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La artista Macarena Kindelan nos abre las puertas de su piso y estudio de Madrid

Un hogar colorido y acogedor en el que, además de ilustrar, da rienda suelta a su creativa y entusiasta personalidad

24 de marzo de 2025 - 12:47 CET24 de marzo de 2025 - 12:47 CET

Viendo el apartamento donde reside Macarena Kindelán junto a sus cuatro hijos (Juana, 20; Mateo, 19; Pelayo, 17 y Micaela, 14), y que ella misma ha decorado, entiendes por qué la palabra ilustradora le aprieta en las costuras. Su visión trasciende la página en blanco y se desborda por cualquier labor que emprende. En su cabeza bullen las ideas y en sus manos la sensibilidad para ejecutarlas. Probablemente, referirse a ella como artista o diseñadora le permita desenvolverse con más holgura por una vocación creativa que decidió profesionalizar y que, desde hace unos años, ha estado visiblemente vinculada a la ilustración. Con esa misma amplitud de movimientos y un desparpajo natural, nos recibe un miércoles cualquiera en su hogar de Madrid. El único lugar en el mundo que refleja fielmente a la mujer renacentista que es, una que crea sus propios muebles, salva plantas al borde del deceso e inventa looks combinando un par de “trapos olvidados”. Nos zambullimos en su vivaz y fascinante universo.

Macarena en el sofá del salón — Macarena, recostada en el sofá del salón junto a su inseparable perro Cos, nos da la bienvenida a su casa.

-¿Cómo diste con esta casa?

-Tras el confinamiento, me puse a buscar una más amplia y esta me encantó, tanto por el espacio como por la luz.

-La zona es muy tranquila y residencial, casi olvidas que estás en el corazón de Madrid. ¿Agradeces este impass?

-Para mí era importante que estuviera cerca del colegio de los niños, aunque ya van haciéndose mayores y algunos están en la universidad. Abrir las ventanas y escuchar pájaros en vez de coches es un lujo.

Macarena Kindelan en su comedor — Sobre estas líneas, la anfitriona poniendo la mesa en el comedor.

“Mi estilo es muy personal. Me gusta que el ambiente sea alegre, ordenado y que haya color, pero también un equilibrio que permita relajarse”

-¿Tuviste que meterle mucha mano al piso?

-Estaba en buenísimas condiciones, con lo que solo tuve que adaptarlo a nivel estético, nada estructural. Pinté, quité alguna puerta, añadí un tabique y reformé los cuartos de baño, poco más.

-Habiéndolo decorado tú misma, ¿cómo lo describirías?

-Con un estilo muy personal. Me gusta que el ambiente sea alegre y ordenado y que haya color, pero también un equilibrio que permita relajarse y estar a gusto.

“Cuando eres una persona creativa, lo eres para todo. Para tu casa lo primero, porque es donde más tiempo pasas”

-¿De qué manera te ha ayudado tu inclinación artística en este proceso?

-Cuando eres una persona creativa, lo eres para todo. Para tu casa lo primero, porque es el lugar donde pasas más tiempo. Aunque no he estudiado interiorismo, he hecho algunos proyectos de decoración, tanto para particulares como para empresas, y siempre los he disfrutado mucho.

-¿Con la habilidad para saber mezclar, de la que haces gala, se nace o se hace?

-Creo que se nace, pero también se puede ir alimentando con los años.

El salón de Macarena Kindelan — Estéticas, épocas y acabados dispares dialogan en perfecta armonía en el salón

-¿Una estancia de la que te sientas particularmente orgullosa?

-El salón. Es perfecto para leer, charlar y descansar, pero también para llenarlo de gente y divertirse.

-¿Y algún rincón favorito donde te concedas un momento para ti?

-La terraza, sobre todo por las mañanas. Es el mejor sitio para desayunar, aprovechando los primeros rayos de sol. ¡Se ven unos amaneceres increíbles! Aquí paso muy buenos ratos cuidando de mis plantas. La cocina también me gusta, porque sirve de punto de encuentro y es donde surgen las mejores conversaciones. Además, me atrae probar nuevas recetas. Mi hijo Pelayo cocina genial y se quiere dedicar a ello. Muchas veces él ejerce de chef y yo de pinche.

Macarena Kindelan en la cocina — La cocina, blanca y de aspecto funcional, se articula en torno a una isla y cuenta con un pequeño comedor. Junto a estas líneas, la artista a los fogones.

-Las habitaciones están repletas de cosas hechas por ti. Háblanos de esta faceta autodidacta tuya.

-Me encanta recuperar todo tipo de artículos. Cuando paso al lado de un contenedor, no puedo evitar mirar si hay algo interesante que hayan tirado. He rescatado desde muebles hasta plantas. Es supersatisfactorio darles una segunda vida y ver, en el caso de estas últimas, cómo reviven y vuelven a florecer.

-¡Hasta has customizado el vestíbulo!

-Mientras no moleste a nadie, tiendo a personalizar todos los espacios que uso (ríe). Así que empapelé el descansillo del ascensor, colgué algunas ilustraciones en la pared y, como tiene luz natural, puse una cómoda con varias plantas alrededor.

“Me encanta recuperar cosas, desde muebles hasta plantas, e ir a mercadillos los domingos”

-Si por la calle eres capaz de encontrar tesoros, te debe encantar ir de mercadillos...

-Sí, me chifla. Voy al Rastro de vez en cuando y también al mercadillo de Navacerrada. Me parece un plan de domingo muy divertido.

-¿Cuáles son tus direcciones de cabecera, más allá de esto?

-No tengo sitios fijos, me he ido topando con las cosas que he comprado o las he heredado de mi familia, y luego les he dado mi aire.

Macarena tomando café en su cama con su perro

-¿Algún objeto que tenga especial valor sentimental para ti?

-El retrato de mi padre que pintó su amiga Águeda de la Pisa cuando eran vecinos. Nos hace compañía en el salón.

-Dedicándote a ello, ¿sueles invertir en arte?

-Me apasiona el arte, pero no soy inversora. Tengo un cuadro precioso de mi tío Carlos en el comedor, otro de mi tía Mati y varios de mi familia de los que me he ido apropiando. ¡Con eso tengo las paredes cubiertas!

“Me siento muy orgullosa del salón, pero la terraza es mi lugar favorito, sobre todo para desayunar y cuidar de mis plantas”

-¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser ilustradora?

-Más bien diría que mi vocación es el diseño en general. Si pudiera, diseñaría cuanto me rodea: muebles, ropa, jardines... La ilustración es una pata más, y a la que me dedico de forma continuada desde hace unos años, pero también hago mis pinitos en la decoración y colaboraciones.

-¿Tienes algún proyecto nuevo entre manos?

-Cada vez me interesa más el diseño consciente, es decir, crear con un propósito. He estado trabajando en una iniciativa llamada ‘Ponme verde’ que, a grandes rasgos, consiste en idear rincones llenos de vegetación para que cualquiera pueda disfrutar de las plantas en su entorno.

Macarena en su estudio — Kindelán ilustrando en su estudio

Un detalle decorativo de la casa de Macarena

Un rincón de la casa de Macarena, con una guitarra

-¿Es cierto que las buenas ideas te pillan trabajando?

-¡Totalmente! Gran parte del tiempo que tardo en realizar cada encargo se lo lleva pensar qué voy a dibujar. Hago bocetos, exploro... hasta que por fin llega la idea final.

-¿Qué otras actividades ocupan tu tiempo libre?

-Estar con mi gente, pasear por el campo y cuidar durante horas de mis plantas.

-¿Sueles ejercer de anfitriona, como has hecho con nosotras?

-No lo hago mucho por perezosa, pero cuando invito procuro atender cada detalle para que todo esté rico, bonito y, sobre todo, para que pasemos un rato a gusto.

Macarena regando las flores de su terraza — Regando las plantas en la terraza

Imprescindibles

Un sofá modular: Para la ilustradora este es, sin duda, el mueble que no puede faltar. “Ha de ser bonito, además de extenso y cómodo”.

Una mesa grande :“Para poder comer en familia, pero también con espacio de sobra para que se sumen los amigos”.

Un diy vistoso: “El sillón que tengo junto a la guitarra lo compré bastante estropeado en El Rastro, así que decidí tapizarlo con una tela que encontré en el mercadillo de Marbella”.