La atracción entre estos dos signos de Fuego es inmediata y sus caracteres y formas de ver la vida y el mundo se adaptan a la perfección. Leo ha nacido para triunfar, le encanta tener un público fiel y un montón de seguidores dispuestos a rendirle constante pleitesía. Aries puede ser esa persona que comparta papel y protagonismo en escena y eso les puede dar mucho juego a ambos.
La atracción no disminuirá con el tiempo, será fuerte y constante, pero, para que este amor no quede oculto con nubarrones de tormenta, cada uno debe tener claro dónde acaban sus prioridades y empiezan las de su pareja. El respeto y la comprensión serán fundamentales.
Lo mejor. Diversión, ganas de jugar, vitalidad y efusivas demostraciones de cariño.
Lo peor. Entrar en conflicto por intereses particulares. Las intromisiones familiares.