Mausha Marsá estaba destinada a ser interiorista. Nació en una familia de arquitectos y constructores y desde muy pequeña tuvo claro que su vocación era crear belleza allí donde estuviese. “Soy la pequeña de tres hermanos y yo ordenaba y organizaba todo en casa, lo ponía más bonito, me preocupaba cómo lucía cada rincón...”, recuerda. Hoy su estudio no deja de crecer; y su seña de identidad son los espacios limpios, coloridos y con una iluminación muy cuidada. También la funcionalidad. “Es importante pensar en las circulaciones y en las proporciones para que todo funcione”, concluye.
La luz: “Con la iluminación se pueden conseguir espacios mágicos. Es importante jugar con iluminaciones indirectas, cálidas e integradas; que tenga presencia pero no protagonismo, sacando lo mejor de las piezas más importantes”.
El salón, con obra de Eduardo Lalanne y mesas diseñadas por ella.
Los materiales: “Es importante que la caja de la vivienda sea atemporal y cuente con materiales perdurables. El toque actual se puede dar en pinturas, papeles, telas... que con el tiempo se pueden cambiar”.
La función: “La forma en la que cada uno disfrutamos de nuestras casas es lo que definirá qué estancias o rincones tendrán mayor protagonismo... ¡Y también el espacio de almacenaje que se debería reservar!”.
Una preciosa librería de madera, con escultura de Monkey Home y centro de flores de Verde Pimienta.