continúa la profesional, quien asegura que, a pesar de que es un servicio muy solicitado por parte de los enfermos de diabetes, es muy difícil encontrar gente comprometida que esté dispuesta a mandar muestras de forma periódica para la adecuada formación de los perros de asistencia.
La convivencia con los usuarios
A pesar de que se hace un contrato de cesión del animal al usuario, la responsabilidad final del perro es de la fundación. Así, en caso de maltrato o cualquier tipo de problema, la organización puede tener capacidad de decisión sobre el futuro de ese animal. No obstante, una vez que el can se aloja con su nuevo dueño, este se encarga su alimentación y citas periódicas con el veterinario. "Cuando entregamos el perro al usuario, estamos unos días enseñándole qué necesidades y cuidados requiere el animal. Además, trabajamos el traspaso de esas muestras al usuario real. Así, cuando se produce una hipoglucemia durante el acoplamiento, trabajamos conjuntamente con el perro hasta que se acostumbran a su nuevo dueño", explica Alba, que incide en que "no son máquinas", sino seres vivos que pueden detectar la hipoglucemia perfectamente, pero también puede suceder que estén distraídos en un ambiente con muchos olores o estar dormidos profundamente y no percatarse del incidente.